Se puede nacer en el sitio equivocado y a la hora equivocada. Se puede nacer en un mal lugar y en un peor momento. Se puede nacer dentro de una familia que nada que ver y a la merced de un entorno que nada que ver. Después de todo, se nace sin querer.
Se puede crecer mal, triste, depre, down, pensando que se vive en un agujero negro que no hace sino crecer, como lo hacen los agujeros negros, hacia abajo, crecer en profundidad. Se puede ser tan salado como para rodearse de los amigos equivocados sin caer en cuenta y pensar que esos son los mejores amigos del mundo. Todo esto puede pasar y sin duda pasa mucho más de lo que debería.
Existe una salvación. Si uno escoge los héroes adecuados, los ídolos indicados y los amores platónicos correctos, tiene bastantes probabilidades de sobrevivir.
Lo que sigue es de la novela Héroes, con la que el español Ray Loriga ganó el primer Premio de Novela El Sitio en 1993. El libro está dedicado a Ziggy y un libro que esté dedicado al alter ego marciano de David Bowie no puede estar tan mal.
Conducía un camión lleno de dinamita por la Plaza Roja cuando se dio cuenta de que ya no había nada que hacer allí. Se acordó de la foto de Iggy Pop y David Bowie en Moscú. Trató de encontrarlos pero no dio con ellos. Así que comenzó a angustiarse y se angustió tanto que se despertó.
Estábamos todos bebiendo pero de alguna manera, como casi siempre, yo había perdido el ritmo. Era ingenioso cuando los demás eran entusiastas y entusiasta cuando ya todo el mundo empezaba a ser reflexivo y reflexivo cuando todos querían divertirse y estúpidamente divertido cuando ya todos andaban cansados.
Si alguien se hubiera tomado la molestia de preguntar sabría que siempre he querido ser una estrella de rock and roll.
Él me dijo: todas las carreteras llevan a un sitio mejor, y yo me lo creí.
Una desgracia no disminuye tu porcentaje total de desgracias, eso es algo que inventaron las compañías aéreas para animar a los viajeros después de un accidente.
Todo el mundo tiene una oportunidad y hay que ser muy malo para no acertar nunca en una moneda que solo tiene dos caras.
Puedo tatuarme un dragón en la espalda, pero el día del cumpleaños de quién sea seguiré pensando que de todo lo que nunca he tenido ella es lo que más echo de menos.
No quiero más años de los que pueda manejar con una sola mano.
Quieres saber dónde coño está la banda de Ziggy. Busca una chaqueta roja y los demás darán contigo.
Se puede crecer mal, triste, depre, down, pensando que se vive en un agujero negro que no hace sino crecer, como lo hacen los agujeros negros, hacia abajo, crecer en profundidad. Se puede ser tan salado como para rodearse de los amigos equivocados sin caer en cuenta y pensar que esos son los mejores amigos del mundo. Todo esto puede pasar y sin duda pasa mucho más de lo que debería.
Existe una salvación. Si uno escoge los héroes adecuados, los ídolos indicados y los amores platónicos correctos, tiene bastantes probabilidades de sobrevivir.
Lo que sigue es de la novela Héroes, con la que el español Ray Loriga ganó el primer Premio de Novela El Sitio en 1993. El libro está dedicado a Ziggy y un libro que esté dedicado al alter ego marciano de David Bowie no puede estar tan mal.
Conducía un camión lleno de dinamita por la Plaza Roja cuando se dio cuenta de que ya no había nada que hacer allí. Se acordó de la foto de Iggy Pop y David Bowie en Moscú. Trató de encontrarlos pero no dio con ellos. Así que comenzó a angustiarse y se angustió tanto que se despertó.
Estábamos todos bebiendo pero de alguna manera, como casi siempre, yo había perdido el ritmo. Era ingenioso cuando los demás eran entusiastas y entusiasta cuando ya todo el mundo empezaba a ser reflexivo y reflexivo cuando todos querían divertirse y estúpidamente divertido cuando ya todos andaban cansados.
Si alguien se hubiera tomado la molestia de preguntar sabría que siempre he querido ser una estrella de rock and roll.
Él me dijo: todas las carreteras llevan a un sitio mejor, y yo me lo creí.
Una desgracia no disminuye tu porcentaje total de desgracias, eso es algo que inventaron las compañías aéreas para animar a los viajeros después de un accidente.
Todo el mundo tiene una oportunidad y hay que ser muy malo para no acertar nunca en una moneda que solo tiene dos caras.
Puedo tatuarme un dragón en la espalda, pero el día del cumpleaños de quién sea seguiré pensando que de todo lo que nunca he tenido ella es lo que más echo de menos.
No quiero más años de los que pueda manejar con una sola mano.
Quieres saber dónde coño está la banda de Ziggy. Busca una chaqueta roja y los demás darán contigo.
