La vida de una mujer puede caber en 127 páginas escritas a espacio y medio. Y no es, como podría pensarse, una vida breve, precoz, consumida antes de tiempo por una sobredosis o interrumpida por un terrible accidente. La vida de esta mujer empieza –como todas– con su infancia y continúa dando saltos en el tiempo, del presente al futuro y del futuro al pasado y de vuelta a un presente que nunca supimos cuándo sucederá. No importa, al final es su vida, no la nuestra, aunque durante esas 127 páginas sólo podamos pensar en ella.
La mujer se llama Elena y es el personaje
principal de El lugar del cuerpo, la
primera novela del boliviano Rodrigo Hasbún, que a sus 32 años –el número de
páginas que podría tener un cuento, por ejemplo– ya está en el mapa,
recomendado por la revista Granta, por Bogotá39 y por su compatriota Edmundo Paz
Soldán, algo así como el embajador itinerante de las letras bolivianas. Esto no
significaría nada si la novela, o mejor dicho Elena, no fuera capaz de frases
como Siempre seremos escritores
primerizos. En nuestros propios libros jugamos en desventaja.
Elena, queda claro, es escritora. Al
parecer es la escritora más importante de un país/provincia al que yo siempre
sentí como Bolivia. Como tantos otros, célebres o desconocidos, hizo su carrera
afuera, en Europa, tuvo que irse para cobrar distancia, para escapar de un
destino prefabricado y sobre todo de su familia, de un hermano que abusaba de
ella y de unos padres que no esperaban gran cosa de su hija. Huí de este país… si me quedaba a vivir aquí
mis libros hubieran sido diez o veinte veces peores. Su vida, sin duda,
habría sido insoportable.
Una mujer cura sus heridas escribiendo,
borra su pasado escribiendo, se mantiene con vida escribiendo y entrelíneas acumula
millas sexuales: besando y chupando y lamiendo y dando y recibiendo. Todo para
no sentir, para pensar en otra cosa. Elena morirá pronto y hasta la fecha no
sabe si lo que escribió fuera del papel, lo que pudo tocar y perder, valió la
pena. ¿Quién lo sabe? El espacio en blanco que dejamos cuando nos vamos será llenado
por otros. Otras mujeres. Otros libros. Otros.
(El Comercio)
1 comentario:
pilas con maximiliano barrientos, boliviano también. he leído unos cuentos del man, bacanos, loco
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