7.17.2017

Belleza Salvaje


Esta cinta llega a nuestra cartelera mostrando varias credenciales, entre ellas una nominación al Óscar como mejor película extranjera representando a Francia, y un premio para la debutante directora Deniz Gamze Ergüven en el festival de Cannes, ambas cosas en el 2016. Además, siendo la primera película de la cineasta turco-francesa, sorprende la madura y precisa sencillez con que está filmada: a Mustang ni le faltan ni le sobran los minutos, y aunque puede parecer íntima, tímida y exclusiva, termina siendo amplia, generosa y universal.  

Comienza con una secuencia en apariencia inofensiva en un pequeño pueblo al norte de Turquía: un día, tras salir del colegio, las protagonistas, cinco hermanas adolescentes y huérfanas, van a la playa a jugar con sus compañeros, se meten al mar, se mojan la ropa, se montan en los hombros de los chicos, y cuando vuelven a casa de su abuela, que es quien las cuida, la señora las acusa de inmorales y las recibe con una paliza. Esto, que parece una tontería, una travesura sacada de toda proporción, dispara la historia, porque a partir de ese momento la casa en la que viven las hermanas se va transformando en una prisión de la que sólo podrán salir las que acepten casarse en matrimonios arreglados por su familia. 

Por encima, la trama puede parecer trillada y hasta pasar por caduca, pero si alguien nos contara que algo así pasa en su casa estoy seguro de que no nos sorprendería del todo, pues nos guste o no el grueso de la sociedad sigue siendo extremadamente conservador y machista y los que nos consideramos por fuera de ese sector somos, muchas veces, cómplices silenciosos o culpables por asociación. Mustang, que también es una película sobre la rebeldía y la conquista de la libertad, tiene el valor de meterse con las costumbres enraizadas en el mundo que retrata, costumbres hace rato caídas en el absurdo como aquella de preparar las mujeres únicamente para el matrimonio.    

Entre las cinco protagonistas, hay una que conduce la película y la empuja hacia adelante, se llama Lale (la jovencísima y sorprendente Günes Sensoy) y es la menor de todas. Gracias a ella, a sus agallas y a su espíritu indomable, la película está siempre en movimiento y va desde el despertar sensual de los personajes hasta una especie de resignación oscura y triste que busca imponerse sobre algunas de ellas. Pero queda claro que cualquier imposición social, lejos de calmar o someter el alma, no hace más que encenderla con su propio fuego.

De forma directa y efectiva, Mustang pone sobre la mesa los temas que importan: la violencia física y psicológica y de todas las maneras contra las mujeres de todas las edades y de todos los colores, y el peso que aún tienen ciertos rituales irracionales. Pero al mismo tiempo celebra la moral femenina, la intuición y el coraje que muestran las mujeres de ánimo resuelto cuando se proponen ser libres.

(El Diario Manabita)

-->

No hay comentarios: