2.25.2021

A la salud de Gary Oldman




Parece que me he convertido, 
más y más, 
en una rata atrapada en una trampa que yo mismo construí, 
una trampa que reparo cada vez que existe el peligro de que me pueda escapar. 
- Herman Mankiewicz - 

La única esperanza es el próximo trago. 
- Malcolm Lowry - 

El borracho es sagrado. 
- Carlos Julio Arosemena Monroy - 



¿Sorprendió a alguien que a principios del 2020 Joaquin Phoenix ganara el Óscar a mejor actor por Joker? No, para nada. Si me apuran, el premio estaba anunciado y entregado y la ceremonia fue una mera formalidad. Una vez más, la Academia no decepcionó en su costumbre de no sorprender. A Phoenix ya le habían dado, además y entre varios otros de menor calibre, el Bafta y el Globo de Oro por el mismo papel, así que más que una premiación lo que pasó aquella noche en Los Ángeles, California, fue una confirmación de la tendencia. 

Joker engañó a muchos. Con ese cuento de que Phoenix estaría literalmente al frente y de que este legendario y asesino y psicópata y sádico y amoral personaje de cómics sería tratado como un personaje del Scorsese setentero (hay que ver The King of Comedy), logró venderse como una cinta de cine arte que, casi por casualidad y sin intención, tenía al centro del relato un cartucho de dinamita más bien relacionado con las franquicias de superhéroes, esas películas que el mismo Scorsese se niega a reconocer como cine y a las que compara con parques de diversiones temáticos onda Disney o Universal Studios. 

Y no, Joker no es cine arte disfrazado de película de superhéroes sino justamente lo contrario y le hubiese ido bastante mejor, creo, si nos mostraba directamente el gato y no la liebre. Pero algo es cierto: supo medir la temperatura social, enfocar eso que flotaba en el ambiente pero no se veía y capturar la magnitud de un momento antes de que sucediera: el caos estaba por venir y la película lo anunció. Se estrenó en 2019 y por lo menos en Latinoamérica sirvió de prólogo (y, quién sabe, capaz también de inspiración para más de uno) de las violentas manifestaciones que enfrentaron a los ciudadanos y al poder del Estado en varias de nuestras capitales: Santiago, Bogotá, Quito. 

Muchos estuvieron de acuerdo, habían sido maltratados y pisoteados y presionados y bulleados por demasiado tiempo y por gente que estaba muy pero muy arriba, así que, como en Joker, salieron a quemarlo todo buscando no se sabe si justicia o venganza o simplemente ser vistos y escuchados aunque terminaran sin ojos o sin pulso. 

Ahora bien, dicho esto, ¿hacía falta que el esqueleto de Joaquin Phoenix se contorsionara como la boa amaestrada que sale de la canasta hasta cuando nadie está tocando la flauta?; ¿hacía falta que se compadeciera tanto de sí mismo y terminara causando aversión, aburrimiento y no empatía?; ¿hacía falta, y esto es clave, que Phoenix dejara de ser el gran actor que es para convertirse en un exhibicionista y mercader de muecas? No. Hubiese sido mejor que actúe. Es decir, hubiese sido tanto mejor que no nos diésemos cuenta de que estaba actuando. Como hacen los profesionales apasionados por el oficio y no por el reconocimiento. Como Gary Oldman en Mank, por ejemplo. 

De lo que pude ver en 2019, que no fue poco, quien realmente me deslumbró fue Matthew McConaughey en la épica e inolvidable The Beach Bum, escrita y dirigida por esa especie de genio que es y sigue siendo el casi-cincuentón-pero-siempre-joven Harmony Korine. McConaughey hizo el papel principal, le dio carne al poeta Moondog, que anda por los Cabos de la Florida con un grifo en una mano y una lata de cerveza en la otra recitando su poema más recordado, su gran éxito, su clásico, el que las multitudes no han logrado olvidar quizás porque él, al comienzo de la cinta, lleva varios años sin escribir nada nuevo:

Dormí en una cama en La Habana 
Pensando en ti 
Hace un momento, orinando 
Bajé la mirada y miré mi pene con cariño 
Saber que ha estado dentro de ti 
Dos veces hoy 
Me hace sentir un hombre hermoso 

En The Beach Bum uno no sabe dónde acaba McConaughey y dónde empieza Moondog y a ratos parecería que no se trata de una ficción desquiciada sino de un documental que se desquicia. En The Beach Bum dan ganas de fumarse más de un grifo y tomarse más de una cerveza con el poeta porque todo se siente genuino, verdadero (incluso y sobre todo lo absurdo); y lo verdadero conecta y perdura. En The Beach Bum Matthew McConaughey entra al salón de la fama de los grandes borrachos de Hollywood, compartiendo barra y hielos y tarima con gente tan querida como Don Birnam (Ray Milland en The Lost Weekend, 1945), Kristen Arnesen Clay (Lee Remick en Days of Wine and Roses, 1962), Geoffrey Firmin (Albert Finney en Under the Volcano, 1984), Henry (Mickey Rourke en Barfly, 1987), Ben Sanderson (Nicolas Cage en Leaving Las Vegas, 1995) y Hank Chinaski (Matt Dillon en Factotum, 2005). El mismo salón de la fama al que entró, sin que hiciera falta comprar votos porque el fenómeno era tan innegable como irreversible, Gary Oldman a finales del 2020, cuando se encargó del rol principal en Mank. 

De ahora en adelante y hasta siempre brindaremos también por y con Herman Mankiewicz, el guionista nacido en la ciudad de Nueva York, hijo de inmigrantes judíos llegados de Alemania, que en 1941, cuando tenía 44 intoxicados años, escribió el guión de la que es para muchos y hasta el día de hoy la mejor película jamás filmada: Citizen Kane. 

Leí en un artículo de Página 12 que lo todo cerebral de Mank hace extrañar lo todo corazón de Ed Wood, la cinta que le dedicó Tim Burton al “peor director de la historia” en 1994 (y en la que, dicho sea de paso, también aparece como personaje Orson Welles). Discrepo. Gary Oldman es todo corazón y todo barriga y todo whisky y martinis y todo elocuencia sentimental e ideológica justo antes de vomitar por haber bebido, otra vez, uno o veinte tragos de más. 

Habría que pensar, entonces, qué hace de un borracho un gran borracho. Qué lo hace entrañable, categórico, capitular, capaz de llenar la pantalla y conmover o hacer reír o hacer llorar simplemente empinando el codo, llevándose el vaso a la boca, mirando con esos ojos cristalinos su reflejo en un espejo o en un río, durmiéndose en un sitio y despertando en otro luego de haber levantado en el aire uno de esos monólogos que en Mank sobran y son, suelen ser, la razón por la que las mejores películas sobre alcohólicos, las más emocionantes por quijotescas y libres de toda culpa (los personajes principales no se dan golpes de pecho buscando perdón y redención sino un billete para comprar otra botella), no alejan a nadie de las bebidas espirituosas sino que se encargan de abrir las venas, las gargantas, los corazones, liberar los sentimientos y así hasta que alguien pregunta, ¿Quieres un trago?, y otro alguien que ha estado esperando esa pregunta con la misma reserva de esperanza que tienen las mujeres de los marineros que no volverán responde, aliviado, ilusionado, seguro de que los dioses han escuchado sus plegarias y están a disposición de sus caprichos: Claro, si no es mucha molestia. O responde: ¿Por qué no? O responde: Sólo si me acompañas. O, como le dijo Charly García a Palito Ortega cuando éste último logró que sacaran al primero de una clínica de rehabilitación y lo dejaran llevar un tratamiento ambulatorio en su hacienda: Dame un whisky. 

Sigamos. Dicen que sólo hay dos cosas que pueden arruinar la vida de un hombre: no conseguir lo que quiere, y conseguir lo que quiere. A Herman “Mank” Mankiewicz le sucedieron ambas. Fue guionista de planta en la Paramount Pictures y llegó a ser el jefe del departamento de escritores cuando apenas pasaba de los treinta años, haciéndose espacio entre los trabajadores mejor pagados de la industria en su época de oro; ganó un Óscar por Citizen Kane y fue nominado a otro por The Pride of the Yankees, la historia del beisbolista Lou Gehrig, protagonizada por Gary Cooper; pero su carrera llegó hasta ahí, los siguientes once años de su vida los dedicó a terminar de beber lo que ya venía bebiendo desde hace un buen rato, y quién podría culparlo. Murió a los cincuenta y cinco años de envenenamiento urémico o, como se dice en el mundo de la farándula, complicaciones derivadas de su alcoholismo. 

