Hace 25 años, la novela Less Than Zero convirtió a Bret Easton Ellis, más que en un escritor, en un estilo literario e incluso en un estilo de vida. Hace unos pocos meses, apareció Imperial Bedrooms, la secuela que nadie esperaba y que ha vuelto a poner al autor en el centro de una escena muy parecida a las que suceden en sus libros.
Si no les gustó la primera, ni si quiera se molesten en hojear la segunda. Clay is back y lo peor, lo mejor, es que nunca cambió o jamás se propuso cambiar. El mismo vacío, la misma desesperación, esa misma sensación de que pase lo que pase al final no pasará mucho, no pasará nada. Curioso, conozco gente que ha tratado de leer Easton Ellis y no ha podido porque, dicen, es imposible de querer. La verdad no sé, no creo, que lo que busquen sus libros sea exactamente cariño. Recuerdo leer Less Than Zero y sentir que todo eso era simplemente too much, muy heavy, muy superficial, muy denso, muy cercano, como una Ciudad de Dios al revés, al punto de sentir en las tripas cómo lo que estaba leyendo me atropellaba, me pasaba por encima. No puedo decir que quise a Clay entonces o que lo quiero ahora, pero sí que me interesa, capto su soledad, ese abandono lujoso y decadente que llena su vida de sustitutos, de placebos, y la decora con fake plastic trees y con emociones que parecen the real thing pero se desinflan de un momento a otro. Clay vive anestesiado, pero vive. A su manera, de lejos y apostando justo lo necesario para no perder, hasta lo intenta.
Un cuarto de siglo después, Clay es guionista en Hollywood y está trabajando en una película llamada The Listeners (algo así como: los que escuchan). Aunque su novela más autobiográfica sea Lunar Park, en la que autor y personaje llevan exactamente el mismo nombre a cuestas, en Imperial Bedrooms vuelve ese alter ego que tanto tiene en común con el escritor. Bret Easton Ellis adaptó al cine su libro de cuentos The Informers (Los informantes) y la experiencia no fue nada agradable: la película necesitaba una estructura extensa y coral tipo Robert Allman o Paul Thomas Anderson que, en teoría, estaba en el guión original, pero como la industria está llena de intermediaros, terminó siendo una cinta comprimida en la que apenas y entraron algunos personajes de los cuentos abriéndose espacio a codazos. Viéndolo por ese lado, capaz esto es Bret Easton Ellis, la venganza. El Hollywood de Imperial Bedrooms no está muy lejos del infierno, todos se usan, todos se abusan y todos son gente que no son tratando, a toda costa, de transformar eso que no son en aquello que quieren ser: una gran mentira es mejor que una triste verdad. Esta vez, a la voz dañada de Clay se le suma una historia casi policial tipo L.A. Confidential que algo tiene de Raymond Chandler y mucho de thriller onda film noir.
Casi todos los personajes de Less Than Zero están de vuelta: Blair, Rip y el detonante Julian, que vuelve a causar el tipo de explosión que salpica a todos los que están cerca. Quizás el truco sea cambiar como cambia la vida, asumir un nuevo papel cada tanto y ajustarse a las circunstancias, cambiar de diálogo, no de discurso. Esta gente no lo ha hecho, son los mismos adolescentes de hace 25 años tratando de evadir el sufrimiento a través del placer, mirando hacia otro lado, donde está Palm Springs.
…the city it seemed as if you were looking at a vast and abandoned world laid out in anonymous grids and quadrants, a view that confirmed you were much more alone than you thought you were, a view that inspired the flickering thoughts of suicide.
“Rain,” I say. “That’s not your real name”
“Does it matter?”
“Well, it makes me wonder what else isn’t real”
“That’s because you’re a writer,” she says. “That’s because you make things up for a living.”
“And?”
“And”, she shrugs, “I’ve noticed that writers tend to worry about things like that”
The surface Rain presents is really all she’s about, and since so many girls look like Rain another part of the appeal is watching her try to figure out why I’ve become so interested in her and not someone else.
What keeps me interested, and it always does, is how can she be a bad actress on film but a good one in reality?
I can suddenly see my reflection in a mirror in the corner of the bedroom: an old-looking teenager.
…and the world becomes a science-fiction movie because none of it really has anything to do with me. It’s a world where getting stoned is the only option.
I text Rain: If I don’t hear from you I’m going to make them give the part to someone else. In a matter of minutes I get a text from her: Hey Crazy, I’m back! Let’s hang. Xo.
“Just really beautiful girls, really beautiful boys, kids who came out here to make it and needed cash and wanted to make sure that if they ever became Brad Pitt there’s no hard evidence that they were involved in anything like this.”
She immediately moves into me and says she’s sorry and the she’s guiding me toward the bedroom and this is the way I always wanted the scene to play out and then it does and it has to because it doesn’t really work for me unless it happens like this.
“I want to be with you,” I’m saying.
“That was never going to be part of it” I ask. I press two fingers on both sides of her mouth and force her lips into a smile.
“Because you’re just the writer”
The fades, the dissolves, the rewritten scenes, all the things you wipe away, I now want to explain these things to her but I know I never will, the most important one being: I never liked anyone and I’m afraid of people.
