4.16.2012

Ley de película


El viernes pasado me invitaron a Radio Pirata, un podcast dirigido por los célebres tuiteros El Gato que Fuma y Polificción, que se puede escuchar en internet. Minutos antes de la grabación, circulaba en las redes sociales el rumor de que hablaríamos sobre la famosa ley –perdón, proyecto de ley– de comunicación. Entré en pánico. La relación que tengo con la política es la misma desde mis tiernos cinco años de edad: me parece una cosa aburrida de la que conversan los papás en sus reuniones. El país con el que sueño se parece a la Suiza de la que hablaba Borges, un sitio donde no haya que ir a votar y nadie sepa quién es el presidente.

Además de aburrirme, la política me deprime. Supongo que es algo que viene con los años, cuando uno cobra conciencia de que, quiéralo o no, saldrá salpicado. Si aprueban la famosa ley, votando artículo por artículo o bajo el método que haya que inventarse para no quedarle mal al que sabemos, sólo los periodistas titulados como tales podrán ejercer libremente el oficio. Yo, por ejemplo, quedaría sin trabajo y de patitas en la calle. Suelo decir que lo que más me ha servido a la hora de hacer periodismo es haber estudiado cine: tener un concepto, por más básico que sea, de la narrativa y poder contar historias verdaderas como si fuesen inventadas. Así he podido abrirme camino publicando crónicas y hasta escribí una película basada en una de ellas, pero también, algo más vulgar y no menos importante, he podido ganarme la vida sin tener que meter las manos en bolsillos ajenos. Decía que la política me deprime porque, entre otras cosas, he tenido que crecer en contra de mi voluntad y darme cuenta de que ciertos amigos, esos que odiaban tanto como yo a los corruptos, se han transformado en el objeto de su odio, cambiando ideales por billetes. A ellos, sin embargo, nadie les pide un título para robar descaradamente ni exhibir su lujo folklórico y de mal gusto en la vía pública. Ellos son abogados, ingenieros, doctores, cualquier cosa menos políticos, y ahí están. ¿Puedo yo pedirle al economista que estudie política antes de lanzarse a la reelección y cumplir una década en el poder?

Lo más sensato que he escuchado últimamente sobre la revolución ciudadana salió de la boca de Arístides Vargas, director del grupo de teatro Malayerba, en una entrevista que le hizo Santiago Roldós –quien dicho sea de paso tampoco tiene título de periodista y es sin duda uno de los mejores columnistas de opinión– para la revista Vistazo, “la política es una instancia histórica y esto no durará para siempre”. Muy cierto. Sólo espero que el futuro me incluya y no, como pretende la ley, se deshaga de mí.

(El Diario, 15/04/12)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Pikilla,

De acuerdo en algunas cosas, como que es turro meterse a peleas de política pero es imposible salpicarse un poco.

Eso sí, la tesis central de este post no es correcta: La ley, en el punto en que está actualmente la redacción, no te impediría escribir ni a tí ni a Santiago Roldós.

http://www.asambleanacional.gov.ec/tramite-de-las-leyes.html

Revísala, artículo 18, en las excepciones a los editorialistas, comentaristas y autores.

Lo que tú dices se ha repetido en algunos medios, pero es por el momento un chisme que no figura de ninguna manera así en el proyecto de ley.

Esa ley tiene algunas cosas buenas, de las que también valdría enterarse, especialmente en cuanto a fomento de producción nacional.

Un abrazo
tu broder
I.

Ileana dijo...

Hola Juan Fernando, iba a hacerte la precisión q ya te hizo tu amigo I
Igual estoy en contra de la "profesionalización" obligatoria para los periodistas de planta de ciertas secciones. Me parece una limitación absurda. Sin embargo, creo que debería establecerse algún un sistema que asegure la formación y actualización permanente para los periodistas en ejercicio.

Y lo otro que dice tu amigo es verdad, poco y mal se ha dicho en los medios sobre aspectos-que-prodrían-ser-positivos de esta ley. A mi, por ejemplo, se me hace muy interesante el tema del 1-1 para producción nacional de música.
Mira lo que dice Roberto Manciatti, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión: "estas disposiciones son inviables, pues no existe el número de autores y cantantes necesarios (en Ecuador). No por falta de talento, sino porque el Estado no se preocupó de crear nuevos conservatorios (...) En la práctica hay estaciones que difunden exclusivamente música anglosajona en formato de rock and roll, y ahora obligatoriamente tendrán que mezclar con tecnocumbia"
WTF????

LINK

http://www.eluniverso.com/2012/04/07/1/1355/radios-musicales-avizora-efecto-discrimen.html

Juan Fernando Andrade dijo...

Queridos,

Antes que nada, perdonen la demora, ya les contaré en qué ando...

De acuerdo con ambos, en ciertas cosas. Es poco o nada lo que se dice de los artículos que pueden resultar positivos para los artistas nacionales (y yo me meto en esa colada porque tampoco lo he comentado).

El 1x1 es un gran ejemplo, me parece genial en la medida en que nos permita competir en igualdad de condiciones con los extranjeros, pero tampoco con imposiciones, yo no creo que las cosas sean buenas o malas por su nacionalidad, además, al fin y al cabo, merezco la oportunidad de decidir por mí mismo entre, digamos, Los Pescados y los Black Keys.

La "profesionalización" puede funcionar con ciencias exactas, yo no quisiera, por ejemplo, que un chef me practique una neurocirugía, pero el periodismo no es una de ellas. Si no me afecta porque soy autor o comentarista (lo que dudo porque ya hemos visto cómo se portan con la gente que opina), afecta al proceso por el cual entré al medio: buscando trabajo. Cuántos están en las mismas ahora mismo? Cuántos podrían quedarse sin empleo porque su título NO dice que pueden ejercer tal o cual función? En casos como estos, creo, el trabajo, no el título, hace profesional a los individuos.

Un verdadero placer estar de acuerdo y en desacuerdo con ustedes.

Abrazos!

mauricio Gacia dijo...

Yo estoy de acuerdo con la profisionalizacion en el caso de periodistas de campo, no asi de editorialistas, cometaristas y autores. Para muesta un boton: mi caso! estudie periodismo (aunque ahora me dedico a otra cosa)cuando terminaba la uni. entre a un canal de practicante con la promesa de a los 3 meses ser contratado. A los 3 meses llego de los USA la hija de un intimo duro del canal. Yo me fui al garete y ella se quedo con el puesto, que habia estudiado ella?, algo con ingenieria comercial!

Anónimo dijo...

Creo que todo eso de que la ley se aplica para unos sí y para otros no está expuesta a la delgada línea de la interpretación. Y en este caso no me fío de los interpretadores.

Curioso pensar que una ley como ésta hubiera dejado, hace unas cuantas décadas, sin la posibilidad de ejercer el periodismo a Gabriel García Márquez.

Saludos.

DRGN