Me despidieron cuando había conseguido el balance perfecto: yo no quería trabajar con la mitad de los productores del estudio y la otra mitad no quería trabajar conmigo, dice el Mank con cara y cuerpo de Gary Oldman. El guión, escrito por Jack Fincher, padre del director, David Fincher, está a la altura de esos otros guiones sobre esos otros escritores borrachos que se llenan la boca con licor pero también con discursos tan memorables como inoportunos e incómodos, dejando caer entre uno y otro alguna frase para el bronce. 

El balance, hay que decirlo, es un tema importantísimo; tanto en el cine como en las borracheras. 

Habiendo trabajado en más borracheras que películas, puedo decir con toda tranquilidad que Mank es uno de los nuestros, el tipo de bebedor que consigue la dosis justa para pararse en la cima del mundo, para montarlo, para domarlo, para hacerlo cambiar de rumbo; y no contento con eso y siempre coherente consigo mismo y constante en la ley universal que dicta que nada es demasiado y todo es muy poco, luego toma ese trago de más y cae desde lo más alto sólo para tener tiempo de disfrutar el vuelo y contemplar su propia caída. 

Todo esto gracias a Gary Oldman, que se llevó un Óscar en 2018 por su versión de Winston Churchill, otro caballero de buen beber, que no trata de parecer Mank sino que consigue ser Mank, y que ahora se para frente a la cámara, tambaleando como todos los gigantes, y nos deja saber que Mank tiene que beber porque de otra forma los pensamientos que se persiguen unos a otros dentro de su cabeza no podrían sentarse y conversar, que tiene que beber porque sólo así se pueden encontrar la poesía y la lucidez en algo que casi puede llamarse armonía, y que tiene que beber para poder parar un rato, mirar el mundo, y contarnos cómo es.


@pescadoandrade / @mundodiners 



2.18.2021

El poder de la gente



El domingo 7 de febrero, al comienzo de la noche, hubo una sensación de alegría que me pareció más que justificada, y eso que yo voté por Lasso. 

Hoy, desde temprano en la mañana, hubo una sensación de tristeza que me pareció -también- más que justificada, y eso que yo volveré a votar por Lasso.

He pasado todo el día pensando en las palabras con las que nos hemos llenado la boca últimamente, sólo para descubrir que son eso: palabras. Es más, dos de ellas, lazo y correa, son incluso parecidas, quizás hasta sean parientes, sabiendo todos que es más fácil librarse de un lazo en la cabeza que de una correa en el estómago, y que el lazo no sirve como arma mientras recordamos las heridas que nos hicieron con una correa. 

Luego he pensado que el problema o la solución no pueden estar en dos personas siendo nosotros muchísimos más, y que en un país como el nuestro, que no cree en las autoridades ni en las “dignidades” desde hace tanto pero tanto tiempo, vale seguir repitiendo las palabras de Winston Churchill: La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás. 

Así que sí, es verdad, la democracia sólo sirve para elegir el mal menor o, en nuestro caso, elegir a un enemigo menos infame que otro. 

He notado que varias personas han compartido un video en el que un prófugo de la justicia, que se irrita cuando lo acusan de manipular al electorado, baila y apunta con un control remoto hacia los porcentajes alcanzados por Pérez y Lasso, porque habrá segunda vuelta a pesar de todas las amenazas de “arrasar en primera”. Y lo comparten con esta leyenda: todo bajo control. Mientras el Ecuador vive una de sus crisis más tristes y dolorosas, mientras nos seguimos matando entre nosotros, a un sujeto que podría estar en la cárcel le parece que todo está “bajo control”. 

Nunca he pensado que votar por Arauz sea siquiera una posibilidad, y no por él, todos sabemos que al momento Arauz es una X en esta ecuación, sino porque aquello que defiende y representa y llama en varias entrevistas “un referente para el mundo entero”, es para mí un atentado contra la libertad. Las revoluciones tumban al poder para convertirse en el poder, nada más. Lo que corresponde es ser rebelde, no revolucionario. 

A mí me enseñaron a valorar la libertad y a pelear por ella. Me lo enseñaron mis padres, me lo enseñaron mis tíos, me lo enseñaron mi hermana y mi hermano; me lo enseñaron mis amigos y mis amigas y también me lo enseñaron sus padres; me lo enseñaron mis novias, me lo enseñaron mis profesores, me lo enseñaron mis jefes y mis colegas y todas las personas cuyas historias conté como periodista; me lo enseñaron mis primos y mis sobrinas y mi sobrino y los hijos de mis amigos y hasta mis ahijados; me lo enseñaron quienes caminan por la calle y quienes piden dinero en las calles; me lo enseñaron quienes critico y quienes me critican. Y me lo enseñaron todas las canciones que he escuchado, las películas que he visto y los libros que he leído. 

Les permito que estén tranquila y justificadamente tristes hoy, pero no mañana. 


@pescadoandrade 


2.04.2021

Humanidades (experiencia preelectoral en dos actos)



Acto primero: La Familia 

Amor, amor 
Que te pintas de cualquier color 
Tan profundo como el viento 
Tan lejano como el tiempo 
Y tan cierto como el sol 
- José José - 

Si no hubiera pasado nada de lo que pasó después, ese igual habría sido un buen domingo, un GRAN domingo. 

La Doctora, mi mamá, recibió vía WhatsApp un mensaje del Crab’s House, que no es un restaurante aniñado de Plaza Lagos en Samborondón sino una cangrejería en la ciudadela Primero de Mayo, cerca de la avenida Reales Tamarindos, el trozo de Portoviejo al que migraron varios de los negocios que perdieron sus locales en el terremoto del 2016 y en el que, como ocurre en toda migración, han nacido otros negocios. El mensaje era muy claro: Estimada. Mañana empieza la veda. Aproveche. Le podemos enviar el menú. 

Llevo casi dos meses en Manabí y regresaré a Quito, donde vivo desde hace más de veinte años, el próximo lunes, justo después de la primera vuelta electoral. Desde que me instalé en mi casa de mis papás, cada vez que La Doctora me dice baja a desayunar o baja a almorzar que ya llegó tu papá o vamos a comprar algo de comer para llevar donde la abuela, yo pregunto, ¿Cangrejo? Y ella, de quien heredé la vena cangrejera, se burla de mí y me dice lo habrá cuando tú lo compres. Ese domingo me dijo algo más directo: ahora o nunca, muchacho. 

Pedimos tres platos fuertes y una entrada, todo para llevar, y gasté exactamente 36 dólares americanos. Portoviejo se ha vuelto caro, dijo La Doctora; El Ecuador se ha vuelto caro, dije yo. Luego fuimos a una tienda/frutería, atendida por serranos, en la misma Reales Tamarindos, pero ya cerca de la Avenida América. En esa zona hay tres o cuatro lugares similares, todos atendidos por serranos, es decir, migrantes a los que no les da pereza trabajar un domingo por la tarde o están en la necesidad de trabajar un domingo por la tarde (no es lo mismo). Compré un litro de Inca Kola, un litro de Coca-Cola (original, con azúcar, tapa roja; esa que La Doctora tiene que esconder de mi papá diabético) y tres litros de Güitig porque la Güitig nunca sobra ni debería faltar. 

Mientras volvíamos al Crab’s House para retirar el pedido, La Doctora me hizo escuchar un audio en el que un tipo contaba, palabras-más-palabras-menos, esto: Fui a una gasolinera a llenar el tanque de mi Mercedes y un mendigo me preguntó, ¿Sabes cuánta gente podría comer con lo que tú gastaste en un carro? Yo le respondí, sí, la gente que diseñó y fabricó el carro, la gente que lo importó, quienes trabajan en los barcos donde viajan los autos importados, quienes venden el combustible a esos barcos, quienes hacen mantenimiento a esos barcos, los empleados de la concesionaria, los mecánicos de la concesionaria, la gente que confecciona y vende los uniformes que usan los empleados de la concesionaria, la gente que desarrolló la tecnología que vuelve a este carro más seguro, los profesores de las universidades donde enseñan esa tecnología, la gente que fabricó las llantas y fundió el metal para los aros de esas llantas y hasta los que ensamblaron los parlantes y los que vendieron el cuero para los asientos. 

Creo que luego de esto no hace falta aclarar cuál es la cosmovisión sociopolítica de los culpables de mis días, que vienen de un sector que ahora parece minoritario: los que piensan que la única forma de progresar es trabajando. Dicho esto, también piensan que La familia peluche es realmente divertida y luego de años luchando contra la naturaleza han asumido por fin su edad con un gesto categórico: ahora ven a La Doctora Polo. 

