11.21.2011
El Inquilino en UIO
11.17.2011
Celda 211
Un joven funcionario llamado Juan Oliver (Alberto Ammann) queda atrapado en una revuelta carcelaria; para salvar su vida, decide hacerse pasar por uno de los presos. El líder del motín, a quien sólo conocemos como Malamadre (Luis Tosar), es tosco pero nada tondo, enseguida se da cuenta de que el nuevo interno es más educado que el promedio y, a pesar del riesgo implícito en un desconocido o quizás por esa misma razón, lo convierte en su mano derecha.
Celda 211 está basada en la novela escrita por el periodista Francisco Pérez Gandul, y si bien nunca se especifica que el libro haya sido inspirado en eventos reales, queda claro que el tema de su autor es la España contemporánea. Los presos no exigen que los dejen escapar como si nada o que reduzcan sus sentencias, la mayoría carga con cadena perpetua y todo lo que quieren es un trato más humanitario dentro de la prisión en la que, de cualquier manera, van a morir tarde o temprano. Para negociar sus demandas, Malamadre y compañía amenazan con asesinar a tres internos que pertenecen al grupo terrorista ETA. Consientes del posible desastre que esto podría ocasionar, las autoridades intentan dialogar con los prisioneros revelados, pero las cosas se salen de control muy pronto y la situación se vuelve extrema. Mientras tanto, en su calidad de infiltrado, Juan Oliver trata de jugar para ambos lados, piensa en su esposa embarazada, en su futuro hijo, y se queda del lado de la razón hasta que las circunstancias lo empujan y se lo traga el caos. Pero esta película no se sostiene por su tema social –de hecho se permite lugares comunes, ¿hacía falta el embarazo?– sino por la relación entre Oliver y Malamadre, el primero con todo por delante y el segundo ya sin nada que perder. El trabajo de Alberto Ammann es notable, fuerte cuando tiene que serlo y jugado hasta el delirio cuando su moral se derrumba. Y Luis Tosar es mejor aún, desde la transformación física que lo hice musculoso y una aparente parsimonia mental, enfrenta las limitaciones intelectuales de Malamadre con instinto de supervivencia, con encanto callejero, y aunque va muy en serio se permite el humor, la solidaridad con sus “colegas” y la responsabilidad del poder, “de mi no se ríe ni Dios”, dice Malamadre.
Celda 211 ganó ocho premios Goya (el Oscar español) en 2010, al año siguiente de su estreno, incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor (Tosar) y mejor actor revelación (Ammann). Con tanto mérito es curioso que haya tardado más de dos años en llegar al Ecuador, pero mejor tarde que nunca.
(El Diario, 13/11/11)