Fiona Apple con los
ojos cerrados. Una lámpara de velador ilumina las paredes rojas del cuarto, ella
se hace a un lado, recoge los brazos, dobla las rodillas para guardar sus
piernas y acuesta la cabeza sobre el pecho de un hombre con cabeza de cabra. Lleva
más de tres minutos cantando Every Single
Night, el primer corte de su
nuevo disco, una canción sobre no poder dormir, sobre mariposas inflamando
llamas blancas y sentir que el dolor es, literalmente, un segundo esqueleto
tratando de encajar bajo la piel.
La veo cruzar un
puente en París junto a un pulpo gigante, los tentáculos lubricados con baba, camino
a la torre Eiffel que aparece inclinada y morada. Hemos llegado al primer coro –¿es
el coro?, ¿necesitan todas las canciones un coro?– y ella abre esa boca enorme en
la que cabemos todos: cada noche es una
pelea con mi cerebro. Alarga la palabra cerebro,
alarga el espacio en su cabeza y todos esos pensamientos que no han logrado ir
al gimnasio durante el día rebosan de energía y le quitan el sueño. Debajo de
una almohada, sus neuronas siguen carburando.
La
costilla es la cáscara y mi corazón es una yema de huevo y acabo de preparar una
comida para que nos asfixiemos. Esa lucidez sólo se alcanza con el insomnio, con el
paso inútil de las horas, con una voz que podría morir de un ataque de
honestidad si no fuera porque del otro lado, de este lado, tampoco podemos dormir y la vemos acostada sobre tierra
oscura y húmeda, jugando con caracoles que se le trepan a los dedos y le calzan
como uñas postizas. Fiona Apple en un video protagonizando el eterno resplandor
de una mente sin descanso: diez millones de ideas hablándote al oído.
El cabeza de cabra debe ser oficinista porque usa bóxer blanco, qué
bajón. Sobre la cama un par de Adidas y una bola de discoteca. La última frase,
yo sólo quiero sentirlo todo, se
repite en tono psiquiátrico y es así
como tenemos otra canción que nos libra de todo mal. Antes del corte a negro, Fiona
desvía la mirada y se ríe con ojos y huequitos en las mejillas, segura de haber
hecho lo que hizo. El pelo oscuro le conviene. Qué ganas de besarla.
(El Comercio, 01/07/12)
5 comentarios:
¡Tu descripción es mejor que el video, loco!
gracias loco! pilas con ese disco q está buenísimo...
Viejo! esta buenísimo! tienes mega talento para escribir
Fiona idola!
Quizá a Fionna le paso lo que me paso a mì, seguramente a ella le toco la peor parte de Él , su tristeza ... y es que parte del insomnio es la tristeza ajena y el pasado ajeno.
Fionna fijo se enganchò pero al engancharse no se dio cuenta que todos vienen con pasado incluido y termino con un pulpo en la cabeza y con ganas de borrar algo que ya estaba marcado, después dejo que Él la besara para que ella trate de buscar cura y borrón de lo que ya fue... sì, de eso que ya fue y precisamente en ese pasado no estuvo ella incluida.
Pasa que ahora hay màs "bellos durmientes" esperando que alguien les cure de un besuco.
Y es así como comprendì que todos somos el borrón y cuenta nueva de alguien màs.
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