¿Podré volver a levantarme temprano?
¿Podré abrir los ojos y salir de la cama? ¿Podré volver algún día al
supermercado a comprar cosas para el desayuno? ¿Podré ponerme algo que no sea
una pijama? ¿Podré volver a andar en bicicleta todas las mañanas? ¿Podré darme
una ducha, almorzar y seguir trabajando? ¿Podré sentarme en el escritorio en
vez de escribir en la cama con la computadora echada sobre los muslos? ¿Podré volver
a ver una película de principio a fin sin perderme en la mitad del argumento?
¿Podrán los amigos cuyas llamadas no he
contestado volver a hablar conmigo? ¿Podrán las fiestas a las que no he ido
volver a mi? ¿Podrá mi familia aceptar mi silencio y suponer que todo esto es
parte de una etapa y tiene poco que ver con ellos? ¿Podrán mis compañeros de
trabajo funcionar al ritmo de mis atrasos sin que eso les cueste el ritmo del
suyo? ¿Podré escribir mecánicamente cuando tenga que hacerlo porque alguien
tiene que hacerlo? ¿Podré romperme a llorar un día durante horas y horas y no
llorar nunca más? ¿Podría una sola gota salvar mi vida?
¿Podrán las pastillas hacer lo que no han
podido hacer ni los tragos ni las drogas? ¿Quién es peor, el que bebe o se mete
algo todos los días o el que necesita un antipsicótico a las ocho y media de la
noche para amarrar sus pensamientos? ¿Quién más está tomando antipsicóticos, la
profesora que enseña literatura en la universidad, algún asambleísta que le
dice a sus amigos que lo que toma son vitaminas para aguantar la jornada, el
psicólogo que dice que debes curarlo todo con meditación? ¿Cómo sería el mundo
si todos, al mismo tiempo, dejáramos de tomar nuestras medicinas?
¿Podré volver a asombrarme con tanta
facilidad como antes? ¿Serán los otros hombres y mujeres misterios que esté
dispuesto a resolver? ¿Bajaré de peso? ¿Tendré pensamientos originales en mi
cabeza? ¿Puede una persona que nunca he visto en mi vida echarse a hablar
conmigo un domingo por la noche y salvarme de un domingo por la noche? ¿Qué es
lo que busco en otras personas?, ¿lo que me hace falta?, ¿lo que me sobra?, ¿que
me digan que el único truco es seguir adelante? ¿Podré ir hacia delante o el
camino no tiene más remedio que doblarse en algún momento?
¿Podré reconocer que no sé cuándo salga
de esta pero que saldré y entonces seré otro? ¿Cómo será ese otro? ¿Más fuerte
o más frágil? ¿Más seguro de sí mismo o más nervioso? ¿Más duro o más
vulnerable? ¿Ese otro me reconocerá? ¿Seré capaz de reconocer a ese otro por la
calle, mirarlo a la cara, sacudirlo y decirle que somos el mismo y que desde este
momento ocuparemos la misma piel? ¿Por qué estoy poniendo mis esperanzas en
transformarme en algo que no soy? ¿No debería fijarme en las cosas buenas que
tengo y agarrarme a ellas? ¿Tengo cosas buenas?
¿Podré decirte algún día todo lo que no
te dije cuando nuestros días eran los mismos días? ¿Sirve de algo hablar del
pasado cuando ya ninguno de los dos estará en el futuro del otro? ¿Podré volver
a convencerme de que alguien como yo puede estar con alguien como tú? ¿Quién
eres tú? ¿Eres lo que vi antes o lo que vi después de que cayeran todos los
muros? ¿Eres la que estaba pendiente de todos mis movimientos o la que
bostezaba por teléfono y decía que ya tenía que dormir? ¿Eres varias personas?
¿Lo sabías?
¿Podré hacer mañana lo que
dije que haría hoy? ¿Podré olvidar todo lo que quiero olvidar? ¿Me pasaran
cosas nuevas y gente nueva y países nuevos? ¿Será pronto? ¿Volveré a este lugar
desde el que escribo esto? ¿Volveré a sentirme como me siento ahora? ¿Podré
dejar de hacerme tantas preguntas?
(SoHo)
8 comentarios:
... la silueta de la soledad puede resultar peligrosamente seductora y hasta adictiva... quizas sea la idea de sentirnos vulnerables o el hecho de que ella siempre esta ahi cuando la felicidad decide agarrar sus cosas y largarse con otro mas guapo.
Gracias por tus articulos, siempre disfruto leerlos.
Estima Juan Fernando
Espero que estés bien, como siempre hasta en la enfermedad brillante
Saludos
Kross
Qué lindo escribes, qué suerte que no eres Bukowski :)
AMLJ
Juan, en tantos años es la primera vez que leo un articulo tuyo basado en preguntas, y tengo que reconocer que te quedó precioso; es conmovedor y fuera de lo convencional.
Además, quiero rescatar que hay cuestiones en la vida que no todo el mundo entiende, lo diferente, lo desconocido, produce por lo general, miedo y rechazo, pero eso no quiere decir, que dejemos de ser personas valiosas, simplemente, que a cada uno le toca su propia historia que vivir, y sólo depende de uno mismo seguir adelante, puede que en el proceso estés acompañado o no, pero la clave, está en las ganas que la persona tenga en retomar su vida, más cuando se trata de una enfermedad crónica, muchas cosas no volverán a ser igual, pero hay otros caminos, otras opciones, no hay que cerrarse, hay que luchar, adaptarse, renovarse; la ayuda profesional, es el primer paso, y el hecho de depender de medicamentos para continuar, no es el fin del mundo, es parte de la solución, las enfermedades no se curan solas, se tratan y se combaten; aunque muchas veces nos creamos autosuficientes, en ciertos casos, nos toca buscar ayuda, y puede ser que la primera alternativa no dé resultados pero hay que seguir intentando, no hay que dejarse llevar por las críticas de los demás, repito, existe mucho desconocimiento de este tipo de temas en nuestra sociedad, se acepta una gripe, una gastritis, pero no que visites al psiquiatra. Ten cuidado con tus terapias alternativas, que causan adicción y muchos problemas.
Cuando algo te agobie recuerda siempre los mejores momentos de tu carrera, en todas sus facetas, no es preciso que recibas permanentemente elogios, hay mucha gente que aplaude tu trabajo, sigue escribiendo.
Y ten fe, mucha fe, sé que no eres religioso, pero te aseguro que en los momentos más oscuros y más tristes, cuando te duele el alma, escuchar una oración, una canción, te puede reconfortar como ninguna otra cosa.
Ah, y disculpa, la sinceridad y la dureza pero lo digo porque conozco un caso parecido de una persona cercana y muy querida.
Espero que tengas mejores días. Cuídate.
Diana Elisa
GRACIAS por sus palabras. No hay nada de qué preocuparse...
saludes!
¡Genialidad total!, siempre maravilloso Juan Fernando. Un abrazo.
uy Diana Elisa, cómo se nota que tú no estás enferma, no te enteras de nada....eres psicóloga me temo? jajaja
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