Almorzamos en el comedor, cosa que no pasa todos los días porque solemos hacerlo sentados a la mesa de la cocina y viendo noticias ventilador mediante. Si me preguntan, el comedor es más agradable. Es pequeño, así que se enfría rápido cuando uno enciende el aire acondicionado, hay un ventanal que da a la piscina y, quizás este sea el verdadero lujo, no hay televisor. Hablamos, claro, de política, y mi papá dijo hay que darle el voto al candidato manabita y mi mamá dijo yo se lo quiero dar pero tengo miedo de que el otro gane en primera vuelta y mi papá dijo no va a ganar en primera y yo dije claro que puede ganar en primera vuelta. Pero lo importante es que hablamos, conversamos, disfrutamos uno de los otros sabiendo que hubo varios o demasiados momentos donde comunicarnos no era posible porque ellos creían (no sin razón) que mi estilo de vida acabaría con mi vida más temprano que tarde y yo defiendo mi estilo de vida. Y pensé, si muero aquí y ahora, la vida no me debe nada, lo último que hice fue almorzar cangrejo con mis viejos, en nuestra casa y en paz porque hemos aprendido a convivir (respetar al otro, básicamente; aceptar que no podemos imponer nuestras ideas a la fuerza; permitir que el otro tome sus propias decisiones y cometa sus propios errores y asuma las consecuencias de sus actos y sufra haciéndonos sufrir a todos) a las malas, pero lo hemos aprendido. Y como si eso no fuera suficiente, a mis viejos no les gusta la Inca Kola así que me tomé un litro de Inca Kola yo solo. 
 
*

Cuando empezó el confinamiento, hace casi ya un año, La Doctora me dijo vente antes de que cierren los aeropuertos y las carreteras. Le dije que no. Vives solo, tomas pastillas, bebes alcohol, te puedes morir, ¿entiendes? Sólo hay una forma de saberlo, le dije. Y no, no me morí. Al contrario, como ya se ha dicho, el encierro me obligó a vivir conmigo mismo y, quién diría, no sólo me banco, me aguanto, me soporto, sino que a veces hasta me caigo bien. 

Para esto no hay recetas mágicas pero sí circunstancias que no podemos esquivar aunque suenen MUY a libro de autoayuda (todos los libros/discos/películas que nos gustan terminan siendo de autoayuda, ¿no?; ¿o será de desahogo?). Cada vez que hagas algo, piensa que quizás ese algo sea lo último que harás en tu vida: dar un paseo en bicicleta; diseñar un plan de agua potable y alcantarillado para una población que desconoce ambas cosas; cantar y tocar una canción que escribiste ya no sabes para quién; meterte dos rayas de coca trepando con la nariz un culo perfecto; hornear un pastel con tus hijos; trabajar un par de horas extra en un lugar que odias pero que paga la escuela de tus hijos, la salud de tus hijos, capaz y hasta te alcanza para que si no hay otro remedio y alguien deba quedarse en casa con tus hijos sea tu esposa porque la amas y sabes que es la mejor persona que haya pisado jamás este planeta y si hay alguien a quien deban parecerte tus hijos mejor que se parezcan a ella; madrugar y hacer yoga antes de que salga el sol porque luego hay que trabajar y nunca has creído en eso de que la mujer tenga que quedarse en casa ni, seamos sinceros, se puede vivir con un solo ingreso, y sabes que prefieres redactar informes que cambiar pañales o fingir que te interesa jugar a la casita, y ese trabajo permite que tu esposo o novio o tinieblo se quede en casa con los chicos porque, seamos sinceros, él les tiene la paciencia que tú no les tienes; seguir en la cama o en la hamaca o en el sofá, viendo el techo, sólo porque sí, porque te da la puta gana; escribir. Sea lo que sea, es probable que ese algo que estás haciendo ahora mismo sea lo último que hagas, así que si no es exactamente lo que quisieras estar haciendo trata con todas tus fuerzas de hacer otra cosa, y rápido. La muerte no espera, somos nosotros los que esperamos que nunca llegue. 


Estaba empezando a leer por primera vez El huerto de los cerezos, de Chéjov, convencido de que si en ese momento venía otro terremoto y se me caía el techo encima y la muerte me encontraba leyendo una obra de teatro de Chéjov pues francamente sería como la verga morirme pero aún así la vida no me debería nada. Pero no logré pasar de las veinte páginas porque sonó mi teléfono y era mi hermana y me dijo estamos abajo, lo que realmente quiere decir esto: vamos a la piscina con las niñas porque si te hiciste el bacán y les compraste pistolas de agua y globos y espuma de carnaval ahora hazte cargo, sé un bacán de verdad y juega con ellas. Y como no hacía desde hace no sé cuánto tiempo, llené uno por uno los globos con agua (qué, oh sorpresa, no son tan divertidos si estás dentro de una piscina) y me dejé mojar y me dejé pintar de blanco con espuma y cuando empezó la guerra de pistolas de agua resistí estoicamente el ataque de una familia de cuatro que se unió en mi contra y en mi intento por sobrevivir disparé agua a quemarropa y después de un buen rato, de una verdadera cruzada, la una niña estaba llorando porque su tío, que es un tonto, le había disparado agua en el ojo y la otra estaba gritando porque su tío, que además de tonto es feo, le había disparado agua en el ojo a su hermana y ambas niñas le estaban pidiendo a gritos a su padre que golpeara a su tío primero por tonto y luego por feo. Y así terminó la guerra, con sobrevivientes pero sin ganadores: ellas se sentían un poco tristes y furiosas y frustradas por no haber podido acabar conmigo y yo un poco culpable y tonto y adolescente por no haber permitido que acabaran conmigo. 

Las niñas salieron del agua primero que yo y verlas en sus toallas, que son una especie de ponchos con capucha, es un espectáculo.

Antes de subir a mi cuarto, me quedé en la cocina un rato, reseteando, fue una buena y larga pelea la que dieron esas niñas. Cuando subí las escaleras me di cuenta de que mi sobrina, la mayor, estaba parada y con los brazos cruzados mirándome desde arriba, perfectamente bañada y peinada y vestida y preciosa con su lazo al costado derecho de la frente, y se me ocurrió agarrarme de ambos lados del pasamanos, rebotar entre ambos lados del pasamanos, escalar como un soldado que vuelve a casa dando tumbos, magullado, guiado por su intuición y su terquedad y no por el GPS de su teléfono. Mi sobrina, que me miraba seria y distante y soberbia, se demoró en preguntar ¿Por qué caminas así?, ¿Qué te pasa? Y le dije, con una voz mal herida y el rostro desencajado, Me peleé con cuatro (pausa para efecto) y me sacaron el aire. Ah, dijo ella, y no sonrió ni me ayudó a subir pero luego se dio la vuelta y volvió al cuarto en el que creció su madre dando saltos de conejo. Con eso el asunto quedó zanjado. Guerra y Paz. 

Al comienzo de la noche mi cuñado compró panes de almidón, tortillas de maíz (queso y chicharrón), tortillas de yuca (queso y chicharrón) y bolones de verde (queso y chicharrón). Hay un lugar, más bien una vitrina sobre una vereda, en la Cinco de Junio, llegando a Los Bosques, cerca de la Cooperativa 29 de Octubre, donde las tortillas cuestan 25 centavos y los bolones dólar-cincuenta y con diez latas puedes alimentar a una tribu sin problemas: los chicos que despachan son venezolanos, de pronto se confunden con los números (un dólar equivale hoy por hoy a más de un millón de bolívares), pero nunca te estafan. Luego fuimos donde mi abuela, que ya pasa de los 90 años y a veces me dice Récele a Dios para que me deje vivir un poco más y otras veces me dice Esto ya no es vida. Curioso (o no tanto), yo vi envejecer a mi abuela, pero mis sobrinas no, y a ratos la miran como los niños ven al Señor Burns en Los Simpson. Y, otra vez, estuvimos comiendo juntos y yo no dejaba de pensar que esto es a lo que se refiere mucha gente cuando habla de una vida privilegiada y que si la felicidad es un privilegio vivimos en un mundo inhumano. 

Más tarde, esa misma noche, respondí a un mensaje de texto que me envió YV horas antes. ¿Sigues en Porto? No, me escribió, estoy regresando a Manta, voy por los moteles. Y nada, me resigné a cerrar el fin de semana sin lo que habría podido ser un glorioso grifo dominguero (el de las buenas noches, que se dice) y pensé en seguir con Chéjov pero era domingo y era de noche y más bien empecé a ver esa catedral que reúne todos los mitos del rock en un solo personaje: Walk Hard, The Dewey Cox Story. Diez minutos después, o menos, recibí otro mensaje de YV: Ya te paso viendo. Y luego otro: Estoy afuera


TELÓN 




Acto Segundo: Los Amigos 

That's why I'm lonely 
I'm so lonely 
But I know what I'm gonna do 
I'm gonna ride on 
- AC/DC - 

Personajes 


YV, cantante de una banda de rock, ingeniero comercial, 44 años. Anticorreísta. 
JF, ex baterista de una banda de rock, periodista, 39 años. Anticorreísta. 
GC, baterista de la banda de rock en la que canta YV y baterista de la banda de rock en la que solía tocar JF, músico profesional, 36 años. Correísta. 
M&M, fan de las bandas de YV, JF y GC, diseñador gráfico, 24 años. Correísta. 


Nota del autor: estos cuatro personajes, caballeros en el mejor sentido de la palabra, saborean con entusiasmo las bondades de la marihuana, en la que encuentran un bálsamo para el corazón y un energizante para el pensamiento. 

[La acción tiene lugar en el carro de YV, que rueda por distintos lugares de Portoviejo y eventualmente se detiene en el parque Las Vegas. Portoviejo es la capital de una provincia correísta] 

YV maneja, JF va a su lado. GC y M&M van en el asiento trasero. 
 YV, GC y M&M pasaron la tarde recorriendo en bicicleta una ruta del Cerro Jaboncillo que conduce a una cascada, no se han bañado ni se han cambiado de ropa. 
JF pasó la tarde en casa de sus padres, en la piscina, jugando a la guerra con sus sobrinas; tampoco se ha bañado, lleva el mismo short con olor a cloro y una camiseta que compró vía FB y reproduce las palabras que Kurt Cobain escribió a mano sobre la camiseta que se puso la primera vez que Nirvana apareció en la portada de la Rolling Stone: CORPORATE MAGAZINES STILL SUCK. 

Todos han fumado ya las tres cuartas partes de un grifo armado con suma habilidad por M&M (porque todos sabemos prender, pero pocos sabemos armar). YV se encargó de dar la siguiente explicación: en tiempos de pandemia, los labios no deben tocar el grifo, lo que corresponde, luego de echarse alcohol en las manos, es apretar con los dedos pulgar e índice el filtro y construir con las huellas digitales una especie de túnel por donde la hierba pueda circular libre y bioseguramente. 

Están escuchando música. Más precisamente, están escuchando rock. 

JF baja el vidrio de la ventana y suelta una bocanada de humo, luego levanta la mano, la punta del grifo parece la luz roja de un avión cortando la noche. 

JF: ¿Alguien quiere? 

YV: Yo no. 

GC: Yo estoy bien. Gracias, mija. 

M&M: Todo posi por mi lado. 

JF deja que el grifo se apague y luego lo coloca junto a la palanca de cambios. 

(Pausa) 

JF (a YV): Maricón, el otro día le digo a este man (señala con la cabeza a GC), “estar en Portoviejo es como vacilar con una ex”, ¿y sabes lo que me contesta este hijueputa? 

YV niega con la cabeza

JF (levanta la voz): “¡Maricón, yo me casé con la man!” 

Todos ríen. 

YV inclina el cuerpo hacia adelante, su pecho queda pegado al volante, y se ríe a carcajadas mientras golpea con el puño el tablero del carro. 

GC: Pero no con la misma mujer, por si acaso (ríe), yo me casé con la ciudad (Pausa) Lindo mi Portoviejo, hijueputa. 

Las risas se van calmando y sobre ellas queda la música en primer plano. 

GC: ¿Qué es esta huevada, oe? 

YV (en inglés manabita): Surf Curse. 

GC (levanta la voz): ¿Qué? 

YV (levanta la voz): ¡Surf (pausa) Curse! 

GC: No te entiendo, oe. Habla bien, oe. 

YV: No jodas, mamaverga, escucha nomás. 

GC: Por eso te pregunto, chucha, porque estoy escuchando. (Pausa) Está bacán. 

YV: Bacán estás tú, (pausa) estos manes están bacanísimos. 

Todos ríen. 

JF: Todavía hay esperanza, muchachos. ¿Han escuchado FIDLAR? 

GC: ¿Qué es esa huevada? 

JF: Una banda de pelados californianos, o sea, ya no tan pelados, pero nuevos, un grunge-punk del hijueputa. 

GC: Habla serio. 

JF: En serio te digo. 

YV: Este maricón me hizo escuchar esa nota el otro día, está pepa, harta guitarra, nada de mariconadas. 

JF (a YV): Loco, la cosa es simple: el rock es un invento perfecto, como la rueda, como el libro, no hay que complicarse, yo desconfío de cualquier banda que tenga más laptops que guitarras. 

YV: Esas son las que pegan ahorita, pero, ¿sabes qué?, no los envidio, los admiro, porque la pegan; a los que ya no soporto son a esos hijueputas que se quejan porque no salieron en Rompan Todo. La plena que la gente es llorona. 

Todos ríen. 

El carro rueda despacio frente a un local de parrilladas cuyos únicos clientes son tres o cuatro policías.  

GC: Pilas con esos chapas. 

YV: Tranquilo, mija. No pasa nada, los manes están comiendo. 

JF (a GC, irónico): ¿Qué pasó, mija?, ¿le cogió la grifa?, ¿está paranoico? 

GC (antes de una carcajada): Estoy locooote. 

Todos ríen. 

YV: Oe, maricón, ¿y si gana El Loco? Ahí si estamos en la verga, ¿diga? 

JF: Puede ganar. 

GC: ¿Tú crees? 

JF: Va de primero en su lista y ahora se vota en plancha, broder. 

YV: Pero esa huevada es una mafia, todos son una mafia. 

JF: Pero igual gana el que saca más votos. Es como el fútbol, creo, no gana el que juega mejor sino el que hace los goles. O sea, gana el que nos golea. 

YV: La plena que a veces dan ganas de irse de esta huevada de país. 

JF: Yo he pensado en irme, pero, ¿por qué tengo que irme yo? Yo no tengo cuentas pendientes con la justicia, nadie me ha condenado, no soy un prófugo de la ley ni tengo un grillete (pausa) ¿por qué chucha el que se tiene que ir soy yo? 

(Pausa) 

GC: Yo no. O sea, maricón, me quiero ir a tocar por todo el mundo, eso sí, pero no me quiero ir ni del Ecuador ni de Portoviejo. 

YV: Es que si vuelve el Mashi al que sabemos le toca su cualquier cosita. 

Todos ríen. Quizás GC ríe un poco menos, pero igual se ríe. 

M&M: Ya que el pueblo decida. 

JF: No sé, loco. Nos han vendido a la democracia como si fuera la fórmula de la Coca-Cola, como si asegurara el bienestar para todos, y no es así. En mi humilde opinión, lo único que asegura la democracia, y esto en caso de que se practique de manera transparente, es que se cumpla la voluntad de la mayoría. ¿Ustedes se consideran parte de la mayoría? 

YV niega con la cabeza. 

GC: Yo sí, en gajo. 

M&M: Yo también. 

JF voltea para mirarlos. 

JF: ¿En serio? 

GC: Por mi madre. 

JF: A ver, ¿eres el ecuatoriano promedio?, ¿el que si deja de trabajar un día no come? 

GC: Maricón, si yo no toco, no como, no puedo pasarle plata a mi hijo. Ahorita estoy jodido. 

JF: Ya, pero podrías trabajar en otra cosa. O sea, estás preparado. 

GC: Pero, mija, yo soy músico, ¿en qué quieres que trabaje? 

JF: Mija linda, tú eres de los mejores músicos de este país, pero podrías trabajar en otra cosa si quisieras, estás capacitado. 

GC: No sé, mija, no hay trabajo para nadie. 

(Pausa)

JF: ¿Qué estabas haciendo ahorita? 

GC (confundido): ¿Cómo? Fumando contigo, pues. 

Todos ríen. 

JF (aún riendo): No, mamaverga, antes de subirte al carro. 

GC (señalando a M&M): Esperando que este hijueputa termine de armar. 

Todos ríen

JF: Chucha, estabas comiendo. Y estabas comiendo en el local de un pana que está trabajando un domingo de noche. Tú hoy no trabajaste, primero te fuiste a andar en bicicleta y ahora estás fumando un grifo y escuchando música y dando vueltas en un carro con aire acondicionado. 

GC: Simón. 

JF: Ya pues. Eso te separa de la mayoría. No te hace rico, pero te separa de la mayoría. 

GC: No creas, mija, el pana que me vende la grifa… 

YV: ¿Quién te vende? 

LG: Este man de Yogu-Yogu. 

YV: ¿Quién es ese hijueputa? 

GC: Un pana, no lo conoces, buen dato el man, pero el man roba. El otro día me dijo “estoy vendiendo porque no quiero salir a robar, esa huevada es horrible, te pueden matar”. O sea, el man ha robado por necesidad. 

JF: Ese man está más cerca de ser la mayoría, creo, el voto de ese man importa más que el de cualquiera de nosotros. 

GC: Mija, yo soy un man chiro, no robo, pero a veces tengo que tocar huevadas para que me paguen. ¿Tú crees que fui a la universidad para tocar Maluma? (alza la voz) ¡Ni verga! Déjate de huevadas. 

JF: De acuerdo, pero tienes camello. 

M&M: Pero antes había más. 

GC: En gajo. 

