2.26.2010

Día de la independencia


Esta semana, el blog aquí presente cumplió dos años de vida. Ha pasado el tiempo, y también otras cosas, hartas cosas. Tal vez los años blog no sean como los años perro, pero se parecen, pasan rápido, mucho más cuando uno trata de mantener cierto ritmo, cierta disciplina. CB empezó porque yo ofrecí escribirlo y diario El Comercio ofreció financiarlo. Y así fue, hasta hoy. El blog no cierra sus puertas pero se vuelve indie, personal (¿alguna vez fue impersonal?, espero que no), quizás se vuelve más blog, pero no creo, solo cambia de formato, y ni tanto, la verdad. Sospecho que las entradas serán menos frecuentes, pero el feeling será el mismo: compartir con amigos las cosas que nos hacen felices.

Para diario El Comercio sólo tengo palabras de afecto y gratitud, fueron mucho más cumplidos que yo en nuestro trato y nunca, jamás, se metieron con el contenido de las entradas.

Aquí y ahora, termina un capítulo, no sé si el 1 o el 210, y tampoco importa. Solo volteo la página para saber cómo sigue esta historia. Por lo pronto, hay buenas noticias: HD llega a Gkill, una ciudad que me gusta mucho y en la que Miguel, me consta, ha hecho ya varios amigos (ya tiene más panas que yo y Castor debe estar buscando marido nuevo). El próximo miércoles, 3 de marzo, presento la novela en Diva Nicotina (Cerro Santa Ana, Esc. #10), el Café Habano en el que se formó la nueva escena músico-guayaca y que ha sido, varias veces, la casa de Los Pescados en el puerto. A las 20h00 estaré con Francisco Santana, el cronista urbano-rockero, hablando de la novela y también, claro, de la inmortalidad del cangrejo. Santana es una de las personas más honestas y críticas que he conocido en mi vida. Espero estar a la altura.



Diario Expreso, Guayaquil, 20/12/09. ‘Hablas demasiado’: libro sobre el amor y la juventud. Escrito por Alexander García Vizcaíno.


Exaltación de la derrota en un retrato generacional.


Con una prosa pop y desenfadada, como la realidad que reproduce, Juan Fernando Andrade hace una decente incursión en el género de la novela.


El amor es una larga fila, tú tocas el hombro a quien te da la espalda y detrás, alguien está tocando el tuyo. Nadie voltea, no sin reservas, como se desearía. Eso es lo que pasa en la relación Juliana-Miguel-Clara, personajes de la novela “Hablas demasiado”. Pero en la “ópera prima” del autor manabita Juan Fernando Andrade, la búsqueda del amor es la metáfora de otra más profunda. La de una generación de jóvenes a la que cada vez se le hace más difícil encontrar un significado a la vida.


Marihuana, clorhidrato de cocaína, cerveza, vodka y hasta caña manabita. Los jóvenes personajes de “Hablas demasiado”, parecen querer esnifarse el mundo, evadiendo constantemente su realidad.


“En esta vida todos ‘tenemos’ (...) que ‘ser’ alguien, está en el contrato, escrito con las letras chiquitas que nunca leemos y qué están ahí para estafarnos”. Miguel está a pocos días de graduarse de la Universidad, pero su vida es una mentira. Estudió finanzas para llevarle la corriente al padre, que le piensa heredar “el negocio”. Un día, a la salida de clases, se encuentra -recostada sobre su viejo Jeep- a la chica a la que ha deseado toda la carrera y con la que apenas ha cruzado palabra. Pero ella (Clara) está a punto de casarse. Comienza una extraña historia de amor, que Andrade logra hacer verosímil. También comienza un plan para tirar por la borda los años universitarios y los anhelos familiares.


Todo en un clima angustioso, con la prosa desenfadada que parafrasea cierta habla quiteña (abundan palabras como ¿cachas?, de ley y loco) y frases enteras en inglés, el lenguaje de “the beautiful people”, una gente que vive de marcas.


Miguel vive en la capital, pero es de Manabí. Habla en primera persona, desde un presente inmediato, su estilo irónico logra arrancar sonrisas. Pasajes pueden llegar a ser entrañables, incluso conmovedores sin caer en la cursilería.


