Roman Polanski aprendió muy temprano que la vida es un puente frágil que puede desgarrarse en cualquier momento. Nació en Paris y a los pocos años se trasladó a Polonia con su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial, su madre murió en una cámara de gas y su padre fue recluido en un campo de concentración por varios años. Ese tipo de cosas no solo te pasan, te marcan. Desde entonces Polanski se ha aferrado a la vida con todas sus fuerzas, incluso cuando no ha tenido de dónde agarrarse.
Knife Under Water (1962), su primer largometraje, fue nominado al Oscar como mejor película extranjera y lo puso en la mira. A mediados de los sesenta se mudó a Londres y aunque no hablaba una palabra de inglés, hizo Repulsion (1965) con Catherine Deneuve y los británicos le abrieron las puertas y lo trataron como familia. De un día para el otro, se codeó con la gente correcta. Era amigo de los Beatles y de los Stones, por ejemplo. Luego se fue a Hollywood e impuso su moral y su visión por encima de las de la Industria. Rosemary’s Baby (1968), la misma película que nos mostró a una Mia Farrow que jamás volveríamos a ver, lo colocó en la cima del mundo, de donde más duele caer. En 1969, mientras transcurría lo que él llamaba “el periodo más feliz de mi vida”, la familia Manson entró a la mansión de Polanski en Los Ángeles y asesinó a su esposa, la modelo y actriz Sharon Tate, que estaba embarazada de ocho meses. El asesinato se perpetró al estilo secta satánica y parte de la prensa dijo que Polanski lo tenía merecido por abusar de la oscuridad que ilumina su trabajo. Aquí, Polanski se hunde. Irónicamente, combate el dolor con felicidad, yendo de fiesta con sus amigos y tratando de nunca, bajo ninguna circunstancia, estar solo. En 1971 vuelve con su versión personal de Macbeht, innegablemente ligada a su propia tragedia. Y en 1974 se estrena la que se supone es su mejor película hasta la fecha: Chinatown.
Aunque Chinatown lo devolvió al primer plano, Polanski no pudo seguir haciendo de las suyas en Hollywood y se fue a rodar a Francia, donde en 1976 se estrenó la que a mi parecer es su película más valiente (y mi favorita): The Tenant. Al año siguiente volvió a California contratado por la revista Vogue para tomar fotos a niñas hermosas alrededor del mundo. Polanski era conocido por su afición a las mujeres jóvenes y había mantenido, entre otros, un romance con Nastassja Kinski cuando la modelo y actriz alemana tenía quince años. Una tarde, Roman Polanski y la niña modelo Samantha Gailey, de trece años, fueron a la casa de Jack Nicholson en Mulholland Drive para hacer unas fotos. No había suficiente luz así que decidieron cortar la sesión al poco tiempo de iniciada y pasar al plano social. Polanski abrió una botella de champaña mientras Samantha se acomodada en el jacuzzi. Le hizo un par de fotos más, por el mero gusto de retratarla. Una vez cubierto el lente de la cámara, bebieron un poco y tomaron pastillas de metacualona (sedante hipnótico). Decir que lo que hicieron después fue el amor sería hablar sin saber, pero hubo sexo. El caso terminó en la corte, Polanski reconoció haber tenido relaciones con una menor de edad que no era su esposa, pero también dijo que la chica no opuso resistencia y que por lo tanto no se lo podía acusar de violador. Samantha Gailey alegó que jamás estuvo de acuerdo y que todo lo que pasó ocurrió en contra de su voluntad.