JF: Igual, la sola posibilidad de trabajar de una manera más o menos estable te saca de la mayoría. 

GC: Mija, con todo respeto… 

JF: Mija, yo sé que tú me amas. 

Todos ríen. 

GC (continúa): Yo sí pertenezco a la mayoría. 

(Pausa) 

JF (a GC): ¿Has visto Tres Familias

GC: No he visto esa huevada porque sé que es horrible. 

JF: Ya, mira lo que dices, “No he visto esa huevada porque sé que es horrible”. No la has visto, pero sabes que es horrible. 

YV (a JF): Concrete, mija, concrete. 

JF: Tres Familias es la única serie en la historia de la televisión ecuatoriana que se ha exportado, o sea, que se ha vendido como franquicia. 

YV (incrédulo): No hables huevadas.

JF: Maricón, te lo juro. La compró Televisa y ahora mismo hay una versión mexicana de Tres Familias. (Pausa) Lo que no me parece del todo malo porque Televisa también nos ha vendido harta mierda, y durante décadas. 

GC: Maricón, no la he visto pero la quiero ver porque me dijeron que ahí sale Víctor y quiero ver el trabajo de mi pana. 

JF: Creo que hay una temporada en la que Víctor es el esposo de Érika Vélez o algo así. 

M&M: Yo he visto par capítulos, por esa man. 

JF: Loco, no sé si esto es viejo o nuevo, pero el otro día, al final de la jornada, ponte un miércoles a las diez de la noche, un man posteó una huevada que decía, “Otro día sin ser el calzón de Érika Vélez”. 

Todos ríen. 
Se cagan de risa. 

YV: Por Dios que la gente es bien hijueputa. 

JF: Esa es la gente, broder, esa es la mayoría. 

GC: Ya, ahí te puedo estar creyendo. Y si el domingo ganan Bucaram y Arauz te termino de creer. 

YV: ¿Cómo? 

GC: Si ganan los dos, pero tienen que ganar los dos, te creo eso de que la democracia vale verga. 

YV: ¿Y si pierde Bucaram pero gana Arauz? 

GC: Ahí no. 

JF (a GC): ¿Por qué? 

GC: Porque yo no creo que la gente vote desde la ignorancia (pausa), la gente vota desde la experiencia. 

M&M: Verdad es. 

JF mira por la ventana, no reconoce las calles ni las casas que van pasando frente a sus ojos. 

JF (a YV): Mija, no quiero sonar como el aniñado que soy, pero, ¿dónde chucha estamos? (pausa) ¿vamos a comprar más drogas? (pausa) No seas como la gaver, sácame de aquí. 

YV: Estamos en Riochico, mamaverga, no te hagas el gringo. Para que sepas ésta es una de las parroquias más antiguas de Portoviejo, aquí llegó la gente antes que a la Avenida Manabí, soplador. 

Todos ríen. 

JF: Todo bien maricón, pero estoy grifo y si llega a pasar alguna huevada no quiero estar en Riochico, quiero estar lo más cerca de mi casa que sea posible. 

JF mira otra vez por la ventana, la torre de la iglesia, que parece de juguete, parte de un parque de diversiones montubio, está iluminada por un rayo azul. 

YV: Maricón, te voy a decir algo y apréndetelo porque te va a servir mucho en la vida: un marihuanero nunca anda apurado. 

Todos ríen. 
YV y JF chocan los puños. 
El carro sigue rodando mientras YV le pide instrucciones a GC para salir de Riochico. De pronto, están en una carretera larga y al lado del camino no se ven más que los montes que alcanzan a iluminar los focos del carro: todo es muy hermoso 
 

- Intermedio -
 

El carro rueda por la calle Quiroga, de un lado está el parque Las Vegas y del otro una especie de mural horizontal decorado por retratos de artistas que alguna vez pasaron por esta tierra: Camilo Sesto, Héctor Lavoe, José José. 

El carro se detiene un poco más adelante, cerca de unas bancas en forma de boomerang. YV es el primero en bajarse. 

YV: Me arreché de manejar. Bajen que tampoco soy su chofer. 

GC, M&M y JF bajan y caminan hacia las bancas siguiendo a YV. 
YV se acuesta en un extremo, sus brazos cuelgan por fuera de la banca; GC se sienta en el centro, pensativo; M&M se acuesta de cuerpo entero al otro extremo; JF se queda de pie, justo frente a GC. 

JF: La última vez que toqué fue aquí. Tengo una foto con mis sobrinas en el escenario. 

YV: Mándala por WhatsApp. 

YV y LG se cagan de la risa. 
M&M sonríe, confundido. 
JF saca de su bolsillo un teléfono pequeño (Nokia C105) y comienza a escribir un mensaje de texto, letra por letra. 
Suena el teléfono de YV, que mira la pantalla enseguida. 
El mensaje de texto enviado por JF dice: Aquí está tu huevada. 

M&M: Ese concierto fue una bacanada. 

YV: Yo creo que uno sólo vive para eso, que todo lo que hace antes de un concierto es esperar hasta el día del concierto. 

GC: De ley. 

M&M: La música une a la pipol. 

JF: Por eso hay universidades que no tienen “facultad de artes” sino “facultad de Humanidades”, porque el arte nos hace más humanos. 

YV: Igual hubo pito, ¿no te acuerdas de esos manes que se cabrearon porque no los pusieron en el cartel? 

GC: ¿No ve voy a acordar? Si se cabrearon fue conmigo. 

Todos ríen

JF: Loco, de ley, un festival que se llama Rock del Valle y trata de mostrar el rock de una ciudad que se autoproclama Rock City no debería tener como plato fuerte a Tercer Mundo y Douglas Bastidas, de acuerdo con eso, pero también, no sé, duró tres días, no puedes presentar a tooodas las bandas del pueblo en tres días. (Pausa) Además, chucha, ustedes saben cómo es la huevada, uno se gana el derecho a tocar, y empieza desde abajo, y se saca la puta, nosotros hemos tocado en conciertos sin público: hay que pagar piso. 

M&M: Pero no todo el mundo tiene el mismo chance. Hay gente que quiere hacer música pero no tiene ni instrumentos. 

JF: De acuerdo (su voz cambia a un tomo solemne pero irónico) Por eso, en mi gobierno, salud pública y educación pública de primer nivel para todo el mundo. 

YV (irónico): Qué pasó, mija, ¿se va a lanzar? 

JF: Maricón, ¿tú crees que si yo quisiera ser presidente estaría grifo en un parque un domingo de noche? 

Todos ríen. 

YV: Si Correa hubiera fumado grifa no habría hecho tanta huevada (pausa) el man parecía coquero. 

JF: Peor, coquero en pleno síndrome de abstinencia, Cold Turkey.  Ahora anda como loco por otra dosis y todos aquí sabemos lo que uno es capaz de hacer por otra dosis. 

Todos ríen. 

YV: Hablas huevadas, ¿tú dices que el man regresa como aspiradora? 

JF levanta los hombros, levanta las cejas y hace una mueca.

GC: Loco, yo no sé si el man haya robado, pero hubo robo, eso no te lo voy a negar. La huevada es que el man no hizo un hospital… 

JF: ¿Hizo diez? 

GC (alza la voz): ¡Hizo mil! El man le cambió la vida a la gente. La gente no lo olvida por eso. Esa nota que el man dice es verdad, si tú comparas cómo se vivía antes a cómo vivimos ahora… 

M&M: Verdad es. 

GC (continúa): La huevada es la corrupción, la puta corrupción. 

JF: Broder, yo no sé si vieron los debates, pero cuando estos manes hablaban de luchar contra la corrupción yo me acordé de Los Cazafantasmas, o sea, hablaban de la corrupción como este monstruo gigante al que hay que matar con un rayo. ¡Ni verga! La corrupción no es una criatura del espacio exterior, la corrupción es humana. La corrupción somos tú y tú y tú y yo, es un problema social, no político. 

GC: De ley, mija. Pero yo estudié música en la Universidad de las Artes y esa huevada es del Estado. Y no sólo yo, mucha gente “de provincia” que antes no hubiera podido estudiar arte ni verga, porque el arte es elitista, y no estudiaron sólo música, estudiaron literatura, cine, ¿te imaginas las películas que va a hacer esa gente?, ahí vas a ver al Ecuador de verdad. 

JF: Por eso, educación pública y salud pública de primer nivel para todo el mundo; y en la salud incluyo la nutrición, por si acaso: un man que no tiene qué comer no tiene tiempo ni cabeza ni estómago para estudiar. 

YV (a JF): Mija, ¿se me hizo correísta? 

JF: Esto no tiene nada que ver con Correa, mija, ni con el socialismo. ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con un man que quiere hacer de lo público, lo de todos, lo mejor?, ¿Con un man que prohibió que en los bares de las escuelas y los colegios se sigan vendiendo caramelos y colas? Las buenas ideas son buenas ideas, vengan de quien vengan. 