El protagonista sufrirá la osadía de haber sustituido una mentira con otra. Al final, luego del desenlace temido, después de tantas dudas, frustraciones, borracheras, la novela alcanza un ritmo, un tono y una apacibilidad admirables. Miguel sigue siendo un perdedor, pero recuperó su dignidad; y tal vez, ya no lo sea tanto...

2.19.2010

Súper Dave


Como muchos, por lo menos muchos latinoamericanos, supe de la existencia de Dave Eggers cuando vi Away We Go, de Sam Mendes. La película me encantó. Me fijé en los nombres de los guionistas y una especie de felicidad me ocupó al comprobar que no conocía a ninguno. El guión fue escrito por Eggers y Vendela Vida, su esposa, y aunque sus nombres no sean de alfombra roja, sería un pecado llamarlos novatos.

Ok, vamos a tratar de resumir: Dave Eggers (1970) es, básicamente, escritor, editor, guionista y, de alguna manera, también activista social. Hace varios años fundó McSweeney’s, una casa editorial independiente que se dedica principalmente a tres cosas. 1) Editar la revista mensual The Believer (en la cual, por ejemplo, Tina Fey y Nick Hornby son colaboradores recurrentes), dedicada sobre todo a la literatura. 2) Editar una revista trimestral en DVD llamada Wholphin (el nombre viene de una criatura pocas veces vista, mezcla de ballena y delfín), dedicada a mostrar cortos de ficción y documentales que no logran exhibirse fuera de un circuito muy reducido de festivales de cine. En Wholphin, por decir algo, se encuentran desde cortos de Miranda July o David Byrne, hasta sitcoms turcas y animaciones hechas en Irán. 3) Editar McSweeney’s, la revista, que sale cada tres meses, en la cual los artículos son tan largos como una novela corta. McSweeney’s, entonces, es el sueño de todos los escritores que día a día cortan y cortan (alguno dirá que lo que hace es mutilar) sus artículos para meterlos, como sea, en revistas. Además, Dave Eggers cofundó 826 Valencia, un centro sin fines de lucro en el que chicos de escasos recursos económicos, de entre 8 y 18 años, estudian escritura creativa bajo la tutoría de algunos de los mejores escritores de Estados Unidos. Y todavía hay más: Eggers escribió, junto con el gran Spike Jonze, el guión de Where The Wild Things Are, ese pedazo de genialidad que salió del celebrado libro para niños y que ahora el mismo Eggers ha transformado en una novela de cientos de páginas.

Wow. Dave Eggers es un héroe. Un tipo que no estaba conforme con The New Yorker, Time y Rolling Stone, así que hizo su propia revista. Un tipo que no estaba conforme con la cartelera de cine de su barrio e hizo, por así decirlo, su propia sala de cine. Un tipo que publica artículos-ensayos que nadie más publicaría porque, según el rumor, no hay lectores que soporten más de una página sin fotos. Eggers, está claro, está construyendo el mundo en el que quiere vivir.


Este viernes empezó con el capítulo final de Zeitoun, lo último de la no ficción de Eggers. Eran las dos de la mañana y yo cerraba, con esa pena con la que se abandonan las historias que pasan demasiado rápido, uno de los mejores libros que he leído en lo que va del año (esto se aplica a cualquier año). En rigor, es una crónica. La historia de Abdulrahman Zeitoun, que tras años de vida en el mar se estableció en Nueva Orlenas, donde se enamoró, se casó, construyó una familia y puso un negocio de construcción, comienza a finales de agosto del 2005, horas antes de que el huracán Katrina llegue a NOLA. Su familia decide dejar la ciudad, por precaución, y él se queda cuidando la casa y el negocio. Zeitoun, que nació en Siria, se mueve en una pequeño bote, buscando sobrevivientes, ayudando a los que se han quedado estancados en el agua. Kathy, su esposa, le ruega que salga de la ciudad, se lo pide por sus cuatro hijos, pero él dice no, aquí me necesitan más. Un día la Guardia Nacional lo acusa de terrorismo y lo encierra en una cárcel que, según Zeitoun, era exactamente igual a Guantánamo. La historia, de pronto, pasa de una conmovedora aventura humana a un escalofriante drama político-social. Zeitoun estuvo a punto de desaparecer, su país de origen, al parecer, lo convertía en una amenaza.


