5.28.2010

Cenizas en el cielo


El cielo tiene el color de la ceniza. Una nube espesa sigue bajando, primero se queda en las antenas, en el cerro, y luego se reparte entre los techos de las casas, los parabrisas de los autos, los árboles, la calle. Y, claro, también se derrama en la gente. Cae ceniza sobre Guayaquil y yo nunca había visto caer ceniza sobre Guayaquil. Escribo desde la sala de un apartamento en el barrio Los Ceibos, al norte. Por la mañana, al despertar, corría todo el viento del verano y cuando vi el cielo cubierto le di las gracias por ocultar al sol, que en Guayaquil puede ser tan pero tan cruel. El Pescado y yo agarramos nuestras cosas y fuimos caminando al cuarto de ensayo. Todo bien, cero calor, nada de ese sudor que al mezclarse con el polvo de la ciudad se convierte en mugre líquida. Empezamos a tocar a eso de las once de la mañana. Temas nuevos, frescos, canciones que aún no se terminan pero que estarán en nuestro próximo disco. Me gusta crear. De pronto tocas algo que antes no existía y el mundo, todo el mundo, parece un lugar nuevo y distinto. Hoy pulimos un tema muy complicado y, para equilibrar, hicimos una canción de pocos acordes, con ritmo más o menos continuo y cuya letra se reduce a una sola frase que se repite y se repite con diferentes tonos e intensiones. Una canción divertida y acelerada, con algo de Johnny Cash y una cercanía inevitable a Perrosky. Bien. Cuando salimos eran las dos de la tarde y nos encontramos con una lluvia de ceniza, como si alguien, tal vez un gigante, estuviese fumando un cigarrillo y nosotros viviéramos en su cenicero. Si fuese nieve todo sería más increíble y más estético, pero no, es la ceniza del Tungurahua que se te mete en los ojos y en la boca y te hace sentir sucio. Hicimos el camino de vuelta tan rápido como fue posible. Nuestra ropa y los estuches de los instrumentos igual quedaron cubiertos de polvo. Dicen que está cayendo sobre toda la ciudad y salir a caminar es imposible (y eso que en Guayaquil siempre es imposible caminar) porque los autos pasan a tu lado y levantan un rastro que ya mezclado con la calle tiene el color de la tierra. Al parecer, el plan de hoy será el encierro. Formato bastante conveniente para dos personas que quieren terminar un disco.

5.26.2010

Libros que hacen BUM


Todo lo que necesitas saber está en los libros. Léete todos esos libros y libera tu mente. Libera tu mente y tu culo la seguirá. ¿Queda claro?


De Cosas que hacen BUM, de Kiko Amat.

5.19.2010

HD vuelve a casa y sale del país


Tarde o temprano tenía que pasar. Aunque no fue premeditado, me parece casi mítico y harto simbólico que la última ciudad (por lo pronto) en este indie book tour que hemos hecho sea, precisamente, la ciudad en la que nacimos Miguel Morales y yo. HD llega al Club Rotario de Portoviejo Rock City este jueves 20 de mayo a las 20h00, con la participación estelar de uno de sus padrinos de bautizo, Francisco “El Pájaro” Febres Cordero. El plan es hacer algo así como una entrevista en vivo y aprovechar a nuestro invitado de honor. Curioso, ya son varias personas las que me preguntan si el título de la novela es una forma de atentar contra la Revolución Ciudadana, más aún contando con la presencia del Pájaro. Pues no, en lo absoluto. Me gusta pensar que el libro es subversivo, pero no por ese lado o por lo menos nunca tan obvio ni tan barato. El nombre se me metió en la cabeza días antes de empezar el primer intento de escribirla. Estaba dando vueltas por Quito en la cabina del Halcón y de pronto apareció You Talk Way Too Much, de los Strokes, y dije claro, ésa es, ése es el nombre, ése es el motivo, ése es el gran problema: Hablas Demasiado. Y me dejé de hablar conmigo mismo y me puse a escribir.


Por otro lado, me complace anunciar que Dinediciones, la compañía que edita las revistas SoHo y Mundo Diners, ahora también distribuye HD dentro y fuera del país. He recibido varios comentarios en este blog preguntando si la novela estará en librerías internacionales y si bien ese es el propósito, por lo pronto pueden adquirirla escribiendo a nuestro Amazon privado. La dirección es:
elbroli@gmail.com. Allí les darán los itinerarios de vuelo y las condiciones meteorológicas para el viaje.

Ahí vamos…

5.14.2010

Martínez Zúñiga


El libro se llama El enemigo necesario, el autor es Marco Martínez Zúñiga (Guayaquil, 1979) y los trazos free style de la portada son fiel testimonio de lo que encontrarán en sus páginas. Lo tengo en las manos y eso es lo que parece, un libro, pero la verdad es que lo siento más cercano a la plástica que a la literatura. Lo de Martínez Zúñiga es una instalación, un lugar creado donde antes no había nada, un sitio (un túnel, tal vez, aunque también podría ser un puente o el fondo de un pozo sin fondo) al que uno entra para sentir algo. No se sabe dónde empieza y, mucho menos, dónde termina. Y tampoco es que eso, que le preocupa a tantas novelas y a tantos autores y a tantos críticos en estado crítico, en este caso importe gran cosa.