YV (señala con la cabeza a GC): Tú dices que el yotu tiene algo que agradecerle a Correa. 

JF: No sólo este man, miles, capaz millones de ecuatorianos tienen algo que agradecerle a Correa. 

GC: Claro, todos somos iguales. 

JF: Tampoco así. Ni siquiera en una familia hay dos personas iguales, peor en todo un país, (pausa) pero todos merecemos las mismas oportunidades. Si te sacaste la puta trabajando o haciendo crecer el negocio de tu familia y quieres mandar a tu hijo a un colegio aniñado porque las aulas tienen aire acondicionado, porque hay internet en el patio, porque tienen cancha de squash y campeonatos de polo y piscina olímpica, porque ahí es donde estudian los hijos de tus amigos aniñados o porque simplemente vives en un barrio aniñado y ese colegio es el que te queda más cerca, dale, y dale con todo, manda a tu hijo al mejor colegio posible, hacer plata no es un crimen a menos que tengas que cometer un crimen para hacer plata; (pausa) pero académicamente hablando, tu hijo tiene que recibir exactamente la misma educación que recibe el hijo de la man que cocina y lava y plancha en tu casa, y de eso debe encargarse el Estado, si no, estamos todos jodidos. 

M&M: Verdad es. 

GC: Maricón, estamos de acuerdo, el que quiera hacer plata que haga plata, es más, (alza la voz) que haga haaarto billete ese hijueputa para que me contrate y me page bien. 

Todos ríen. 

JF: Y que el Estado se encargue de ayudarlo a hacer plata porque ese man no va a hacer plata solo, tendrá que contratar a alguien, tendrá empleados y esos empleados en algún momento tienen que ser capaces de formar su propia empresa y hacer la misma plata, eso sí, si están dispuestos a dedicarle la vida a hacer plata. 

YV (a JF): Déjalo hablar, oe. 

JF (a GC): De ley, sorry, mija. 

GC: Todo bien, mija. Pero ya, de ley, hacer plata no tiene nada de malo, pero no puede ser que un man pueda pagar, no sé, cincuenta, cien, quinientos dólares en un restaurante y en otro país, ni siquiera en Ecuador, y otro man esté pidiendo limosna en la calle. No hay chance. 

JF: Maricón, por eso es que nunca vamos a parar de discutir, porque estamos de acuerdo. Nadie se puede morir de hambre, sea quien sea, venga de donde venga. ¿Te das cuenta de lo que es morirse de hambre? Dejar que la gente se muera porque no tiene qué comer es un crimen que cometemos todos los días.

M&M: Verdad es. 

JF: Loco, yo necesito que toda la gente se eduque, no para que lea mis huevadas o escuche mi música, necesito que se eduquen para que sean doctores y me salven la vida. (Pausa) Como van las cosas, yo no voy a tener mucho dinero porque no pienso dedicarme a otra cosa que no sea leer y escribir y si lees las autobiografías de los escritores hasta los más famosos te dicen que si lo que quieres es hacer plata mejor te dediques a otra cosa. 

YV: Hay rockeros que también dicen eso… la plena. 

JF: Ya pues, yo voy a necesitar salud pública y jubilación porque no creo que de viejo me pueda ir a una clínica en la yoni. Yo sé cuánto cuesta ir a una clínica en la yoni, y yo no voy a tener ese dinero. Yo sé cuánto hay que trabajar para poder comprarse un Mercedes, y yo no quiero sacarme la puta trabajando, yo quiero seguir aquí vacilando con la gente, o estar en caleta, leyendo, tranqui, o empiernado con una pelada viendo Netflix. Como dicen en una película que me gusta mucho: No le pido mucho a la vida, ¿es eso mucho pedir? 

Todos ríen. 

JF (continúa): Yo no necesito un Mercedes para vivir, tampoco me voy a poner bravo si me lo regalan, pero no lo necesito, lo que necesito es un país donde pueda trabajar y pagar impuestos para poder acceder a la salud pública y curarme cualquier huevada, eso es calidad de vida. Yo conozco gente que se salvó del cáncer sólo porque tiene plata. Y la diferencia entre la vida y la muerte no puede ser una cuestión de billete. 

GC: Eso te digo, maricón, ¿tú sabes la cantidad de gente que antes se moría en la casa, en-la-casa, y con Correa pudo salvar la vida en un hospital del IESS? 

JF: De ley, mija, pero si ese man hizo mil hospitales teniendo la oportunidad histórica de hacer un millón, y de paso los que hizo los hizo con sobreprecio y aceptando sobornos, valió recontra verga. 

YV: De ley. Y hacer obra pública no es una huevada que sólo pueden hacer los marcianos, tiene que hacerla cualquier presidente, ese es el camello del man. 

JF: Y nosotros le pagamos el sueldo. 

GC (a YV): Pero es que nadie más había hecho tanta huevada. Y no es que antes no se robaba, antes se robaba hartísimo, se robaba más, pero no se hacía nada. 

JF: No se pudo haber robado igual porque el Ecuador nunca había tenido tantos recursos como durante el correísmo. Nunca se había contratado tanto, esos hijueputas se dieron cuenta de que construyendo se roba más que no construyendo: si no construyes, no contratas, si no contratas, no hay sobornos ni sobreprecio. Y de paso le das una escuela a la gente, (pausa) pero pudiste darle cinco. 

M&M: ¿Y si podía hacer cinco, por qué no hizo las cinco? Si hubiera hecho más obra la gente lo quisiera más todavía. 

JF: Porque si demuestras que el Estado puede ser eficiente y que el sistema puede funcionar limpiamente, da casi lo mismo quién sea el presidente, que es como deberían ser las cosas. Pero no, si eres un loco-hijo-de-puta y estás tratando de compensar un trauma de la niñez o yo que sé qué chucha, lo que te obsesiona ni siquiera es el dinero, es el poder. Por eso Correa es tan peligroso. Yo creo que robó, y harto, pero este man (señala a GC) cree que no y él tendrá sus razones, pero incluso en ese caso hablamos de un tipo desequilibrado. (Pausa) ¿Se acuerdan de El caballero de la noche

YV: ¿De qué? 

GC: Batman, pero la Batman en la que El Guasón es este man de… ¿cómo se llama ese maricón? 

JF: Heath Ledger. 

YV: Ese man es una bacanada. 

JF: Era, se murió de sobredosis. 

YV: Así se han muerto algunos rockeros, ¿sí sabe? 

Todos sonríen. Nadie ríe. Pero todos sonríen. 

JF: ¿Qué hace El Guasón con la plata? 

LG: Ese hijueputa la quema porque le vale veeerga. 

JF: Exacto. Si Correa no quiere enriquecerse o seguir enriqueciéndose, es aún más peligroso, porque lo que quiere es convencerte de que sólo él puede salvar este país, y si te da las cinco escuelas en vez de darte una, en vez de, otra vez, demostrar que el gobierno tiene que cumplir con la población sea del partido que sea, no lo vas a necesitar, se lo vas a agradecer, pero no lo vas a necesitar, y Correa no puede vivir si no hay un retrato suyo en cada casa, así de pobre es el pobre. 

M&M: Yo conozco gente que tiene fotos de Correa en la casa, como si fuera familia de los manes. 

JF: Yo también. Un pana del alma, mi broder, que ahora es candidato de la lista uno (levanta primero el puño y luego el dedo del medio), un man que yo creo realmente inteligente y con genuina vocación de servicio, me dijo, “Ya pues, no votes por Andrés, pero vota por mí.” 

LG: ¿Y vas a votar por el man? 

JF: No. También me dijo que si tiene que escoger entre lo que diga la gente, que es la que paga el sueldo de los funcionarios públicos, es decir, sus verdaderos jefes, y lo que diga Correa, él será fiel a Rafael, (pausa) pero por lo menos me lo dijo de frente. Y yo creo en huevadas como el aborto legal, seguro y gratuito; tengo dos sobrinas, broder, ¿cómo no voy a apoyar esa causa? Y cuando tres mujeres, las tres correístas, lo propusieron en la asamblea, el man las humilló como un miserable. 

GC: Cagadota. Esa sí fue una cagadota. Nada que hacer. Yo tengo una pana que no quería que el aborto fuera legal porque es cristiana o yo qué sé qué chucha, pero le tocó abortar. ¿Qué piensas ahora?, le pregunté a la man… y no me pudo responder…. En este país hay un machismo del hijueputa. 

JF: Y Correa es el candidato perfecto para una sociedad machista. Te grita, te golpea, te humilla en público y en privado, pero compró la casa en la que vives, el carro que manejas, paga el colegio de los chicos, te lleva de viaje una vez al año; o sea, es el típico man que piensa que su calidad de proveedor le da derecho a hacer lo que le da la puta gana. Y cuando un hijo le reclama porque la familia podría vivir mejor si el man no se gastara tanta plata en sus amantes y en sus amigotes el man le pega una patada en el culo y lo manda a dormir sin comer. ¿No es eso lo que quieren la mayoría de hombres manabitas? 

