Creo en J. J. Abrams desde que vi su versión de Star Trek. Siendo yo creyente-practicante de la iglesia Star Wars tuve que ver Star Trek por motivos profesionales y, contra todo pronóstico, me encantó. En las manos de Abrams, ese famoso viaje a las estrellas perdió su ñoñez original y ganó movimiento, sentimiento y rock and roll. El mismo director decidió golpear la cámara en las secuencias de acción para que todo fuese aún más estrepitoso: un tipo que hace eso es alguien que sigue su instinto, que se la juega, que gana pero está dispuesto a perder. Ese mismo instinto, relleno con una gran carga feeling y algo de nostalgia, hace de Super 8, su nueva película, una experiencia casi perfecta.
Woody Allen cuenta que alguna vez habló con Steven Spielberg sobre cine y ambos, aparentemente tan disímiles, llegaron a la misma conclusión: hacemos películas que se parecen a las que nos gustaban cuando éramos niños. Abrams, capaz el más orgulloso y fiel de los hijos de Spielberg seguramente está de acuerdo porque Super 8, antes que cualquier cosa, es el sueño hecho realidad de un niño que sueña con hacer cine.
La película pasa en los setentas y empieza con un grupo de amigos (niños que aún no entienden muy bien que ya son adolescentes) rodando un corto de zombies en súper 8. Las primeras secuencias son insuperables, en ellas se muestra no solo la pasión que sienten los niños por lo que aman sino una especie de embrión moral que definirá sus personalidades en el futuro: los psicólogos, después de todo, no están tan locos y si buscan respuestas en la infancia debe ser por algo. Como en todo grupo, cada uno aporta con un detalle a la personalidad plural de la manada y así mantienen un orden cósmico, orden que por supuesto se ve trastornado con la llegada de una chica (Elle Fanning, que dicho sea de paso se las trae, mejora de papel en papel) que parece una mujer joven y algo triste pero entonces sonríe y delata su edad y muestra lo que le queda de inocencia y es simplemente encantadora. Durante una de las escenas, los chicos presencian un accidente que transformará el pueblo en el que viven y que tiene que ver con vida de otro planeta. Ellos deciden seguir filmando a pesar de todo mientras la presencia militar y los fenómenos misteriosos se suceden uno tras otro. En ese momento la película toma una decisión equivocada, convierte la amistad y los conflictos de estos chicos en secuencias que tienen más ruido que aventura, los convierte en héroes a la fuerza y cuando debía dejar que tengan miedo, que sientan que no van a poder, hace que todos sus movimientos parezcan fríamente calculados y salven el día en contra de toda lógica. En otras palabras: cuando el Spielberg al que debía seguir Abrams era el de E.T. prefirió acercarse al dudoso director de La guerra de los mundos.
Super 8 es emocionante y sentimental hasta cierto punto, pero nunca deja de ser entretenida, nunca pierde el ritmo y parecería que sólo falla cuando pretende llenar con espectáculo lo que en un primer momento construyó con historia y personajes. Aún así, es lo mejor que podemos ver en cartelera por estos días y lo es porque entiende cómo funciona la amistad.
3 comentarios:
Ayer la vi
La mejor frase....... esto es un ataque de los sovieticos..jajaja pobre gringos siempre traumatizados con los enemigos extrajeros.
El homenaje a George A Romero es muy bueno
A mi super8 me parece un quiero y no puedo. Un intento de aproximarse al espíritu de películas ochenteras del estilo ET o los Goonies, pero se queda en eso, en un intento.
La historia está manida hasta más no poder y los personajes de los niños son arquetípicos hasta la nausea: el gordo listillo, el pequeñajo cabroncete, el prota que acaba de sufrir una desgracia y la chica guapa.
Entretenida es, pero desde luego, cualquier comparación con las ya mencionadas ET, los Goonies o Cuenta Conmigo, por ejemplo, es un auténtico insulto.
Super - 8 una pelicula que realmente te hace recordar viejos tiempos, y no defrauda, me gusto un monton y la volveria a ver muchas veces más. Un exito.
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