Veamos. Creo que hay dos amigos y una chica que es la novia de uno y la amante de otro. Sí, eso está claro, en estas páginas hay un triángulo amoroso que termina como terminan todos los de su especie: mal o muy mal o catastróficamente mal. Luego hay una lista interminable de bandas de death metal y grindcore y algo más que no sé qué es pero seguro suena duro, sangriento y a toda velocidad. A ratos, sientes que estás leyendo un blog enciclopédico sobre la escena under local. En medio hay un narrador llamado Santos Feijó (incluso se da el lujo de firmar al final) que, consciente de lo que esta novela puede hacerle a un lector, se permite capítulos donde explica, en corto, lo que sucede en la trama principal. ¿Hace falta esta explicación?, lo más probable es que no, o por lo menos no debería, pero es muy divertida y te hace sentir en confianza, entre panas, digamos. Luego la novela-no-novela sigue un camino que parece trazado por el azar y tal vez lo sea, pero se salva, se salva por esa voz tan real con la que se cuenta lo que no se cuenta y porque huele, casi que apesta, a verdad.

Hace rato que no leía algo tan asumida y orgullosamente guayaco (vale aclarar que El enemigo… no está orgulloso del Malecón 2000 ni de la regeneración urbana, nada que ver, acá los próceres viven en lo más alto del cerro y despachan drogas como Correa despacha ministros) Curioso. A veces parece que ningún escritor guayaquileño quisiera ser un escritor guayaquileño. Por lo general se encuentran historias que suceden en lugares neutros como el sinfín pálido de un set de TV. Pero bueno, cada uno puede escribir de lo que sea y situarlo donde se le venga en gana. Sin embargo fue esa localidad de moral metalera, ese acercamiento al espejo que devuelve lo que no queremos ver, la que me acercó a la casa de Santos Feijó y, claro, a la novela-no-novela de Martínez Zúñiga. Acá hay algo, algo real y medio crudo en lo que, tomando ciertas precauciones, se puede confiar. Cuando te encuentras en un libro (esto no quiere decir que encuentres a alguien como tú sino que sientas al mundo reflejado en una frase), cuando puedes decir de ley, loco, así es la huevada, sabes que estás frente a un tipo que lejos de ser el académico chanta, por siempre escudado en el bla-blá ilustrado, habla desde sus cicatrices y por ende, aunque se equivoca, no miente.

El enemigo necesario ganó el Medardo Ángel Silva en 2007, esto no lo convierte en un libro perfecto (se le ven las costuras y mil veces eso a que se le vean las fórmulas) pero sí en un ganador. Un libro que va ganando gente de a poco, que encuentra amigos casi de manera casual, como cuando vas a una fiesta que pensaste infumable y terminas fumando en el balcón y contándole la historia de tu vida a un perfecto desconocido.

Como pasaría en la novela-no-novela de Martínez Zúñiga, para leerla hay que contactarse directamente con el autor, que para nuestros efectos vendría a ser el pusher. Interesados favor llamar a los teléfonos 04-256 6064 y 080 76 88 47 o escribir a: marcomartinez1979@hotmail.com


En la calle todos me conocen y saben que soy uno de ellos. Lo digo sin orgullo, para nada. Pero es la verdad. Son gente, igual que yo. Conozco sus pecados porque son los míos.

Me encanta. Hay pensamientos que no se sabe a quién pertenecen.

Todos tenemos prioridades y entre las mías no está el mantener su amistad si eso significa sacrificar la oportunidad de satisfacerme. Además, ella misma lo propuso. Esteban, todavía no he conseguido el dinero. ¿No se te ocurre otra forma de cobrarme? Eso nadie lo dice sin una segunda intención. Y las dobles intenciones siempre incluyen sexo. Siempre.

Claro que hay un montón de bandas ecuatorianas de death metal y grindcore que me vuelan la cabeza… Pero igual: me quedo con el death de los gringos. Supongo que yo también soy un novelero de mierda.

Es ley seca y tengo todo el día bebiendo. Y soplando… La porción de cerro desde donde me narro tiene dos accesos posibles. Por ambas escaleras la gente sube a comprar teques o mugas. El almacén está abierto las 24 horas. Estamos en ley seca y acá todos están botando la casa por la ventana. Literalmente. Los pushers del cerro coleccionan la más heterogénea gama de basura de la galaxia. Les llevan de todo. Muebles apolillados, ropa agujereada, tecnología desactualizada. Nada, no pasa nada… Abajo, Guayaquil –el país entero- está de elecciones y aquí Walter vende doscientas hayacas por minuto. Y la gente se fuma doscientas hayacas por minuto.

Pese a lo que les dije en el capítulo 16, la verdad es que a ratos me cansa escribir sobre lacras, cachos y gente resentida. Pero para hablar decentemente sin ser cursi hay que tener talento, y me parece que por ese lado estoy jodido.