YV: Eso y una Ford 150. 

GC: Pero doble cabina. 

YV: Claaaro, si no vales verga. 

JF: O sea, ¿quién es el cojudo al que le sorprende que Manabí sea el último bastión correísta? 

YV: Verdad es. 

M&M: Pero las peladas de antes ya no son como las de ahora; ahora se divorcian y ahí quedó tu huevada. 

JF: Se divorcian las que pueden, las que tienen independencia económica y sobre todo las que no comen cuento, o sea, las que no se creen eso de que sin el man se van a morir de hambre. Yo me divorcié de Correa, (con voz de travesti) fue el último hombre al que le creí, y el desgraciado me engañó. 

Todos ríen.

YV: ¿Tú eras correísta? 

JF: Obvio. Yo voté por el man en el 2007, me comí el cuento y, la plena, sentía que votar por el man era mandar a la verga a todo el resto y eso era lo que quería hacer. 

GC: ¿Y cuándo te divorciaste? 

JF: Cuando se salió Alberto Acosta. Ese man diseñó el plan de gobierno original de Alianza País, y yo le tenía hasta miedo porque me parecía muy inteligente pero era más radical que Correa, más socialista, y no creo en ningún extremo. Luego fue ministro y presidente de la constituyente cuando iban a “refundar” la patria que ahora quieren “recuperar”, y Acosta fue el primero que dijo que esa constitución estaba hecha a la medida para que Correa hiciera lo que quisiera. Según el man, Correa fue el primero en traicionar a la Revolución Ciudadana. Ahí me divorcié porque dije, “si Acosta, que es de izquierda-izquierda y fundó el partido, piensa que Correa va a ser un dictador, yo no necesito más advertencias, está clarito” Y no me arrepiento. Luego pensé que como a cualquier presidente, se lo iba a poder fiscalizar o al menos investigar, pero anuló a la oposición, no la derrotó con argumentos, la anuló con abusos, y se dedicó a perseguir a cuanto periodista se atreviera a señalar sus errores. 

Se hace un silencio. 

GC: Eso sí te lo reconozco, se rodea de delincuentes y aparte los defiende. Pero el problema no es el man. 

JF: Mija, claro que es el man. Digamos que elegimos a un presidente para que administre el país, que es la empresa de la que se supone todos somos accionistas (unos tienen más, unos tienen menos, como en cualquier negocio), y el man a su vez contrata a una caterva de delincuentes que hacen menos de lo que podrían hacer y además se llevan la plata de los accionistas y cuando alguien los denuncia él los protege. Suponiendo que el man no sea pillo, hay que botarlo de la empresa por inepto. 

YV (sigue acostado, tiene los ojos cerrados): Verdad es. 

JF: Mira maricón, y la plena que se está haciendo tarde, pero sólo te voy a decir una cosa: si en el afán de conservar el poder no sólo toleras la corrupción sino que la fomentas y la estableces como plan oficial de gobierno, lo que estás haciendo es legalizar la corrupción: vuelves a la sociedad corrupta. Y lo peor de esa legalización ni siquiera es el atraco monumental, es que vas creando una sociedad en la que los verdaderos valores, el esfuerzo, la perseverancia, la honradez, se devalúan hasta desaparecer. Así no se recupera la patria, así se pierde la patria. Y como la mayoría de la gente es buena, o por lo menos eso creo yo, llega un momento en que se tienen que ir para no ser parte de esta mierda o tienen que dejar de trabajar porque los únicos que progresan son los que nos juegan Barcelona, (pausa) y eso que Correa es emelecsita. 

YV: Para colmo. 

JF: Aguanta, dale suave con el bombillo. 

GC (a JF): Mija, yo te entiendo, pero es que Moreno… 

YV (entre risas): “Ese cojudo camina”, El loco es un hijueputa. 

Todos ríen. 

GC (continúa): Moreno dejó morir a la gente en la calle. Yo, cuando vivía en Guayaquil, me di cuenta de que sí, había gente con mucho más billete, pero también gente mucho más chira que yo… 

JF: Te diste cuenta de que eras de provincia, mamaverga, nada más. Yo pensaba que viajar en primera clase era la gran huevada hasta que conocí gente que viaja en su propio avión. 

GC: Ya, de ley, pero esos manes, los chiros-chiros-chiros, se murieron en la calle. 

M&M: Verdad es. 

JF: Correa debería estar agradecido con Moreno por toda la publicidad que le ha hecho. Yo he llegado a pensar que todo esto estaba planeado: yo dejo al país quebrado, tú lo haces verga y luego yo regreso a “salvarlo” y así nos aseguramos otros cuatro años. 

GC: Ni verga. ¿Quién va a querer más de Moreno? 

JF: Moreno ganó las elecciones, supuestamente, (pausa) así que fue elegido democráticamente; lo eligió, supuestamente, la mayoría. 

GC: Pero gobernó con Lasso. Y te voy a decir una huevada, porque la plena que ya es tarde. Cuando yo era pelado, trabajaba con mi viejo, vendíamos ollas de casa en casa, y la plena que nos iba bien; mija linda, te juro que llegué a tener, siendo pelado, como lo que ahorita serían unos mil o mil doscientos dólares, (pausa), ¿te imaginas lo que es eso para un pelado?, ¡eso es plata! 

JF: Para mí, eso es plata ahorita. 

GC (continúa): Y se vino el feriado bancario y perdí todo, (levanta la voz) ¡todo!, ¡me quitaron todo! Le quitaron todos sus ahorros a un niño, maricón, porque yo era un niño. Y después, mija, te juro que empecé a ver cómo toda la gente de mi barrio desapareció, así, de una, peor que la pandemia, loco, todos tuvieron que irse a otro país. Entonces, mija, yo no puedo votar por ese hijueputa porque ese hijueputa es un hijo-de-puta. 

M&M: Verdad es. 

JF: Y no sólo eso, ese hijueputa es cristiano, opus dei, conservador, y lo que más me cabrea es que lo que el man considera “éxito” está basado en cuestiones materiales: un buen trabajo, o sea, ganar harta plata; una buena casa, con piscina, mínimo. Para mí un buen trabajo es el que tengo porque es el que más me gusta, ¿y sabes que es lo único que no me gusta de mi trabajo? 

YV: Habla. 

JF: Mi sueldo. 

YV: Ya pues, entonces tú también quieres tener plata. 

JF: ¿Y ustedes no? 

Todos asienten con la cabeza. 

JF: Loco, yo entiendo que un man que viene de una familia de plata quiera seguir teniendo plata, si él ha vivido bien, ¿por qué va a querer vivir mal? Y entiendo aún mejor que alguien que nunca ha tenido dinero quiera tener mucho dinero, ese man ha visto que la sociedad está organizada de tal manera que la gente de dinero tiene mejores casas, mejores carros, viaja, (pausa) y que las peladas ricas se van con el man que tiene plata. ¿Cómo no va a querer tener plata ese man? 

Todos ríen. 

GC (entre risas): Esa sí es la plena, todo el mundo quiere culear; ahí sí se me van a la verga (categórico): todo-el-mundo-quiere-culear. 

M&M: Verdad es. 

JF: Y está bien, que hagan plata y paguen impuestos para que el gobierno pueda atender mejor a los que menos tienen, de eso se trata vivir en sociedad, hacer lo mejor posible para todos. Lo que yo no quiero es tener que dedicarle mi vida, mi tiempo, mi energía, sólo a hacer plata, para mí eso no es calidad de vida, para mí tener calidad de vida es poder hacer esto que estamos haciendo: fumar un grifo, dar vueltas por Portoviejo escuchando música, hablar huevadas (pausa) y como dicen en un documental que me gusta mucho: cagarse de risa, eso es básico, primerito. Entonces, me basta con que no me nieguen la educación o la salud de primer nivel porque cometí el pecado de entregarle mi vida a lo que más me gusta, que es escribir. O sea, maricón, yo no puedo vivir como Stephen King, ese man vende millones de libros al año y escribe del hijueputa, sería injusto que yo viva igual que el man, yo trabajo en una revista, (pausa) pero no por eso me van a condenar a la muerte por no poder pagar una clínica privada. 

M&M: Verdad es. 

JF: Además, los correístas tratan a los ricos de miserables pero le prometen a la gente que con ellos se harán ricos y sólo se hacen ricos los del círculo rosa. ¿Cómo es la huevada? Hablan mierdas de la yoni pero estudiaron allá y pasan las vacaciones allá y mandan a sus hijos a universidades gringas. (Imitando a Correa) ¡Cuánta doble moral, compañeros! 

