4.22.2020

Día 37 (mi cumpleaños feliz)


Because we need each other
We believe in one another
And I know we’re going to uncover
What’s sleepin’ in our soul

- Noel Gallagher -


Como todos los años, mi abuela es la primera en llamar por teléfono. El festejo no puede comenzar sin su bendición. Las mismas líneas cada 1* de abril: Usted nació en la Clínica Morales a las seis de la mañana en punto ¿Se acuerda de la Clínica Morales?, en la calle Córdova, frente a la pizzería de las Guillem. Y usted, mi rey, mi amor, mi preferido, era rubio, rubiecito. Después fue que se dañó ¿Por qué sería?

Cuando empezó todo esto, cuando estábamos terminando la segunda semana de cuarentena y toque de queda y #quedatencasa, unos amigos me contaron que dentro de su urbanización, en Portoviejo, se estaba practicando el trueque entre vecinos: racimos de verde por sacos de naranja; tú cuidas a los míos hoy y yo cuido a los tuyos mañana; te cambio una de Johnny Negro por una de Old Parr. Y que así tenían, más o menos, lo que necesitaban sin tener que salir todos los días a la tienda o, Dios no quiera, al supermercado. 

Algo parecido sucedía en los días que siguieron al terremoto, al 16A (otro aniversario, perverso, que se celebró la semana pasada). A pesar de todo lo que se robó en el proceso (prohibido olvidar), hubo gente de buena voluntad que ayudó en lo que pudo de manera genuina: donando alimentos, ropa y juguetes desde varias provincias del Ecuador. Claro que esa ayuda no duró para siempre. Ni siquiera logró mantenerse el año entero que varias familias aún enteras pasaron bajo una carpa. Pero no, miento. Las latas de atún, esas mismas latas de atún, volvieron a Manabí justamente un año después, en abril del 2017, cuando Lenín “ganó” el balotaje de la segunda vuelta. Sólo que en ese abril las latas se compartían por redes y mensajes de WhatsApp con la leyenda devuelvan los atunes dedicada a los manabitas que, sí, todo hay que decirlo, votaron en su gran mayoría por Correa, es decir, por Lenín. (Ni siquiera en eso tuvo suerte mi provincia. Ahora le dicen El Cojo, El Traidor, El Rueditas; y yo, estando como estamos y hemos estado y seguiremos estando, me pregunto lo mismo que AVE Jaramillo: ¿será que Lenín se arrepiente de no haber dejado ganar a Lasso? / la otra pregunta, ¿estaríamos mejor con Lasso?, merece otro post, pero seguro Lenín estaría, por lo menos ahora, más tranquilo) 

Les pregunté a mis amigos, los del trueque, que, me consta, pasaron más de un mes durmiendo en colchones dispuestos en la sala de su casa, cerca de la puerta, por si se venía una/otra réplica o, ahora sí, el que en ese momento pensábamos sería el fin del mundo, si los manabitas estábamos, hoy por hoy, preparados para otro terremoto. Me explico: ¿tenemos la mochila lista?, ¿los alimentos no perecibles?, ¿la linterna con pilas de repuesto?, ¿el radio con pilas de repuesto?, ¿el equipo Mad Max? Y no, no lo tenemos. Lo tuvimos. Lo tuvieron, quizás, por seis meses, o más, o menos, pero ya no. Esas mochilas tuvieron que usarse para cosas realmente necesarias y, claro, volvimos a la (a)normalidad.

De todo lo malo/terrorífico/monstruoso que ha pasado desde que el CV19 nos alejó de las calles y de cierta gente, lo peor, casi a la altura de la compra de guantes y mascarillas con sobreprecio por parte del IESS, son, a mi manera de ver, las canciones solidarias. Un fenómeno increíble: todas iguales y, a la vez, cada una peor que la otra. Volveremos a vernos / volveremos a abrazarnos / volverá la luz. ¡Dios!, se reproducen como ratas e infectan a los que se creían sanos. Me quedo, mil veces, con el slogan chileno: No volveremos a la normalidad porque la normalidad era el problema (10/19) 

Si alguna canción ha podido acertar y contener lo que nos está sucediendo, es la de Dylan: la historia de un país que, tras el asesinato de un presidente que era tan joven y tan guapo y tenía una esposa que era tan joven y tan guapa y unos niños tan lindos, se vino abajo, se quebró, se fracturó, y tuvo que aprender a vivir como un país donde se puede asesinar a un presidente durante un desfile, es decir, dispararle a un blanco móvil, algo, en teoría, nada sencillo de conseguir. Dylan (y por esto también le dieron el Nobel; digo, para los que siguen preguntando) canta que nada será igual, que es mejor saberlo desde ya, asumir el trauma, y aprender a vivir con la nostalgia en una mano y el presente en la otra porque el futuro, se sabe, se encargará de corregir nuestros planes.   

