La nueva Spider-Man es una película sobre
crecer, sobre conocerse, sobre aceptarse y ocupar el lugar que el destino te ha
reservado en este mundo. Porque uno puede creer que sabe quién es, pero la
verdad es que la personalidad se define con hechos, no con suposiciones, y esta
vez, no sin rasguños, Peter Parker tiene que hacer un par de cosas que lo
ayudarán a caber del todo en su traje de araña. Aunque recién se está
convirtiendo en lo que algún día será, queda claro que tiene lo que se necesita
para ser quien es.
La cinta arranca un poco después de lo
visto en Capitán América: Civil War,
cuando Peter debe volver a casa después de su primera misión bajo el ala de
Tony Stark y reintegrarse a su vida normal y adolescente, pero claro, él ya no
es normal y nunca más lo será porque está convencido de ser otra cosa. Aquí
algo clave: quiere, como todos los chicos de su edad, acelerar el tiempo, precipitarse
hacia un futuro para el que cree estar listo y ser tomado en cuenta y en serio:
está desesperado por descubrir la vida y eso tiene un precio.
Más allá de un par de secuencias de
acción verdaderamente memorables (cuando rescata a sus amigos en el Monumento a
Lincoln, en Washington DC; cuando, hacia el final, pelea uno contra uno con Vulture),
los momentos más emocionantes y entrañables de la cinta ocurren cuando Peter debe
defenderse sin traje, cuando habla con su mejor amigo y comprendemos lo
profundo y cómplice de esa amistad, cuando suspira por la chica que le gusta y
a la que le cuesta enfrentar porque se pone nervioso, frágil, vulnerable.
El director Jon Watts tuvo mucha razón al
incluir, muy brevemente, al fondo de una escena, unos pocos cuadros de Ferris Bueller’s Day Off (1986), una de
las mejores obras de John Hughes, acaso el cineasta que inventó el género
adolescente o que por lo menos le dio el espacio y la importancia que merecía. Esta
Spider-Man tiene mucho de Hughes, una sensibilidad que se muestra sin complejos,
ese sentido del humor omnipresente y las ganas de estar siempre del lado de los
protagonistas, de jugárselo todo por defender a sus personajes.
Spider-Man vuelve a empezar con el actor Tom
Holland al frente y no es coincidencia que se trate del Peter Parker más joven
que hayamos visto en el cine hasta la fecha: se siente nuevo y fresco y casi
dan ganas de que no le pase todo lo que le pasa pero supongo que nunca se es demasiado joven para crecer, así
sea un poco a la fuerza. Esta película termina siendo sobre tomar decisiones,
sobre atreverse a tener valor, sobre ser uno mismo y estar dispuesto a vivir en
el intento.
(El Diario Manabita)
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1 comentario:
La prejuzgue pensando que era una oelicula animada. Me entraron ganas de verla
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