Zeitoun no es A sangre fría, pero es igual de memorable. Eggers quizás no sea tan buen escritor como Capote, pero seguro es mejor persona. Todas las ganancias que está generando este National Bestseller van a The Zeitoun Foundation y se invierten en la reconstrucción de Nueva Orleans y en promover el respeto a los derechos humanos. Aguante Zeitoun.

Semanas atrás, durante un almuerzo, un amigo escritor me preguntaba (y, como siempre pasa, se lo preguntaba sobre todo a sí mismo) qué hacen los escritores por el mundo, ¿vale la pena seguir escribiendo y publicando si al final esos libros no son ni pan ni techo para quienes lo necesitan? Esa pregunta, esa discusión, nos tomaría una vida entera. Por ahora solo puedo decir que Dave Eggers ayuda, y mucho.

2.11.2010

Y se vuelve a romper, y se vuelve a armar.


Confirmado, la primera tocada del año será en Manta: sábado 27 de febrero, 20h00, en Ex Nitro Bar (Av. Flavio Reyes y Calle 20). Hace rato que no vamos por Surf City así que cualquier cosa puede pasar. Mientras calentamos motores y sacudimos el polvo, los dejo con una versión de Noticias que grabamos para la tele. El programa se llama Unízono y sucede todos los domingos a las 17h00 en ECTV. El dato es grabar bandas ecuatorianas en vivo, como en los viejos tiempos y en uno de los mejores estudios del mundo: Fediscos (Gkill, Km. 7 vía a la costa) Entiendo que la idea nació del mismo lugar del que nacen las canciones de Mamá Soy Demente, o sea que estamos en buenas manos. Muchas gracias a MSD y a la gente del crew.

Escribimos Noticias cuando nos enteramos de que un gran amigo se había metido al gobierno y estaba robando de lo lindo. Nada dura para siempre, ni siquiera la amistad.

Acá la letra:


después de las noticias
prefiero no estar
me sigue a todas partes
no me deja respirar
me rompió los huesos
ahora me vas a soldar

y se vuelve a romper
y se vuelve a armar

vas a darte cuenta
no se disimular
ya no somos iguales
te perdiste en la mitad
no me hiciste un favor
si me vas a cobrar

y se vuelve a romper
y se vuelve a armar
y ya sé es normal
y no me haces reír

decías
que todo iba a cambiar
decías
esta vez es verdad
creía
que podía confiar


El video. El sudor de nuestra frente, literalmente.


2.08.2010

El alma de Paul Giamatti


Quizás ni el mismo Paul Giamatti se acuerde de su cameo en Singles, del cuarto de control en The Truman Show o del campo de batalla en Saving Private Ryan. De hecho, tal vez nadie lo recuerde porque en esos días uno no andaba buscando a Paul Giamatti. Todo eso cambió con el Bob Zmuda que Giamatti nos dio en la maravillosa Man on the Moon. De pronto tuvimos un amigo nuevo, un tipo medio calvo y con barriga, la clase de persona en la que se puede confiar. Luego, la consagración: American Splendor (2003) y Sideways (2004). Say no more.

Paul Giamatti es desde entonces un personaje en sí mismo. Inseguro, mal genio, inteligente, como arrepentido de todo lo que dice pero bien parado cuando tiene que fajarse con la gente que quiere abusar de él. Por eso, no se me ocurre mejor persona para Cold Souls, en la que Paul Giamatti hace de Paul Giamatti y lo hace como solo Paul Giamatti podría hacerlo.

Lo encontramos ensayando la obra El tío Vania, de Chéjov, Giamatti tiene el papel principal y las cosas simplemente no le están saliendo. Paul está down y su agente le recomienda un artículo que apareció en el New Yorker como la solución a todos sus problemas. Pues bien, el artículo es sobre una empresa que permite a sus clientes almacenar y conservar sus almas en frío, para vivir un poco más ligeros durante el tiempo que ellos consideren prudente. Al parecer, cuando uno se separa de su alma, todo es más fácil. Giamatti sabe que lo que está a punto de hacer es una locura pero, desesperado como está, siente que las cosas no podrían ponerse mucho peor. Y se equivoca. Un actor sin alma no tiene materia prima para trabajar y de pronto es una persona frívola y superficial que no tiene nada que hacer en una obra de Chéjov. Entonces pide un alma que no sea la suya y elige la de un poeta ruso. Giamatti, el actor, es un éxito. Giamatti, el personaje, está peor que al principio, atormentado por un alma más grande que el cuerpo que pretende sostenerla.