La diferencia es que ella no finge, su rencor es sincero. Y para mí, el que ella no me ame ya es una forma de violencia.

Yo siento lo mismo y no concibo cómo podemos tocarnos o dirigirnos la palabra con todo lo que sabemos el uno del otro.

El reto para ellos ahora no es únicamente llegar a grabar los nuevos temas, sino demostrar cuál es la necesidad de editar, en estos tiempos tan saturados de producciones musicales, un disco más. Cuando veo a Marco sentado fielmente a mi lado, llenándose los pulmones de crack, me doy cuenta de que lo lograrán.

El señor habla a través de tu boca, sanas a los enfermos con solo pensar en ellos. Hijueputa. Lo único que has hecho es cambiar de dependencia. Antes te escondías detrás de una pipa y ahora lo haces detrás de un tal Jesús. Sabes que en medio mes estarás rogando por una hayaca. Vas a tropezar en el primer bache que encuentres y entonces te vas a fumar hasta la camisa que llevas puesta.
- No hay peor ciego que el que no quiere ver, Esteban.
- Ni peor triquero que el que vive arrepentido de fumar.

Y Esteban llegará hasta Juan porque así debe ser, aunque se haya escondido debajo de las piedras, aunque tenga que prenderlo fuego al hospital entero.

Con razón cada vez menos gente quiere hablar conmigo.

5.07.2010

5.05.2010

ADORATION, una sinopsis


La maestra de francés camina alrededor de sus estudiantes. Sostiene en sus manos una revista y está leyendo en voz alta un artículo. Es la historia de un terrorista que plantó una bomba en el doble fondo del equipaje de mano de su esposa. El avión iba de Canadá a Israel. La mujer fue descubierta y detenida. La mujer estaba embarazada y estuvo a punto de subir a un avión con otros cuatrocientos pasajeros y volar en mil pedazos entre las nubes.

La tarea de los estudiantes es traducir la historia al francés de la manera que les parezca más natural. La maestra se detiene en uno de ellos, es Simon, quien hace una pausa, arranca la hoja y vuelve a escribirlo todo. Simon ha decidido que la forma más natural de traducir la historia es rescribirla en primera persona. En su cuaderno, Simon es el hijo del terrorista y la mujer.

La maestra de francés, que también enseña drama, lee el testimonio de Simon y le pide que siga trabajando, que lo pula hasta que pueda leerlo frente a sus compañeros, como si fuera cierto, como si hubiera estado en el útero, junto a los explosivos. Simon trabaja en la historia pero, sobre todo, trabaja en su propia historia, en las cosas que ambas tienen en común. El chico sabe poco de sus padres, los dos murieron en un accidente de tránsito, relacionado no al terrorismo sino a la falta de tolerancia, al fanatismo con el que algunos actúan y otros juzgan. Al tratar de profundizar en la ficción, Simon profundiza en el funcionamiento de un mundo al que aún no se acostumbra, ¿tiene que acostumbrarse? Y lee frente a sus compañeros y sus compañeros lo escuchan en silencio y en silencio le creen todo, absolutamente todo. Por las noches discuten en una especie de video-chat-room al que de a poco se suma gente de todas las edades, sobre todo pasajeros de aquel vuelo, gente que no murió pero pudo haber muerto y ahora, cada vez que sube a un avión, se pregunta, ¿va a explotar?

Esta no es una travesura, ni una broma que se salió de las manos de una profesora de secundaria. Es un ejercicio que le mide el pulso a la sociedad. Los debates se dan en Internet, donde, se supone, no hay distancias, pero sí divisiones de pensamiento.

Adoration, película de Atom Egoyan (uno de los cineastas más productivos trabajando en nuestros días), se mete con la paranoia instalada en el inconsciente colectivo. Y claro, están los que nunca van a ceder, los que abrazan un estilo de vida y una moral a ciegas porque dudar, cuestionar, perdonar, es mucho más difícil que cerrar los ojos y disparar a quemarropa. Egoyan ha hecho una película sobre el futuro, pero no el de la ciencia ficción sino un futuro que está a la vuelta de la esquina, donde está el futuro de verdad. La filmó rindiéndole tributo al cine del pasado que es, también, el cine de siempre (aunque ese mismo siempre se encuentre en constante cambio climático). Aunque gran porcentaje de la historia se ve a través de prismas digitales (laptops, celulares), Egoyan enmarca en 35 milímetros, enriquece la textura del film todo lo que puede y resuelve sus momentos más intensos en la intimidad de sus personajes, apoyándose en diálogos y silencios, el terreno de las emociones y las explosiones. Adoration adora la posibilidad de crear, reproducir y transmitir imágenes libremente, pero jamás abandona el lado humano de las cosas, ese darle vuelta a la razón. La crisis moral de este siglo sigue en pleno ejercicio de sus funciones. La discusión continúa. Todavía no estamos de acuerdo, ¿hay por eso que cambiar de tema? No. Eso sería como dejar de hacer películas.





La saqué de La Libre Video Café. UIO-EC.