Cada vez que compro películas hago una lista mental previa. Salgo de casa con un plan y espero cumplirlo. A veces lo logro y otras veces fracaso miserablemente y regreso con las manos vacías y con ganas de vivir en otro país. Pero también están esos días en los que, por ejemplo, simplemente caigo donde algún dealer porque estaba cerca o porque me sobró algo de tiempo con el que no contaba. Entro, miro qué hay, descubro algo que andaba buscando desde hace mucho o algo de lo que no sé nada y me siento extrañamente atraído y obligado. Algo como Elling, una película noruega del 2001, en su momento nominada al Oscar a mejor película extranjera. El plot me conquistó: dos cuarentones que llevan un buen tiempo en una institución mental, son “dados de alta” y deben vivir en un apartamento en el centro de Oslo y tratar de adaptarse al mundo real. Listo. Allá voy.
Elling es el nombre del personaje principal, que narra parte de la historia en voz en off y se define como un hijo de mamá sin mayores ambiciones más allá que conservar su estatus. De hecho, Elling no conoce más que la casa de su madre, que murió hace poco, y el instituto en el que se hizo amigo de Kjell Bjarne, su compañero de cuarto. Elling y Kjell Bjarme se tienen el uno al otro y no tienen nada más. De pronto tienen quesalir de casa y hacer compras y hasta contestar el teléfono, tareas exóticas y peligrosas para ellos. Elling no quiere salir de casa, le basta con leer, escuchar música y darle a los juegos de mesa. Kjell Bjarne, en cambio, está obsesionado con las mujeres y con la comida y quiere conocer gente, algo que Elling considera simplemente inútil. A su manera, Elling es una mezcla de pareja dispareja y problemas mentales, o sea que fácilmente podría transformarse en una película que hemos visto un millón de veces, pero no, Elling tiene personalidad y ni busca misericordia ni se hace la víctima para que otros se compadezcan de ella. El director Patter Naess respeta y quiere a sus personajes (salidos de la novela de Ingvar Ambjornsen, cuyas historias, al parecer, son un éxito cuando de llevarlas al cine se trata), se las pone dura, sí, pero les desea lo mejor y los recompensa con un final feliz que se siente merecido porque es transitorio. Elling y Kjell Bjarne tienen un arduo camino por delante, aun no imaginan los peligros del mundo ni las complicaciones de una vida adulta y responsable. Pero por lo menos han perdido el miedo, el miedo a salir de casa y rozarse con otros seres humanos. Y eso es mucho. El miedo domina, contamina, nos hace creer que ni siquiera vale la pena intentarlo y que es mejor ver a tocar.
No sé si sea una fantasía común, ni siquiera sé si cuente como fantasía, pero conozco varias personas que sueñan con vivir aisladas, sin tener que decir una palabra ni mucho menos estrechar la mano del prójimo. Esto es extremo y medio enfermo y para nada saludable, pero sucede y da curiosidad. Nos necesitamos, es verdad, pero también nos repelemos, nos hacemos daño, nos cagamos. Tal vez no seamos tan malos y merezcamos el beneficio de la duda y la oportunidad de una oportunidad. Elling, que acaba de descubrir que es poeta y distribuye su obra en paquetes de chucrut, y Kjell Bjarne, que es mecánico y se ha enamorado de una vecina que está embarazada y ebria, nos están dando una oportunidad.
Elling es el nombre del personaje principal, que narra parte de la historia en voz en off y se define como un hijo de mamá sin mayores ambiciones más allá que conservar su estatus. De hecho, Elling no conoce más que la casa de su madre, que murió hace poco, y el instituto en el que se hizo amigo de Kjell Bjarne, su compañero de cuarto. Elling y Kjell Bjarme se tienen el uno al otro y no tienen nada más. De pronto tienen quesalir de casa y hacer compras y hasta contestar el teléfono, tareas exóticas y peligrosas para ellos. Elling no quiere salir de casa, le basta con leer, escuchar música y darle a los juegos de mesa. Kjell Bjarne, en cambio, está obsesionado con las mujeres y con la comida y quiere conocer gente, algo que Elling considera simplemente inútil. A su manera, Elling es una mezcla de pareja dispareja y problemas mentales, o sea que fácilmente podría transformarse en una película que hemos visto un millón de veces, pero no, Elling tiene personalidad y ni busca misericordia ni se hace la víctima para que otros se compadezcan de ella. El director Patter Naess respeta y quiere a sus personajes (salidos de la novela de Ingvar Ambjornsen, cuyas historias, al parecer, son un éxito cuando de llevarlas al cine se trata), se las pone dura, sí, pero les desea lo mejor y los recompensa con un final feliz que se siente merecido porque es transitorio. Elling y Kjell Bjarne tienen un arduo camino por delante, aun no imaginan los peligros del mundo ni las complicaciones de una vida adulta y responsable. Pero por lo menos han perdido el miedo, el miedo a salir de casa y rozarse con otros seres humanos. Y eso es mucho. El miedo domina, contamina, nos hace creer que ni siquiera vale la pena intentarlo y que es mejor ver a tocar.
No sé si sea una fantasía común, ni siquiera sé si cuente como fantasía, pero conozco varias personas que sueñan con vivir aisladas, sin tener que decir una palabra ni mucho menos estrechar la mano del prójimo. Esto es extremo y medio enfermo y para nada saludable, pero sucede y da curiosidad. Nos necesitamos, es verdad, pero también nos repelemos, nos hacemos daño, nos cagamos. Tal vez no seamos tan malos y merezcamos el beneficio de la duda y la oportunidad de una oportunidad. Elling, que acaba de descubrir que es poeta y distribuye su obra en paquetes de chucrut, y Kjell Bjarne, que es mecánico y se ha enamorado de una vecina que está embarazada y ebria, nos están dando una oportunidad.
La conseguí en Moviezone. C.C. Espiral. UIO-Ecuador.
2 comentarios:
la fantasia de aislarse, el vivir sin ver a nadie o estrechar la mano de alguien es recurrente en mi, cada cierto numero de meses me aparece de repente en mi cabeza y en mi espiritu. pero como fantasía, como escape funciona, la soledad puede ser igual o más dolorosa que la compañía o la vida normal en sociedad.
me he aislado, intente un par de veces llevar a cabo la fantasia del aislamiemto y no logre que durara más de 2 meses.
hace años me decia a mi mismo, quizas a alguna gente se le pasa tambien por la cabeza alguna idea similar: no puedo con la gente, pero tampoco sin la gente. ahora repito la frase en positivo, funciona a medias.
ya vere la peli...
a,
en la peli, Elling dice "para q' nos dan un apartamento si tenemos q salir?"
muchos hemos pasado x ahí. yo todavía creo q x lo menos un par d meses al año deben ser consumidos en privado.
ojalá t guste la peli.
saludes
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