Todo lo que Giamatti quiere es que le devuelvan su alma, bancársela consigo mismo como hacemos los mortales y seguir viviendo. Pero su alma ha sido vendida en el mercado negro (comercializada como el alma de Al Pacino) y ahora le pertenece a la esposa del capo de una red de traficantes de almas, una rubia estrella de telenovelas rusas. Para recuperarla, Giamatti se alía con una mula de almas y viaja de Nueva York a Moscú en una misión casi suicida.

Ahora que lo escribo, pienso que la trama de Cold Souls da tranquilamente para una comedia. Pero no. En todo caso, la primera película escrita y dirigida por Sophie Barthes (nacida en Francia y criada entre Oriente Medio y Sudamérica) es una tragicomedia que, claro, le rinde tributo a Chéjov, pero también a gente más joven como Cortázar, Paul Auster o el mismo Charlie Kaufman. Es, en rigor, una película de ciencia ficción, de esas que nos hacen creer que el futuro ya llegó. No es perfecta (la gran Emily Watson, por ejemplo, está desperdiciada), el tercer acto es un flash informativo y tal vez sería insostenible si Giamatti no fuese Giamatti, pero tiene voz, tiene a David Strathairn, tiene la inolvidable Pa’llegar a tu lado de Lhasa De Sela, se la juega por eso en lo que cree y nos da un pase backstage hacia el alma retorcida, oscura y amable de uno de los mejores actores de nuestro tiempo.







2.03.2010

HD, Live In Loja


Flash informativo:

Empezamos el book tour desde el sur. Hace poco más de un año estuve por primera vez en Loja y quedé enganchado (cada vez que voy a una ciudad pequeña me siento en casa). De aquella visita salieron dos crónicas y una sincera amistad con el Cantaclaro (lojano para Caña Manabita) que espero reanudar en cuanto me sea posible.

Desde la cafetería de la UTPL, la misma universidad en la que Castor estudió economía a distancia, me complace anunciar que mañana, jueves 4, presento HD para un público que no la conoce pero, me dicen, la quiere conocer. Vamos a ver cómo le va a Miguel y compañía en la tierra de Pablo Palacio. Yo he encontrado amigos acá así que, supongo, ellos también lo harán. Así son los libros. Van encontrando su gente on the road.

Hablas Demasiado, Live In Loja.
Jueves 4 de febrero
17h00
En la sala 2 del Octógono (UTPL)

El plan es seguir a Cuenca, Gkill y Portoviejo, ojalá entre febrero y marzo. En eso estamos. Más detalles próximamente.


Andrade debuta con irreverencia
.
El Comercio, 13/12/09.
Por Byron Rodríguez V. (Editor de Cultura)