Ojo: la novela ha sido traducida por Mondadori con el título Suites Imperiales.
Si no les gustó la primera, ni si quiera se molesten en hojear la segunda. Clay is back y lo peor, lo mejor, es que nunca cambió o jamás se propuso cambiar. El mismo vacío, la misma desesperación, esa misma sensación de que pase lo que pase al final no pasará mucho, no pasará nada. Curioso, conozco gente que ha tratado de leer Easton Ellis y no ha podido porque, dicen, es imposible de querer. La verdad no sé, no creo, que lo que busquen sus libros sea exactamente cariño. Recuerdo leer Less Than Zero y sentir que todo eso era simplemente too much, muy heavy, muy superficial, muy denso, muy cercano, como una Ciudad de Dios al revés, al punto de sentir en las tripas cómo lo que estaba leyendo me atropellaba, me pasaba por encima. No puedo decir que quise a Clay entonces o que lo quiero ahora, pero sí que me interesa, capto su soledad, ese abandono lujoso y decadente que llena su vida de sustitutos, de placebos, y la decora con fake plastic trees y con emociones que parecen the real thing pero se desinflan de un momento a otro. Clay vive anestesiado, pero vive. A su manera, de lejos y apostando justo lo necesario para no perder, hasta lo intenta.
Un cuarto de siglo después, Clay es guionista en Hollywood y está trabajando en una película llamada The Listeners (algo así como: los que escuchan). Aunque su novela más autobiográfica sea Lunar Park, en la que autor y personaje llevan exactamente el mismo nombre a cuestas, en Imperial Bedrooms vuelve ese alter ego que tanto tiene en común con el escritor. Bret Easton Ellis adaptó al cine su libro de cuentos The Informers (Los informantes) y la experiencia no fue nada agradable: la película necesitaba una estructura extensa y coral tipo Robert Allman o Paul Thomas Anderson que, en teoría, estaba en el guión original, pero como la industria está llena de intermediaros, terminó siendo una cinta comprimida en la que apenas y entraron algunos personajes de los cuentos abriéndose espacio a codazos. Viéndolo por ese lado, capaz esto es Bret Easton Ellis, la venganza. El Hollywood de Imperial Bedrooms no está muy lejos del infierno, todos se usan, todos se abusan y todos son gente que no son tratando, a toda costa, de transformar eso que no son en aquello que quieren ser: una gran mentira es mejor que una triste verdad. Esta vez, a la voz dañada de Clay se le suma una historia casi policial tipo L.A. Confidential que algo tiene de Raymond Chandler y mucho de thriller onda film noir.
Casi todos los personajes de Less Than Zero están de vuelta: Blair, Rip y el detonante Julian, que vuelve a causar el tipo de explosión que salpica a todos los que están cerca. Quizás el truco sea cambiar como cambia la vida, asumir un nuevo papel cada tanto y ajustarse a las circunstancias, cambiar de diálogo, no de discurso. Esta gente no lo ha hecho, son los mismos adolescentes de hace 25 años tratando de evadir el sufrimiento a través del placer, mirando hacia otro lado, donde está Palm Springs.
…the city it seemed as if you were looking at a vast and abandoned world laid out in anonymous grids and quadrants, a view that confirmed you were much more alone than you thought you were, a view that inspired the flickering thoughts of suicide.
“Rain,” I say. “That’s not your real name”
“Does it matter?”
“Well, it makes me wonder what else isn’t real”
“That’s because you’re a writer,” she says. “That’s because you make things up for a living.”
“And?”
“And”, she shrugs, “I’ve noticed that writers tend to worry about things like that”
The surface Rain presents is really all she’s about, and since so many girls look like Rain another part of the appeal is watching her try to figure out why I’ve become so interested in her and not someone else.
What keeps me interested, and it always does, is how can she be a bad actress on film but a good one in reality?
I can suddenly see my reflection in a mirror in the corner of the bedroom: an old-looking teenager.
…and the world becomes a science-fiction movie because none of it really has anything to do with me. It’s a world where getting stoned is the only option.
I text Rain: If I don’t hear from you I’m going to make them give the part to someone else. In a matter of minutes I get a text from her: Hey Crazy, I’m back! Let’s hang. Xo.
“Just really beautiful girls, really beautiful boys, kids who came out here to make it and needed cash and wanted to make sure that if they ever became Brad Pitt there’s no hard evidence that they were involved in anything like this.”
She immediately moves into me and says she’s sorry and the she’s guiding me toward the bedroom and this is the way I always wanted the scene to play out and then it does and it has to because it doesn’t really work for me unless it happens like this.
“I want to be with you,” I’m saying.
“That was never going to be part of it” I ask. I press two fingers on both sides of her mouth and force her lips into a smile.
“Because you’re just the writer”
The fades, the dissolves, the rewritten scenes, all the things you wipe away, I now want to explain these things to her but I know I never will, the most important one being: I never liked anyone and I’m afraid of people.
Ojo: la novela ha sido traducida por Mondadori con el título Suites Imperiales.
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