Roman Polanski: Wanted and Desired (2008), es un documental que se concentra en una de las batallas legales más comentadas de la historia. Construido a partir de los testimonios de los involucrados (abogados, investigadores, etc) y valiosas imágenes de archivo, trata de revelar qué fue lo que realmente sucedió en el juicio, y vaya que hay tela que cortar. Laurence J. Rittenband, el juez que se hizo cargo del caso, es un personaje más oscuro y bizarro que todos los que aparecen en las películas de Polanski juntos. Su señoría, especializado en casos relacionados a la farándula (el divorcio de Elvis y Priscilla Presley, la pelea por la custodia de los hijos de Marlon Brando, entre otros) era un mujeriego insaciable, amigo de los ricos y el tipo de persona que guarda en un álbum todos los recortes de periódico donde se mencione su nombre. A Rittenband, como a Polanski, le gustaba dirigir las acciones de otros y estar en control de la situación. La diferencia es que el cineasta impartía su ley en los rodajes, donde mal que mal es limitado el daño que se le puede hacer a los otros, mientras que entre las manos del juez se escurre la vida real. Como lo expone el documental, Rittenband se tomó el caso Polanski como algo personal, se picó, manipuló e hizo trampa. Polanski, sabiendo que podía terminar en la cárcel por algo que él no consideraba un crimen y que había sido engorrosamente procesado, salió de Estados Unidos el primero de febrero de 1978. Y todavía no ha vuelto. De hacerlo, seguramente sería privado de su libertad. Se radicó en Francia, país que dentro de lo legal se negó a extraditarlo cuando la ley estadounidense lo solicitó.
Wanted and Desired expone un caso de soberbia, corrupción y mala sangre contra alguien que, por supuesto, no es del todo inocente, pero que pudo salir bien librado y por eso se apegó a las reglas del juego, sólo para descubrir que las reglas no dependen del juego sino de los jugadores.
Este documental, por lo menos en UIO, se consigue allá donde usted sabe.
Knife Under Water (1962), su primer largometraje, fue nominado al Oscar como mejor película extranjera y lo puso en la mira. A mediados de los sesenta se mudó a Londres y aunque no hablaba una palabra de inglés, hizo Repulsion (1965) con Catherine Deneuve y los británicos le abrieron las puertas y lo trataron como familia. De un día para el otro, se codeó con la gente correcta. Era amigo de los Beatles y de los Stones, por ejemplo. Luego se fue a Hollywood e impuso su moral y su visión por encima de las de la Industria. Rosemary’s Baby (1968), la misma película que nos mostró a una Mia Farrow que jamás volveríamos a ver, lo colocó en la cima del mundo, de donde más duele caer. En 1969, mientras transcurría lo que él llamaba “el periodo más feliz de mi vida”, la familia Manson entró a la mansión de Polanski en Los Ángeles y asesinó a su esposa, la modelo y actriz Sharon Tate, que estaba embarazada de ocho meses. El asesinato se perpetró al estilo secta satánica y parte de la prensa dijo que Polanski lo tenía merecido por abusar de la oscuridad que ilumina su trabajo. Aquí, Polanski se hunde. Irónicamente, combate el dolor con felicidad, yendo de fiesta con sus amigos y tratando de nunca, bajo ninguna circunstancia, estar solo. En 1971 vuelve con su versión personal de Macbeht, innegablemente ligada a su propia tragedia. Y en 1974 se estrena la que se supone es su mejor película hasta la fecha: Chinatown.
Aunque Chinatown lo devolvió al primer plano, Polanski no pudo seguir haciendo de las suyas en Hollywood y se fue a rodar a Francia, donde en 1976 se estrenó la que a mi parecer es su película más valiente (y mi favorita): The Tenant. Al año siguiente volvió a California contratado por la revista Vogue para tomar fotos a niñas hermosas alrededor del mundo. Polanski era conocido por su afición a las mujeres jóvenes y había mantenido, entre otros, un romance con Nastassja Kinski cuando la modelo y actriz alemana tenía quince años. Una tarde, Roman Polanski y la niña modelo Samantha Gailey, de trece años, fueron a la casa de Jack Nicholson en Mulholland Drive para hacer unas fotos. No había suficiente luz así que decidieron cortar la sesión al poco tiempo de iniciada y pasar al plano social. Polanski abrió una botella de champaña mientras Samantha se acomodada en el jacuzzi. Le hizo un par de fotos más, por el mero gusto de retratarla. Una vez cubierto el lente de la cámara, bebieron un poco y tomaron pastillas de metacualona (sedante hipnótico). Decir que lo que hicieron después fue el amor sería hablar sin saber, pero hubo sexo. El caso terminó en la corte, Polanski reconoció haber tenido relaciones con una menor de edad que no era su esposa, pero también dijo que la chica no opuso resistencia y que por lo tanto no se lo podía acusar de violador. Samantha Gailey alegó que jamás estuvo de acuerdo y que todo lo que pasó ocurrió en contra de su voluntad.