Y pregunto
¿Volveremos (yo también quiero usar la palabrita) a ser tan buenos como ahora? 
¿tan solidarios?
¿tan cariñosos? 

Digamos que mi cumpleaños, redondeando números, duró casi un fin de semana completo: un aproximado de 56 horas, contando la hora en que empezó el primer Zoom y la hora en que terminó el último. Y sí, la gente tiene tiempo libre, está sola, aburrida, cansada, harta de estar harta, esperando cualquier motivo para abrir la próxima botella, al borde del crimen familiar/pasional, pero gracias, GRACIAS de verdad a todos los que son y no son, los que estuvieron y los que faltaron, los que me escribieron sólo para matar unos minutos antes de pasar al resto del tiempo muerto. Yo (mal hijo, mal amigo, mal profesional y, con la ayuda de mi Dios, eventual mal marido) tuve uno de los mejores cumpleaños que de mi vida: la gente, se nota, necesita volcar e invertir y materializar sus buenos sentimientos, eso que nos hace humanos, sobre algo, o sobre alguien, y este fin de semana me tocó a mí. De nuevo, otra vez, GRACIAS.    

Soy enemigo de los Zooms que incluyen a más de cuatro personas: seamos francos, no funcionan, todo el mundo habla al mismo tiempo y nadie se entiende (suerte y bendiciones y oraciones para mis amigos, profesores de esto o lo otro, que darán clases por Zoom hasta que termine el año). Pero en la cresta del festejo formé parte de uno con más de diez personas conectadas al mismo tiempo y, aunque demoró en arrancar, es decir, no fue una fiesta fácil de encender (mucho silencio, mucho ya pues, alguien diga algo, por favor), mucho alcohol y algo de weed mediante y la GRAN idea de llegado un momento cantar todos La maldita primavera (versión original, Yuri in da house) despegamos como Superman y por un momento, un largo momento, logramos lo que logró Superman en 1978: detener el tiempo, invertir la dirección en que rota la tierra, salvar a los que amamos, y arreglar la vida. 

Y, otra vez, Dostoyevski: la vida cobra sentido cuando se la entregamos a los demás. Yo había intentado, de varias maneras, evitar/evadir ese Zoom multitudinario. O sea, quería hablar con todos los que esa noche estuvieron frente a sus pantallas en ciudades distintas y hasta husos horarios distintos en una jornada nada menos que maratónica, pero quería hacerlo por separado para, según yo, gozar más y mejor de cada un@. Error, grave error. 1) La fiesta no era mía 2) La alegría colectiva mata la histeria colectiva y contiene la paranoia colectiva (al menos las encierra en un paréntesis, como este). 

Y ya, pasó. De vuelta a esta (a)normalidad que también es un problema pero, hey, por lo menos ahora lo sabemos. 

¿Miraremos con melancolía los días en que vivíamos pendientes del otro y hacíamos enormes esfuerzos emocionales para sonreír y acompañarlo en su cumpleaños por siete putas horas? ¿O lloverá y ya no seré tuya sino la gata bajo la lluvia? Yo extrañaré esos días, ese día, este día. 

Ya los extraño.

Hoy me llegó un mensaje de texto que dice: Yo! Cómo estuvo el chuchaqui? Buen cumple! Y esas cosas, se sabe, no se pueden fingir. Sí: buen cumple. GRACIAS!!!   

Y, aquí, otra vez la palabrita, ¿volveremos a empacar con esos atunes que no devolvimos la mochila para el siguiente (siempre habrá otro) apocalipsis? 
Ojalá. 

Lo necesitamos. 

Nos necesitamos. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz cumpleaños! Disculpa una pregunta, dónde se puede conseguir tu libro Hablas demasiado? Yo lo leí, lo regalé y ahora quiero regalarlo de nuevo. Ojalá me puedas ayudar. Gracias.

Daniel

Juan Fernando Andrade dijo...

hola, Daniel
GRACIAS por tus buenos deseos
HD está agotada por el momento y
como van las cosas
no sé cuándo se vuelva a imprimir
pero si me buscas en FB te cruzo el PDF
no problem... saludes