Sé que hablo con mucha soltura de las miserias ajenas y que a veces no parezco nada mejor que un miserable que se excluye, pero, qué coño, todos somos valientes en nuestros cuentos.
También conviene decir que no todas las mujeres joden tan maravillosamente como todas las mujeres se creen que joden, y que su gran palacio-tesoro-agujero del coño puede ser tan aburrido como un campeonato de petanca amañado y que de hecho muchas veces lo es.
Sentirte como Jim Morrison no te convierte en Jim Morrison, pero no sentirte como Jim Morrison te convierte en casi nada. Yo nunca saldría a la calle sin sentirme como Jim Morrison o Dennis Hopper por lo menos.
Odio cuando el grupo deja de tocar y tienes que pensar en lo que harás el resto de tu vida.
Héroes es una novela-diario-testimonio-manifesto escrita en una potente primera persona. Muchos de sus cortos capítulos empiezan con una pregunta, la pregunta de un segundo o un tercero, que sirve para gatillar la lengua imparable del libro. Nunca sabemos cómo se llama el personaje principal ni conoceremos, jamás, los nombres de los amigos a los que se refiere o de esa chica rubia que tanto le gusta (aunque estamos en la obligación de pensar en Ray Loriga y Christina Rosenvinge, la misma de Christina y Los Subterráneos). El narrador habla de su banda, una exitosa banda de rock and roll que ha tocado harto y por todas partes pero, como siempre, puede que se trate de un sueño.
Los héroes son clave. Los héroes no fallan y cuando fallan se hacen mejores porque se convierten en humanos defectuosos como nosotros pero conservan la grandeza de haber sido héroes alguna vez. Los héroes no caducan, es uno el que cambia de causas, de luchas y, por lo tanto, también de héroes. Los héroes mueren siendo héroes aunque los releguemos al olvido y soltemos lágrimas lamparosas viendo la noticia de su muerte en el cable.
Cuando le pregunto a alguien qué música escucha y responde un casual y despreocupado “de todo”, me pongo a temblar. Alguien que escuche de todo, creo, es capaz de todo, de tender trampas mortales y empaquetar mentiras para que la gente las lleve a sus casas y las caliente en el microondas.
No todos somos ni seremos ni podremos ser héroes, pero todos podemos intentarlo. Ya lo dijo Bowie: We can be heroes, just for one day. Y si todos tenemos nuestro día como heroes, sumándonos, habremos vencido.
También conviene decir que no todas las mujeres joden tan maravillosamente como todas las mujeres se creen que joden, y que su gran palacio-tesoro-agujero del coño puede ser tan aburrido como un campeonato de petanca amañado y que de hecho muchas veces lo es.
Sentirte como Jim Morrison no te convierte en Jim Morrison, pero no sentirte como Jim Morrison te convierte en casi nada. Yo nunca saldría a la calle sin sentirme como Jim Morrison o Dennis Hopper por lo menos.
Odio cuando el grupo deja de tocar y tienes que pensar en lo que harás el resto de tu vida.
Héroes es una novela-diario-testimonio-manifesto escrita en una potente primera persona. Muchos de sus cortos capítulos empiezan con una pregunta, la pregunta de un segundo o un tercero, que sirve para gatillar la lengua imparable del libro. Nunca sabemos cómo se llama el personaje principal ni conoceremos, jamás, los nombres de los amigos a los que se refiere o de esa chica rubia que tanto le gusta (aunque estamos en la obligación de pensar en Ray Loriga y Christina Rosenvinge, la misma de Christina y Los Subterráneos). El narrador habla de su banda, una exitosa banda de rock and roll que ha tocado harto y por todas partes pero, como siempre, puede que se trate de un sueño.
Los héroes son clave. Los héroes no fallan y cuando fallan se hacen mejores porque se convierten en humanos defectuosos como nosotros pero conservan la grandeza de haber sido héroes alguna vez. Los héroes no caducan, es uno el que cambia de causas, de luchas y, por lo tanto, también de héroes. Los héroes mueren siendo héroes aunque los releguemos al olvido y soltemos lágrimas lamparosas viendo la noticia de su muerte en el cable.
Cuando le pregunto a alguien qué música escucha y responde un casual y despreocupado “de todo”, me pongo a temblar. Alguien que escuche de todo, creo, es capaz de todo, de tender trampas mortales y empaquetar mentiras para que la gente las lleve a sus casas y las caliente en el microondas.
No todos somos ni seremos ni podremos ser héroes, pero todos podemos intentarlo. Ya lo dijo Bowie: We can be heroes, just for one day. Y si todos tenemos nuestro día como heroes, sumándonos, habremos vencido.
1 comentario:
Siempre mis héroes han tenido más que ver con escritores, poetas y sobre todo músicos.
Muy interesante coincidencia con dos grandes héroes personales Jim Morrison y Bowie, ojalá todos tuviéremos el instante heroico que describe Bowie o la voracidad vital de probar los límites para reconocernos vivos.
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