2.18.2021

El poder de la gente



El domingo 7 de febrero, al comienzo de la noche, hubo una sensación de alegría que me pareció más que justificada, y eso que yo voté por Lasso. 

Hoy, desde temprano en la mañana, hubo una sensación de tristeza que me pareció -también- más que justificada, y eso que yo volveré a votar por Lasso.

He pasado todo el día pensando en las palabras con las que nos hemos llenado la boca últimamente, sólo para descubrir que son eso: palabras. Es más, dos de ellas, lazo y correa, son incluso parecidas, quizás hasta sean parientes, sabiendo todos que es más fácil librarse de un lazo en la cabeza que de una correa en el estómago, y que el lazo no sirve como arma mientras recordamos las heridas que nos hicieron con una correa. 

Luego he pensado que el problema o la solución no pueden estar en dos personas siendo nosotros muchísimos más, y que en un país como el nuestro, que no cree en las autoridades ni en las “dignidades” desde hace tanto pero tanto tiempo, vale seguir repitiendo las palabras de Winston Churchill: La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás. 

Así que sí, es verdad, la democracia sólo sirve para elegir el mal menor o, en nuestro caso, elegir a un enemigo menos infame que otro. 

He notado que varias personas han compartido un video en el que un prófugo de la justicia, que se irrita cuando lo acusan de manipular al electorado, baila y apunta con un control remoto hacia los porcentajes alcanzados por Pérez y Lasso, porque habrá segunda vuelta a pesar de todas las amenazas de “arrasar en primera”. Y lo comparten con esta leyenda: todo bajo control. Mientras el Ecuador vive una de sus crisis más tristes y dolorosas, mientras nos seguimos matando entre nosotros, a un sujeto que podría estar en la cárcel le parece que todo está “bajo control”. 

Nunca he pensado que votar por Arauz sea siquiera una posibilidad, y no por él, todos sabemos que al momento Arauz es una X en esta ecuación, sino porque aquello que defiende y representa y llama en varias entrevistas “un referente para el mundo entero”, es para mí un atentado contra la libertad. Las revoluciones tumban al poder para convertirse en el poder, nada más. Lo que corresponde es ser rebelde, no revolucionario. 

A mí me enseñaron a valorar la libertad y a pelear por ella. Me lo enseñaron mis padres, me lo enseñaron mis tíos, me lo enseñaron mi hermana y mi hermano; me lo enseñaron mis amigos y mis amigas y también me lo enseñaron sus padres; me lo enseñaron mis novias, me lo enseñaron mis profesores, me lo enseñaron mis jefes y mis colegas y todas las personas cuyas historias conté como periodista; me lo enseñaron mis primos y mis sobrinas y mi sobrino y los hijos de mis amigos y hasta mis ahijados; me lo enseñaron quienes caminan por la calle y quienes piden dinero en las calles; me lo enseñaron quienes critico y quienes me critican. Y me lo enseñaron todas las canciones que he escuchado, las películas que he visto y los libros que he leído. 

Les permito que estén tranquila y justificadamente tristes hoy, pero no mañana. 


@pescadoandrade 


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