3.04.2013

Síndrome Post Oscar

         

La gente ve la ceremonia del Oscar para quejarse. Me refiero a mis amigos cineastas que tras cada resultado hacen su disgusto público en las redes sociales. Al parecer a nadie le gustan, nadie los toma en serio o los ve como una medida de talento –a lo más, de prestigio–, pero todos se maman las cinco horas de transmisión y apuesto que ninguno se atrevería a rechazar uno o, digamos, enviar a una representante Waorani a rechazarlo en su nombre.

Hasta Michael Haneke, amigo de mis amigos, se redujo a twitear por la espalda como un cobarde para ridiculizar al Oscar, pero cuando aceptó el premio a mejor película extranjera se levantó muy educado, se abrochó el smoking camino al podio y dio el discurso más típico y correcto: agradeció a sus productores, a la academia “por este honor” y a su esposa por haberlo soportado durante 30 años. No habló mal de Hollywood ni nada. Haneke sabe que un Oscar le puede conseguir más dinero y más películas que diez Palmas de Oro.

El Oscar es un deporte que se juega vestido de gala. Yo los veo, hago barra y celebro cuando gana uno de los míos: cuando gana quien yo quiero que gane el Oscar está en lo correcto y su existencia se redime. Me encantaría que me den uno sólo para ir a al after party y bailar con Winonna Ryder o jalar con Sean Penn. Me gustaría aún más ser como Woody Allen, ganar varios y no recibir ninguno, a él en serio no le importan y los que tiene se los había regalado a sus padres para que ellos los presumieran frente a sus amistades. ¿A quién le sirve más un Oscar que a los padres del ganador?   

Cuando Argo ganó mejor película muchos dijeron que había ganado la CIA. Qué pereza el discurso trasnochado. La cinta lo logra y si algo le falta es más bien un poco más de Hollywood: acción y romance. Al día siguiente un amigo con quien he visto varias ceremonias en onda fiesta, con trago y comida, me dijo que, ahora sí, se había convencido de que los Oscar son una farsa y una manipulación descarada y que, ahora sí, no vería la ceremonia el año que viene. Yo esperaría hasta saber quiénes son los nominados del 2014 para decidir si pedimos pizza o comida china. 

(El Comercio)  

3 comentarios:

Francesco Sinibaldi dijo...

Le désir des rêves.

Quand le
souffle du
soleil revient
dans l'école
j'écoute
l'atmosphère
d'une âme
silencieuse...

Francesco Sinibaldi

Anónimo dijo...

peculiar, sincero... lunes;)

Anónimo dijo...

peculiar! lunes ;)