1.17.2012

El sur de verdad


Una de las películas más latinoamericanas que he visto últimamente se hizo en Nashville, al centro del estado de Tennessee, una de las ciudades más norteamericanas jamás inventadas. Y se llama Música Campesina.

Esta es la historia de Alejandro Tazo, Tazo like the tea, un chileno que viaja a los Estados Unidos siguiendo a su novia pero estando allá, supuestamente instalado, rompe con ella porque no la soporta –la que conoció en Chile, al parecer, era otra persona– y se queda a la deriva.

Tazo no habla muy bien inglés pero es fan de la música country, toca guitarra y la mejor idea que se le ocurre es viajar en bus a Nashville con la esperanza, ingenua pero sincera, de que algo así como el espíritu de Jhonny Cash lo guarde y lo proteja de todo mal. Así es, así pasa. Uno sospecha que llegar a una gran ciudad es como comprarse un seguro de vida y cuando pone los pies en la calle está igual de perdido que antes, o más.

Tazo no quiere volver a Chile. No quiere volver porque volver sería fracasar y es mejor fracasar lejos de casa, donde nadie te conoce, donde nadie sabe que la estabas pasando mejor en tú país aunque no lo sabías. Entonces vaga sin un rumbo fijo, medio on the road sin tanto camino, medio missing sin tanta desgracia. Lo que le pasa también le pasa a un montón de gente, pero claro, él siente que su caso es el más grave porque es el único caso que en verdad conoce.

Llegar a un lugar que parecía perfecto y no encajar es peor que nunca haber llegado. Tazo se compra las botas, se deja las patillas, se hace los tatuajes, pero nada, sigue pareciéndose más a sí mismo que a los que preferiría parecerse. Está solo pero, por suerte, no está aburrido. De alguna manera, todo lo que hace le parece nuevo y distinto. Dormir puede ser un riesgo si aquello sucede en un hotel de segunda, donde un universitario con la cara trizada por el acné está dispuesto a pagarle por acostarse con él. Caminar por el parterre de una autopista, arrastrando una maleta como un personaje de Atari desempleado, puede ser todo un viaje si el destino es anywhere. Comer sánduches y sólo sánduches puede ser delicioso, pero ya en serio, ¿cuántos sánduches con papas fritas te puedes comer antes de sentir náuseas y quebrarte?

Quizás los latinoamericanos somos más latinoamericanos cuando estamos lejos. Quizás sólo estando lejos y teniendo algo que extrañar nos sentimos latinoamericanos del todo. Quizás, quizás, quizás. Al final Alejandro Tazo se sube a un escenario y canta, canta en español y en esa canción está su país entero o todo lo que extraña de Chile. I’m from Chile, dice, the south, the real south. El sur de verdad. Pero Tazo no mira hacia abajo, mira hacia arriba.




Música Campesina se estrena este viernes 20 de enero en el Ochoymedio de Quito.
Acá pueden leer el testimonio de su director después de haber ganando mejor película en el Festival Internacional de Cine de Valdivia.

5 comentarios:

Antonieta dijo...

perla de post, que ganas de ver la peli.

Kros dijo...

Onda paraíso travel???

Juan Fernando Andrade dijo...

hey!

la peli es más bien silenciosa y pausada: un tipo solo en un país extraño tratando de caer parado.

eso.

Antonieta dijo...

la vi ayer y lo reitero: perla de post, perla de peli.

Juan Fernando Andrade dijo...

aguante Tazo!