5.09.2013

Al "Phil Spector" Pacino


Casi había olvidado lo bueno que puede ser Al Pacino. El pasado 24 de marzo, un domingo por la noche, se estrenó en HBO una película hecha exclusivamente para la televisión en la que Pacino, como en sus mejores días, hizo mucho por el cine. La cinta se llama Phil Spector y como lo advierte un aviso al comienzo, no está del todo basada en la vida del famoso productor musical ni pretende ser la única verdad. Es un trabajo de intuición, de versión de los hechos, del director y guionista David Mamet.

Lo normal sería decir que Pacino brilla en el papel de Phil Spector, pero en este caso decir eso sería decir poco. Pacino, más bien, se rebosa, se excede, cruza el límite de la interpretación y vuelve convertido en otro, un tipo que no es ni el Al Pacino ni Phil Spector sino lo mejor de los dos: el genio y la locura a todo volumen. Dice Mamet que decidió hacer la película después de ver La agonía y el éxtasis de Phil Spector, el gran documental de Vikram Jayanti –que dicho sea de paso está en YouTube–, dejando de lado la biografía de Spector y enfocándose en el juicio que lo llevó a prisión acusado de asesinato. Mamet, sin duda, hizo lo correcto, agarró el momento de mayor fragilidad y delirio de un personaje inflamable y lo hizo carne en Al Pacino.

Este Pacino tiene la rabia y el resentimiento de Shylock en El mercader de Venecia y el arresto de Big Boy Caprice, el archienemigo de Dick Tracy, ese personaje que podría haber sido una broma y Pacino se tomó tan en serio. Como Phil Spector, caminando por su palacete californiano en pijama, envuelto en una bata de seda con dragones asiáticos bordados a cada lado del pecho, gritando monólogos que a cualquiera le quedarían grandes, Pacino se siente cómodo, a ratos, incluso, parece que está en un teatro (quizás tenga algo que ver que Mamet empezó escribiendo teatro), trabajando sobre las tablas en ese lenguaje que le permite sobreactuar y sobregirarse sin temor de ser abandonado por el público. Aunque las manos le tiemblen hace años que su voz no estaba tan firme.

“He conocido mucha gente loca en mi vida, y poca gente cuerda con la que pueda hablar, tú eres una de ellas”, le dice Pacino a Helen Mirren, impecable como siempre en el papel de Linda Kenny Baden, la abogada que casi, casi, salva a Spector de la cárcel. Yo he conocido a varios Pacinos en mi vida, es más, hace poco, cuando reestrenaron El Padrino en salas, sentí que volví a conocer al primero, la joven promesa con la vida por delante, pero este Pacino/Spector, en mono a través de la famosa wall of sound, es uno con el que podría hablar largo y tendido.

(El Diario) 

2 comentarios:

Francesco Sinibaldi dijo...

La mémoire et un sourire.

Doucement,
et comme
le chant d'une
pensée, le
tendre oiseau
retrouve le
sourire de
l'aimable
jeunesse.

Francesco Sinibaldi

Francesco Sinibaldi dijo...

En la silla.

El sonido
perpetuo de
la noche
encantada,
una dulce
poesía, el llanto,
el ardor, la
nueva emoción
que candida
viene....

Francesco Sinibaldi