Roman Polanski: Wanted and Desired (2008), es un documental que se concentra en una de las batallas legales más comentadas de la historia. Construido a partir de los testimonios de los involucrados (abogados, investigadores, etc) y valiosas imágenes de archivo, trata de revelar qué fue lo que realmente sucedió en el juicio, y vaya que hay tela que cortar. Laurence J. Rittenband, el juez que se hizo cargo del caso, es un personaje más oscuro y bizarro que todos los que aparecen en las películas de Polanski juntos. Su señoría, especializado en casos relacionados a la farándula (el divorcio de Elvis y Priscilla Presley, la pelea por la custodia de los hijos de Marlon Brando, entre otros) era un mujeriego insaciable, amigo de los ricos y el tipo de persona que guarda en un álbum todos los recortes de periódico donde se mencione su nombre. A Rittenband, como a Polanski, le gustaba dirigir las acciones de otros y estar en control de la situación. La diferencia es que el cineasta impartía su ley en los rodajes, donde mal que mal es limitado el daño que se le puede hacer a los otros, mientras que entre las manos del juez se escurre la vida real. Como lo expone el documental, Rittenband se tomó el caso Polanski como algo personal, se picó, manipuló e hizo trampa. Polanski, sabiendo que podía terminar en la cárcel por algo que él no consideraba un crimen y que había sido engorrosamente procesado, salió de Estados Unidos el primero de febrero de 1978. Y todavía no ha vuelto. De hacerlo, seguramente sería privado de su libertad. Se radicó en Francia, país que dentro de lo legal se negó a extraditarlo cuando la ley estadounidense lo solicitó.
Wanted and Desired expone un caso de soberbia, corrupción y mala sangre contra alguien que, por supuesto, no es del todo inocente, pero que pudo salir bien librado y por eso se apegó a las reglas del juego, sólo para descubrir que las reglas no dependen del juego sino de los jugadores.
Este documental, por lo menos en UIO, se consigue allá donde usted sabe.
6 comentarios:
Y donde será ese "allá",para ver si en cualquiera de esas subidas a la capital me doi una vuelta...
X si te faltan temas para tus posts..
heath ledger dirige a modest mouse
Esto sería mucho más fácil si tendrías facebook.
abrazo
Autómata,
cada vez q subas a UIO, debes pasar x el centro comercial Espiral y visitar dos locales: moviezone y movie light. el primero es mejor q el segundo, pero el segundo tiene más variedad q el primero.
Sean,
no al facebook. tengo mail, con eso alcanza.
acabas de abrir el buzón de sugerencias. tks. you walk what you talk.
abrazos
listo!
anotadas en la mente esas indicaciones.
GRACIAS
Indiscutiblemente Polanski es un genio. Su vida, pasión y obra no es muy diferente a la de tantos inmersos en el mundillo del arte, el exito, las drogas y todas las bajas pasiones que conlleva el ser famoso y mal manejarlo... eso tambien le dará harta inspiración supongo.
Buen post!
PAAAAAAAANA QUE EXCELENTE BLOG, ESTA INCREIBLE. LA CULTURA B , BUEN TITULO..SOBRE POLANSKI EMPEZARE A BUSCAR PELICULAS QUE NO HE VISTO.....un abrazo..
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