3.11.2013

El show de Helen Mirren


Sí, es cierto: detrás y al lado y muchas veces delante de un gran hombre hay una gran mujer. Lo mismo puede pasar con las películas. Hitchcock no es, como creíamos, una cinta sobre Alfred Hitchcock y su clásica, canónica y casi abortada cinta de terror de 1960, Psicosis. No. Este es el show de una gran mujer, Helen Mirren, que hace el papel de Alma Reville, la esposa del director. Es más, con Mirren al frente podrían haber filmado una biografía de Alma en la que Hitchcok apareciera sólo de paso, confundido entre los extras, en uno de sus clásicos cameos.

El guión está basado en el libro Alfred Hitchcock y cómo se hizo Psicosis, de Stephen Rebello, que al parecer es lo que hay que leer si uno quiere saber por qué un tipo rodado e incluso gastado como el buen Hitch se empeñó en hacer y financiar a riesgo de perder su casa una cinta de terror, basada a su vez en una novela considerada de mal gusto. Habrá que hacerlo porque en esta película Hitch desaparece y mucha de la culpa la tiene el mismo Anthony Hopkins, que capaz se cansó de actuar hace tiempo y cree que con imitar basta. El Hitchcock de Hopkins estaría increíble en una fiesta de disfraces y quizás hasta ganaría un concurso de talentos en televisión, pero no es real. Hopkins contrajo la pose, la cabeza apoyada en la papada, las manos sobre el estómago, el tono de narrador. De lo que había dentro de Hitchcock no agarró nada.  

Helen Mirren, que hizo la mejor imitación de todas en La Reina, sabe que actuar no es eso así te den un Oscar. De ahora en adelante cuando el mundo piense en Alma Reville, en su tenacidad y en su talento y en cómo hizo para transformar a Alfred Hitchcock en Alfred Hitchcock, pensará en Helen Mirren y será su rostro el que venga a nuestra mente. A diferencia de Hopkins, que apenas puede caminar con tanta prótesis encima, ella se mueve como le da la gana, segura de sí misma hasta cuando está en crisis, apasionada cuando escribe, profética cuando sugiere que le den a Anthony Perkins el papel principal, brillante cuando monta la película en la sala de edición y atractiva a sus casi 70 años cuando nada en traje de baño. Hitchcock no hubiese existido sin Alma y esta película no podría existir sin Helen Mirren.

El director Sacha Gervasi, que dicho sea de paso estuvo al frente de Anvil, uno de los mejores documentales jamás hechos, no logró lo que queríamos con Hitchcock, no pudo ver más allá de lo evidente ni meterse en la mente de quien sin duda es su ídolo, pero nos ha dado una de las mejores películas de Helen Mirren, y eso no es poco.

(El Diario)  

1 comentario:

Francesco Sinibaldi dijo...

Una voz suave.

El sol en el
cielo domina
el pasado
y cuando una
luz regresa
en el campo
siento el ardor
de la nueva
mañana.

Francesco Sinibaldi