YV: ¿Y qué es lo que la gente compra aquí?

JF: ¿Cómo? 

YV: La ropa, ponte, ¿qué es lo que dice en la tienda? 

Se hace un silencio. 

GC: Ropa A-me-ri-ca-na. 

Todos ríen. 

M&M: Verdad es. 

JF: Loco, la yoni parió a Bob Dylan. 

YV (a JF): Pilas, mija, cuando acabe esta huevada nos vamos a ver al viejo Bob, no podemos morir sin ver al viejo Bob. 

JF: Cuenta conmigo, papi. 

GC: Es muy hijpuetputa, pero la música es el negocio más capitalista que hay. 

JF: Mija, ¿tú has visto un concierto de Beyoncé? 

GC: No, mija. ¿Es bien? 

JF: Es súper bien. Esa man se merece toda la plata del mundo. Tu ves un concierto de la man y dices “la plena que valgo es verga.” 

YV (a GC): Y Beyoncé no toca en Venezuela, pilas. 

JF: El otro día un pana venezolano me dijo, “De los creadores de Venezuela no será Cuba, llega: Ecuador no será Venezuela.” 

Todos ríen. 

YV: Bueno, maricones, ya dense un beso y vámonos que es domingo chuchas de su madre. 

JF: Pero hemos pasado bello. 

M&M: Es como un concierto que me han dado, la plena. 

GC: ¿Diga? 

JF: Maricón, por eso las artes se llaman Humanidades. 

YV: La plena, el arte te hace persona. 

JF: Y si podemos estar aquí discutiendo sin caernos a puñetes es por eso, porque estudiamos Humanidades, si no fuera por la música nunca nos habríamos dado cuenta de lo mucho que nos parecemos, vengamos de donde vengamos. Pero este man (señala con la cabeza a GC) tuvo que combatir a una sociedad donde pudo haber acabado como Yogu-Yogu: vendiendo marihuana para no tener que robar. Si Correa hubiera hecho las cinco o diez o quince o veinte escuelas y no sólo una, este man no sería un caso extraordinario, sería parte de la mayoría, ¿te das cuenta?, de la mayoría que elige a los presidentes. (Pausa) Y yo tuve que darle la espalda a la sociedad en la que crecí, porque lo que me correspondía era tratar de hacer plata, como mi viejo, que ni siquiera tiene plata… 

GC: Tu abuelo tenía plata. 

JF: Pero no tenía avión privado, así que tampoco tenía plata de verdad: una cosa es tener plata y otra tener plata de verdad

YV: Una cosa es tener plata en Portoviejo, otra cosa es tener plata en Guayaquil. 

JF: Y otra cosa es tener plata en Nueva York. (Pausa) Pero mi abuelo se perdió a su familia por estar trabajando. Y yo no conocí a mi viejo hasta que me fui a vivir a Quito porque el man se estaba sacando la puta trabajando para que mis hermanos y yo pudiéramos estudiar en Quito. ¡Y a mí se me ocurre ser escritor! (pausa), mi padre tiene todo el derecho de sentirse un poco frustrado ante las decisiones de vida que he tomado. Pero el man me dio el chance de ser libre y eso es lo que soy. 

YV: ¿Y nunca te armó pito? 

JF: En gajo. Me dejó de hablar. Pero nunca me botó de la casa ni dejó de pagar la universidad. Por eso es que yo no puedo ser borrego, para mí el arte es la práctica de la libertad y el pensamiento propio. ¿Te acuerdas de The Wall, la película de Pink Floyd? 

GC: Obvio. Ver esa huevada grifo es lo máximo de lo máximo, una locura. 

M&M: Verdad es. 

JF: Cuando yo pienso en los borregos pienso en esa película, en esos manes sin rostro y sin ideas marchando todos juntos y ordenados hacia la moledora de carne. Yo no me he pasado la vida leyendo y escuchando música y viendo películas para seguir órdenes.

YV (canta irónico): Soy borrego, y no lo niego. 

JF: Qué tristeza esa huevada. Yo no creo que Hugo Idrovo sea Bob Dylan porque yo he escuchado a Bob Dylan y Hugo Idrovo no es Bob Dylan, (pausa) pero es un referente, un man pilas, (decepcionado) y sale con esa canción de mierda. Un artista tiene que combatir la dictadura y luchar por la libertad porque sólo se puede crear en libertad. 

GC: Ya… Correa tampoco era dictador, no le digas así, oe. 

JF: Mija linda de mi vida, si llegas al poder democráticamente, pero controlas el congreso, las cortes, y todas las instituciones del Estado, y cuando alguien te reclama lo desapareces… eres un dictador. 

YV: Verdad es. Pero ya vámonos, par de maricones. 

Los cuatro caminan de vuelta hacia el carro. 
GC pone la mano sobre el hombro de JF. 

GC: Mija, bacanísimo. 

JF pone la mano sobre el hombro de GC. 

JF: Bacanísimo, mija. 

El auto rueda por la Avenida Manabí y llega a la intersección con la calle del Tenis Club. 

JF: Alguien debería tomar esta foto. Todos los días cuando paso por aquí veo venezolanos pidiendo limosna en el semáforo, justo frente a la Central Provincial de Correa. 

Se hace un silencio. 
Sólo se escucha una canción de FIDLAR que se llama Bad Habits y comienza de la siguiente manera: Dicen que tengo un hábito / que soy un drogadicto / y que nunca seré nada más. 

M&M: Oe, ¿ustedes se acuerdan por qué empezaron a tocar? 

GC: Yo empecé a escuchar música y dije por aquí es. 

YV: La música es lo que yo soy. 

JF: Broderito, la plena que nosotros no somos ni los Beatles ni los Stones pero sabemos lo que es tocar una canción y liberar a la gente de su propia vida. Y se siente increíble. ¿Diga? 

YV, GC y JF chocan sus puños. 
El auto se estaciona frente a la casa de JF. Un guardia de seguridad abre la puerta. 

YV: Oe, mamaverga, pero nunca dijiste por quién vas a votar. Estos hijueputas son capaces de votar para que regrese la mafia. 

JF: Si Arauz va primero en las encuestas, yo voy a votar por el que vaya segundo. 

LG (levanta la voz): ¡¿Por Lasso?! 

JF: Si Lasso va segundo, que Dios me perdone pero voy a votar por el hijo de puta de Lasso aunque se me caiga la mano. 

YV (burlándose): Habla, mano quebrada.  

Todos ríen. 

JF: Loco, por eso hay tanta publicidad de Correa, porque los que van a votar por Correa están orgullosos de votar por Correa; pero los que vamos a votar por Lasso o por quien vaya segundo no estamos orgullosos de votar por esa gente, es sólo el mal menor, igual habrá que combatirlo. Yo no voy a ser borrego de Lasso, ni de nadie, si ese mamaverga llega a ganar con mi voto, yo voy a ser su primer opositor. 

GC: ¿Y por qué no votas por Correa y eres el primer opositor de Arauz? 

JF: Porque no tendría cómo. Correa persiguió a los periodistas que investigaron los casos de corrupción en su gobierno, hostigó a los medios para que los despidan, se inventó una ley de comunicación que sólo se aplicaba a sus enemigos, (pausa) y a los que no los persiguió los desapareció. 

Se hace un silencio. 
JF abre la puerta del carro. 

JF: Durante el correísmo asesinaron a José Tendetza, un campesino que se oponía a la minería; a Fausto Valdiviezo, un periodista bastante conocido que cuestionó a un canal embargado por el estado; a José Gabela, un Comandante de la FAE que denunció un acto de corrupción… o sea, nadie está a salvo. 

Se hace un silencio. 

M&M: Pero Lasso nos mató a todos. 

JF: Pero nadie quiere a Lasso, no hay fanáticos de Lasso, no hay tal cosa como un lassista; si un día hace una cagada todo el mundo le va a caer encima. Más claro: si voto por Lasso voy a ser cómplice de una cagada, pero si voto por Arauz voy a ser cómplice de un crimen. 

Un silencio ya hecho. 

JF: Gente, qué bello momento. Como dicen ahora: no compres momentos, compra experiencias

GC: Nos vemos, mija. ¿Cuándo te vas? 

JF: Voto el domingo y me regreso a Quito el lunes. 

M&M: ¿Y todo bien por allá? 

JF: O sea, no soy el calzón de Érika Vélez… 

Todos ríen.

JF (continúa): Pero en dos meses cumplo cuarenta años, la mitad de mi vida ya se fue, y si a estas alturas mi problema más grave es no ser el calzón de Érika Vélez, qué te diré, no me va tan mal. 

JF baja del carro y entra a su casa. 
El carro de YV avanza por la Avenida Manabí completamente desierta. 
Es medianoche. 


TELÓN


@pescadoandrade