El tema de la fiesta era Batman, la verdad yo quería que fuera el Guasón pero en las tiendas de fiestas nadie vende cosas donde sólo aparezcan los malos, todos quieren festejar con los buenos, típico.
Conseguí cincuenta y dos vasos, treinta y cuatro platos y como mil servilletas en las que aparecía el Guasón aunque sea atrás del batimóvil. Fue por gusto. Cumplí diez años y ninguno de mis amigos pudo venir a mi fiesta porque a ninguno lo dejaron salir.
Era jueves y no había nada que hacer. Ni siquiera podía ver televisión porque todos los canales estaban pasando las noticias y eso no era lo peor, lo peor era que las noticias eran repetidas. El presidente gritando. El presidente sacándose la camisa. El presidente con máscara. Odiaba al presidente, no tanto porque me hubiera cagado la fiesta sino porque mis papás peleaban por su culpa.
Lo van a matar, decía mi mamá. Él se lo buscó, decía mi papá. El país está cambiando. Sólo cambió de manos, igual se lo están repartiendo. Yo tengo que ir al palacio. Lo que tú tienes que hacer es quedarte con tú familia.
Mi mamá salió del cuarto, le pregunté a dónde iba y me dijo que a luchar por la democracia. Le pregunté a qué hora volvía, ella miró a mi papá y se puso como a llorar, entonces mejor ya no le pregunté nada. Me pidió que le pasara la bandera verde que había puesto en el balcón y cuando mi papá trató de agarrarla para que no se fuera ella movió la bandera como si fuera una espada.
Esa noche mi papá me llevó a un hotel cerca del aeropuerto. No consiguió torta pero sí un montón de tigretones, una cola de dos litros y una funda de hielo. Yo saqué mis cosas del Guasón y festejamos mi cumpleaños con la televisión apagada: estaba prohibido ver las noticias.
Antes de dormir mi papá se puso a mirar por la ventana, le pregunté qué estaba mirando y me dijo que nada. Me dijo que nos íbamos de viaje, sólo él y yo, muy lejos, y que podía usar las cosas del Guasón en cualquier restaurante donde paráramos a comer. Me cargó y me llevó a la cama. Va a ser como celebrar tu cumpleaños todos los días, me dijo, pero yo ya sabía lo que iba a pasar. Los platos se iban a acabar, los vasos también y algún día ya no habrían más servilletas.
(El Comercio, 29/09/11)
3 comentarios:
Con el debido respecto, puta esta una bestia hermano, se removio algo por ahi dentro...
gracias bro, esa es la idea...
saludes
Ufff, yo no viví nada como eso, por suerte, pero, ufff.
Publicar un comentario