Se deja leer, deja sentir a sus personajes cálidos, solitarios, irreverentes: Miguel, Clara y Juliana, sus mujeres; Castor, el amigo de adolescencia, los padres de Miguel.Hay otros personajes bien trazados por el autor. Están ahí, inquietos, acezantes, en Quito, una ciudad agitada por la bohemia, por un hedonismo pasajero y a ratos trivial. A esos seres que deambulan por bares y casonas de Guápulo, como la célebre Casa Blanca, se los percibe vivos: El Niño Terror, inmenso (pasa de los dos metros), de solo 16 años, pero con un poder en sus dominios que muy pocos se atreverían a contradecir. El Niño vive del dinero que le envían sus padres que trabajan en una ONG, en Brasil, y de las dádivas de licor de todo calibre que le traen los fugaces clientes: roqueros, pintores, artistas, universitarios, como Miguel, alumno de Finanzas de la USFQ, la más costosa, en la que pasa, como en vitrina, la beautiful people: la gente linda de Quito, Cumbayá y sus alrededores. Está la novia de El Niño, la Niña terror, de ojos celestes y pelo negro, plena de lujuria, solo vive para recibir las órdenes de su amado, en una casona de tres cubos, en la que cualquier sorpresa puede ocurrir a la vuelta de un sofá.Los chicos sedientos de noche y placer no escapan al dulce infierno de la ‘perica’, la cual ha sido puesta en sutiles líneas en el mesón central del hogar. La Casa Blanca, acaso uno de los capítulos más intensos, es una especie de edén derruido.Al contrario de otros autores que intentan recrear a Quito forjando una ciudad imaginada, Andrade la describe, la reseña, la cuenta. Por eso, son tan familiares la Mobil de Cumbayá o la Che Farina de NN.UU. y Amazonas. El Cafecito de la Mariscal es otro puerto bohemio, en el que Miguel decide quedarse una vez que deja toda una vida de éxito, impuesta por los padres que quieren que sea un hombre del sistema, un ‘man’ de mundo, de casa, familia, auto y sueldazo. Quito respira, late a mil, el lector se mete en sus vericuetos del norte, en sus centros comerciales, en el valle de Cumbayá. Quito es un personaje cuya sombra cubre a todos, cuyas montañas asfixian, marcan límites físicos, pero no espirituales, porque Miguel ha dejado de ser el niño títere al que sus padres y la sociedad del buen vivir quieren marcarle el destino, ante el que él se revela.La anécdota de la novela es clara, sencilla, sin aspavientos: los amores juveniles, la soledad, los estudios, la música -Miguel admira a Ramones y odia a Bono; el cine como referente. Y todo contado con un lenguaje crudo, conciso, en el que abundan las ‘malas palabras’, pero que encajan muy bien en la sintaxis de los personajes de papel y en su elocuente y a ratos cómico registro lingüístico. El lenguaje se ve afectado por pocos lugares comunes -lágrimas en los ojos, almas desgarradas, etc. Pero la novela gana por irónica e irreverente, por la voz de Miguel, en plena persona, intensa, lujuriosa, vital.

2.01.2010

I'll See You Later


Ahora que Salinger se ha ido, todos van a empezar a hablar de él. Este momento será un gran momento para la literatura y, un poco menos, para el mundo. Ahora mismo se están escribiendo y publicando columnas, reportajes, entradas de blog, entradas de twitter, notas biográficas, poemas, canciones y tal vez alguien se esté tatuando el rostro del escritor en el hombro, en el pecho, en el abdomen. Este momento, un momento totalmente Salinger, es un momento que Salinger odiaría. Un tipo que se pasó encerrado casi la mitad de su vida no puede, esté donde esté, estar feliz con todo el alboroto que produce su también anónima y encerrada muerte. Seguramente habrá gente leyendo sus libros en voz alta y gente, más gente, escuchando y llorando. Habrán homenajes póstumos en librerías, en cuyas vitrinas estarán exhibidos sus cuatro libros como si se trataran de la novedad del mes. La gente va a empezar a decir que ha leído más Salinger de lo que en verdad ha leído y mirará con indiferencia y desprecio a quienes reconozcan que no lo conocen. La gente va a empezar a decir que ha leído todo Salinger y que Salinger apesta para creerse más que los demás. Los detectives salvajes se encargarán de averiguar si es verdad que las amantes que lo visitaban estaban en la secundaria; si es verdad que tomaba su propia orina; si es verdad que escribía todos los días encerrado en un bunker; si es verdad que luego de escribir una nueva novela la quemaba y se reía a carcajadas; si es verdad que los Tenenbaums se le parecieron a los Glass y escribió el guión de una película con Wes Anderson; si es verdad que la muerte de John Lennon lo afectó demasiado como para volver a la luz; si es verdad que nadie le caía bien y cada vez que le hablaban respondía a gritos. A su manera, Salinger cumplió la fantasía que Holden Caulfield solo pudo articular con palabras: desapareció, se fue, se retiró, se borró, se guardó, se perdió. Salinger decidió desconectarse y tuvo aún más éxito en formato unplugged-bootleg-mute que cuando se presentaba en vivo y en directo. Ahora que Salinger se ha ido, me conmueve ver y leer y sentir tanto afecto apuntando hacia una persona (¿o será sólo hacia su obra?) que no necesitaba de otras personas. Todavía se puede dar cariño sin pedir reembolso.