Ahora que Salinger se ha ido, todos van a empezar a hablar de él. Este momento será un gran momento para la literatura y, un poco menos, para el mundo. Ahora mismo se están escribiendo y publicando columnas, reportajes, entradas de blog, entradas de twitter, notas biográficas, poemas, canciones y tal vez alguien se esté tatuando el rostro del escritor en el hombro, en el pecho, en el abdomen. Este momento, un momento totalmente Salinger, es un momento que Salinger odiaría. Un tipo que se pasó encerrado casi la mitad de su vida no puede, esté donde esté, estar feliz con todo el alboroto que produce su también anónima y encerrada muerte. Seguramente habrá gente leyendo sus libros en voz alta y gente, más gente, escuchando y llorando. Habrán homenajes póstumos en librerías, en cuyas vitrinas estarán exhibidos sus cuatro libros como si se trataran de la novedad del mes. La gente va a empezar a decir que ha leído más Salinger de lo que en verdad ha leído y mirará con indiferencia y desprecio a quienes reconozcan que no lo conocen. La gente va a empezar a decir que ha leído todo Salinger y que Salinger apesta para creerse más que los demás. Los detectives salvajes se encargarán de averiguar si es verdad que las amantes que lo visitaban estaban en la secundaria; si es verdad que tomaba su propia orina; si es verdad que escribía todos los días encerrado en un bunker; si es verdad que luego de escribir una nueva novela la quemaba y se reía a carcajadas; si es verdad que los Tenenbaums se le parecieron a los Glass y escribió el guión de una película con Wes Anderson; si es verdad que la muerte de John Lennon lo afectó demasiado como para volver a la luz; si es verdad que nadie le caía bien y cada vez que le hablaban respondía a gritos. A su manera, Salinger cumplió la fantasía que Holden Caulfield solo pudo articular con palabras: desapareció, se fue, se retiró, se borró, se guardó, se perdió. Salinger decidió desconectarse y tuvo aún más éxito en formato unplugged-bootleg-mute que cuando se presentaba en vivo y en directo. Ahora que Salinger se ha ido, me conmueve ver y leer y sentir tanto afecto apuntando hacia una persona (¿o será sólo hacia su obra?) que no necesitaba de otras personas. Todavía se puede dar cariño sin pedir reembolso.
3 comentarios:
¿Dónde irán los patos ahora que está nevando?
http://lacomunidad.elpais.com/ruta-norteamericana/2010/1/29/-donde-se-meten-patos-senor-salinger-
Tienes razón. a partir de ahora mucha gente va a decir que lo leyó y se va a poner de moda, pobre Salinger, debe estar con muchas iras. Yo siempre pensé que la razón por la que se sintió tan afectado por la muerte de John Lennon fue que Mark David Chapman se defendió a sí mismo en los tribunales leyendo párrafos de The catcher in the rye y argumentó que el libro le había escogido como elegido para llevar acabo una misión y era matar a John Lennon un acto grandioso. Claro que Chapman estaba loco y por eso estuvo en el psiquiátrico.
Si yo hubiera sido Salinger me hubiera dado mucha depre que alguien argumente que un libro mío hizo eso.
La conclusión es personal, pero lo que pasó en los tribunales es cierto. Así que a lo mejor te interesa el dato o tal vez ya lo sabías.
Un abrazo
L
La verdad por la "deformación acedémica" que recibí, me perdí y sigo pérdido de muchos autores, pero eso de que ahora Sallinger se va aponer de moda me vale, yo no lo conocía y cuando pueda leer de Cath in the Rye (versión en español obvio)pues no voy a alardear que la leí y que lo concocóa, eso se queda en la satisfacciín íntima (si el autori y la obra le llega uno)de haber descubierto aunque algo tarde algo que vale la pena y que te llena.
Lo de los loquitos asesino, eso solamente son justificativos tontos, cuantos no ha culpado al rock, a la música de que fue la causante que los empujó hacer lo que hicieron, el problema es que a veces el resto de la sociedad (que me parece que está mas loca a veces que los propios criminales) caen en el juego del asesino y comienzan a joder y a culpar a las obras o artistas que los inspiraron para que el resto no se de cuenta que la culpa muchas veces es de la propia sociedad y los seres humanos que somos tan crueles.
Cierto que Cath..... en las librerías que pregunte se había acabado asi que estoy a la espera de que llamen para poder adquirir el libro y poder descubrir al sr. Sallinger.
Un abrazo
Kros
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