La película del año se llama The Closer.
La que más afecta, la que más pelea, la que más claro habla.
También la más atacada o una de las más atacadas y, por ende, la que mejor se defiende.
No la atacaron por fracasar en la taquilla o por decepcionar a los fans.
Le dieron porque triunfa, porque sobresale, porque se distingue entre las demás mientras los tiempos mandan lo contrario, que te camufles en la manada, que firmes no con una X pero sí con un #, que estemos todos de acuerdo en todo, aunque sea obligados.
Quizás sea también la película que más importa, esa que tienes que ver para ser parte de la conversación. Porque sí, obvio, hace rato: hay que tener esta conversación.
Hay que hablar, el resto es fanatismo.
El problema del fanatismo es que elimina el cuestionamiento.
El problema de los extremos es que sólo pueden ser defendidos por fanáticos.
(Por algo les dicen izquierda y derecha, “dime por quién votaste y te diré quién eres”, esa onda).
La película del año va un poco de eso: de extremos, de fanatismo, de lo que llamamos “mi gente”.
Y debería entrar en rotación ya, en 3, 2, 1…
Verla desde ahora aunque ya estés tarde.
No importa, la película perdona.
Verla una vez y luego otra, así, dos veces seguidas.
Como cuando escuchas el disco nuevo de una banda que ya te mostró todo lo que tenía y ahora te muestra esto, ¡esto!
No puede haber nada mejor que escuchar esas palabras otra vez.
Nada de lo que pueda pasar fuera de la pantalla será tan bueno como lo que está pasando adentro.
Ya no las hacen así y ojalá hicieran más de éstas.
O puede ser que la película se limite a traer refuerzos, a llenarte de valor, a seguir empujando y a seguir esquivando golpes precisamente poniendo el pecho, la cara, el hígado.
Y sí, como el protagonista, tratar de llegar al final de esa escultura que es el milagro de una sola buena idea; esculpir esa idea, escribir esa idea, filmar esa idea y luego decirla de forma tan clara y simple que no haya forma de mal interpretarla.
La idea es ésta: hablemos de cómo nos va tratando de ser personas, seres humanos.
No es fácil. Nada Fácil. ¿Quién diría?
La idea es ésta: tú y yo, que somos tan distintos, deberíamos empezar por reconocernos como iguales o al menos semejantes.
La idea es ésta: nosotros, que nos queríamos tanto, deberíamos entender claramente que somos miles de millones de seres humanos pasando por una experiencia de vida, que estamos juntos en esto aunque cada cual ande por su lado, que lo que te pasa a ti también me pasa a mí y le pasa al resto.
Que no somos especiales pero sí somos únicos.
¿Se entiende?
¿No?
Pues bien, la idea es ésta: buscar y encontrar y ver The Closer a toda costa.
Se trata, básicamente, del último (por nuevo y último) especial/monólogo de Dave Chapelle, el comediante que muchos consideran El Mejor de Todos los Tiempos.
O The GOAT, por sus siglas en inglés.
Ser audiencia, estar de este lado y no allá arriba, es tan importante como ser protagonista.
@pescadoandrade / @mundodiners