Tengo amigos que sueñan con hacer una fiesta que se parezca al video de la canción “Meneando la pera” de Magic Juan. En ese video, el cantante de origen dominicano abre las puertas de su casa a unas cuantas mujeres en bikini que se bañan en su piscina y, cada vez que lo dicta el coro, se ponen una mano en la espalda, la otra en el piso y dan una media vuelta meneando la pera. Pues bien, sepan que al lado de los tres adolescentes que organizan la fiesta de Proyecto X –irónico que el caribeño haya salido de Proyecto Uno– Magic Juan es lo que se dice un niño de pecho.
Me atrevo a escribir que esta película, disfrazada de comedia sexual con acné, pastillas de éxtasis y shots de tequila, es en verdad una cinta experimental inspirada en la pregunta generacional que define el siglo XXI: ¿hasta dónde podemos llegar? Déjenme decirles de entrada que tanto el comienzo como el final son absolutamente prescindibles, que lo que importa ocurre a partir del minuto 25, cuando un barril de cerveza cubierto de hielo se planta en el jardín, y termina casi una hora después, cuando un tipo embalado y sin camisa baja a un policía de un caballo para subirse y cabalgar victorioso por un barrio en llamas con Metallica sonando al fondo. Ok, sí, suena a un par de cosas que hemos visto antes y sobre todo suena a ¿Qué pasó ayer? (no es coincidencia que sea de los mismos productores). La diferencia es que esto pasó hoy, está pasando, lo estamos viendo y a medida que una fiesta que tenía todo para fracasar se convierte en una celebración épica, digna de emperadores romanos en ácido, al otro lado de la pantalla pensamos: la que los parió, se jodió todo. Gente que salta desnuda a la piscina, gente que se cuelga de las lámparas, gente que entra volando en una patineta y rompe las ventanas, gente que se lame el trago de la piel, chicos con chicas y chicas con otras chicas, un hombre pequeño encerrado en un horno y esa sensación de que sí, como lo ofrecieron en el poster, esta es una fiesta con la que sólo podíamos soñar, o ni eso.
Proyecto X cumple, no tiene lecciones de vida, nadie va a salir de la sala siendo una mejor persona o cuestionando el mundo que le rodea, nadie, pero si en alguna facultad de cine existe tal cosa como un curso en el que se analiza el género “películas sobre fiestas”, ésta debería ser motivo de extensas monografías y ejercicios de recreación. Es increíble que sea creíble, que la euforia y el caos puedan registrarse con tanta fidelidad y detalle. Yo la vi ayer y tengo chuchaqui. Magic Juan no es nadie.
(El Diario, 22/07/12)
3 comentarios:
es la cagada de buena la fiesta
Juan Fernando:
Estoy en Ibarra, enfretándome con el pueblo y mis fantasmas; esperando las cuatro letras en facebook que debería escribirme alguien que no sé si es mi novio, mi mejor amigo, o el zorro al lado del Principito.
En fin, da igual mis cabildeos emocionales. Que sepas que tus relatos me confrontan con una parte de mí que no quiero ver.
Es como cuando estoy en un lugar muy alto y no tengo miedo de caer, sino ganas de lanzarme.
Un abrazo,
Pablo
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Mejar Fesa Del Mundo
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