7.19.2011

Entrevista a David Byrne


David Byrne, cofundador de la mítica banda Talking Heads, artista plástico de prestigio mundial y bici-activista, estará en Quito este jueves 21, en el Centro de Arte Contemporáneo El Bicentenario (Luis Dávila y Venezuela, Barrio San Juan, 19h00), dando una charla llamada “Ciudades, bicicletas y el futuro de la movilidad”, en la que también aprovechará para presentar de manera informal su libro Diarios de bicicleta. Aquí una entrevista a la distancia.

Por Juan Fernando Andrade

Si, como dijo alguna vez, “lo visual a veces te dice como escuchar”, ¿puede lo visual decirte cómo descubrir una ciudad extraña en bicicleta?
Suelo empezar buscando la plaza central, un museo, un monumento, un río. Usando estos lugares uno puede retomar los pasos que permitieron que la ciudad crezca, que se convierta en lo que es actualmente. No confíes enteramente en los locales, a menudo subestiman cosas como éstas, aunque hay excepciones. Los locales tienen su propio mapa mental que funciona principalmente para sus vidas privadas, han interiorizado mucho de su ambiente y no pueden ver que aquello que los rodea es especial.

“La mejor vigilancia es hacer pensar a todos que están siendo vigilados” ¿Siente que lo vigilan?
El Concejo Nacional de Seguridad tiene la ambición de vigilarnos a todos, tienen edificios enteros donde guardan nuestros correos electrónicos, llamadas de celulares y mensajes de texto. Lo que nos salva es su incompetencia, nunca podrán filtrar u organizar toda esa información. He hablado sobre la invasión a Iraq en algunos de los diarios más importantes del país, así que no me sorprendería si estoy en una lista de vigilados. Me imagino que no soy una amenaza seria porque todavía no me han tocado.

“Casi todos nosotros, de cualquier raza, tenemos algo de qué arrepentirnos.” ¿De qué se arrepiente?
Soy británico y fui bautizado en honor a un ancestro que fue misionero en África a comienzos del siglo XX. Mi madre está especialmente orgullosa de que hubiera un misionario en la familia. Yo siento más o menos lo contrario. Entiendo el contexto histórico, pero no puedo evitar pensar que los misioneros vinieron (y aún vienen) a borrar las culturas indígenas disfrazados del cristianismo benevolente, la medicina o la educación, permitiendo así el colonialismo y las industrias que vienen con eso. Nunca le diría esto a mi madre.

“Por ejemplo, si estoy escribiendo una canción, no quiero crítica sincera” ¿Cómo sabe cuando un nuevo proyecto está listo parta conocer a otra gente?
Hay un momento de fragilidad en todo lo que se está formando – una canción, una relación, un niño –, cuando incluso la crítica más sincera y constructiva, puede ser devastadora. Si viene muy temprano siembra la semilla de la duda y puede que las cosas nunca lleguen a ser lo que podrían haber sido. Sé que hay momentos en los que siento que una canción puede ser un trozo de oro o una montaña de mierda, no siempre sé cual de las dos. Si se le ha permitido crecer lo suficiente para establecer una identidad que sea sincera y no comprometida, entonces probablemente está lista, aun cuando se convierta en algo que la gente no ame de entrada.

“… andar en bicicleta, en muchos países, implica pobreza”. Ecuador es un ejemplo perfecto de eso, así como de comprar/manejar un auto como símbolo de estatus ¿Podría darnos la receta para esta enfermedad?
Wow, no soy un experto cambiando percepciones, pero a riesgo de sonar sexista, me imagino que si más mujeres empiezan a montar bicicletas entonces los hombres, de todas las edades, seguirán el ejemplo.

“…tengo la urgencia de ver mis a ratos aleatorias andanzas como si tuvieran una trama, un propósito guiado por alguna historia escondida.” ¿Cuál es esa historia?
Nos gusta pensar que teníamos que llegar hasta donde llegamos, que hay una razón para que nuestras decisiones anteriores nos hayan conducido a este instante. Es absurdo. Esta narrativa imaginaria, personal y nacional, tiene que ser acomodada para justificar dónde estamos a cada momento, con quién vivimos y en qué situación. Es al revés: el presente reescribe el pasado.

“Me di cuenta de que en ese momento la ironía me interesaba más que la utopía” ¿No es utópico pensar que el mundo entero irá en bicicleta al trabajo?
La ironía me interesa mucho menos ahora, por lo menos eso creo. ¿Acaso eso significa que tengo que ser un utópico idealista? Pensar alrededor de líneas ideológicas y absolutistas es peligroso, muchas acciones horribles a gran escala se han justificado como el resultado de un sueño utópico o una ideología rígida. Entiendo que no todo el mundo encuentra la bicicleta como algo práctico, así como entiendo que las industrias de automóviles y combustibles están bien consolidadas y lucharán con fuerza para mantener su dominio. He visto ciudades donde alternativas para el transporte han sido incrementadas, y algunas de ellas están funcionando, no es utópico esperar que un proyecto que funciona sea copiado y adoptado en otros lugares, es pragmático y realista.

“El mundo no es lógico, es una canción” ¿Qué canción?
No actuamos ni nos relacionamos de maneras enteramente lógicas y racionales, hay otro tipo de conexiones, otros tipos de lógica que son más poéticos, más musicales. Uno no siempre se comporta de acuerdo al plan, como cuando una pieza musical lo mueve emocionalmente. Una canción funciona cuando las expectativas (musicales y líricas) son ligeramente violadas, cuando no puedes predecir exactamente qué es lo que va a pasar aunque luego pase y se sienta bien. Eso es lo que quiero decir.

(El Comercio, 18/07/11)

1 comentario:

Esteban Mayorga dijo...

"Hay un momento de fragilidad en todo lo que se está formando – una canción, una relación, un niño –, cuando incluso la crítica más sincera y constructiva, puede ser devastadora."

Buenísimo.