Los estadounidenses Ross McElwee y Jay Rosenblatt han sido las estrellas de los EDOC 09.
Rosenblatt hace películas cortas, breves, de poco metraje pero mucho, mucho contenido. Me asombra la cantidad de información, de atmósfera y de sentimientos que este director puede meter en cinco minutos o menos. Rosenblatt es medio experimental, experimental para bien. Estoy harto de la gente que cree que catalogando algo de experimental se puede salir con la suya. Una historia que no se cuenta, que no se entiende o que simplemente no funciona porque no tiene pies ni cabeza no es experimental, es una pérdida de tiempo, del tiempo de los otros. Porque una cosa es hacer algo por puro placer, salir de paseo sin brújula y filmar y filmar y filmar sin pensar en un producto final definido e intencionado, menos aún en la posible existencia de un público. Eso lo respeto. Pero otra cosa es mandarse un pajazo mental/visual y esperar que la gente te aplauda por lo “loco” que estás y por lo “raro” que eres. Los de Rosenblatt suenan a pajazos e incluso se ven como tales en ciertas partes. Pero aquello es sólo una ilusión óptica, un truco, un filtro. Con todo tipo de imágenes de archivo (del archivo nacional y familiar), el realizador va armando sus impresiones del mundo así como sus reflexiones de combate. El acto parece simple: agarrar lo que ya existe y transformarlo en otra cosa. Pero detrás de este modus operandi hay mucho más que un montaje, hay una mirada, una voz, una personalidad que se va formando a través de la creación.
Por su lado, Ross McElwee hace películas autobiográficas y en primera persona que funcionan como espejos: ver tú reflejo, poner pausa, detenerte en los detalles y empezar a cachar, de a poco, quién es ese man que te mira y te mira como si le debieras algo. Me vendieron a McElwee, un profesor universitario con pinta de físico, como el Woody Allen de los documentales. Hicieron bien. Dieron justo en el clavo. He visto apenas dos de las seis películas que componen la retrospectiva McElwee y ya estoy enganchado. Sherman’s March es como una High Fidelity Verité en formato Killing Yourself to Live (la gran crónica rockera y novelada de Chuck Klosterman). El viaje físico, mental y sentimental de un hombre que busca una mujer que quiera estar con él y, lejos de encontrar al amor de su vida, encuentra una serie de mujeres que no quieren estar con él por una serie de circunstancias en particular. Y Bright Leaves, que comienza con una anécdota familiar que podría o no ser la base para una súper producción de Hollywood, se transforma en una película anti tabaco que lejos de sonar moralista a lo SOLCA, consigue explicar la relación entre los seres humanos y nuestros vicios. Los vicios son necesarios y por eso hay que tener todo el cuidado del mundo a la hora de escogerlos. Todos los vicios son malos pero pueden ser el camino hacia el bien.
Anoche, tras la proyección de Bright Leaves, Ross McElwee respondió preguntas y elaboró alrededor de su obra. Tomé apuntes a mano, cual reportero en los cuarenta, old school. Hoy los chequeo y me doy cuenta de que la mayoría no son sobre los documentales/novelas de McElwee sino sobre mí, sobre las cosas que me preocupan y que mucho me temo tendré que superar de una forma u otra. McElwee lo logra, te hace mirar hacia dentro, tocar eso que has obviado por años con la esperanza de que se solucione solo. No desvíes la mirada. Aprieta la herida y observa cómo la pus se drena a través de la infección. Hasta sanar.
3 comentarios:
Ahhh, el bueno de Ross McElwee. Me gusta su cine de no-ficción. Y su forma de documentar su vida desde una visión tan personal, pero con la maestría de sacudirnos por dentro, de hacernos reflexionar. McElwee es de aquellos que son un equipo técnico y artístico en una sola persona. Sin duda, es uno de los aciertos de este último EDOC.
Saludos.
C.
C
RM ha hecho muchos amigos en UIO y, al mismo tiempo, ha hecho q muchos desconocidos nos hagamos amigos. eso es el éxito.
saludes!
Pues cuanto me alegro que les hayan llegado las películas de Rosenblatt y McElwee. Son dos tipos geniales sin duda!
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