IN THE PROUD TRADITION OF DRUNKEN WRITERS EVERYWHERE… comes the tale of Jonathan A., a boozed-up, coke-out, sexually confused, hopelessly romantic and of course, entirely fictional novelist— who bears only a coincidental resemblance to real life writer Jonathan Ames…
El mejor texto de contratapa que he leído en mucho tiempo lo encontré al reverso de The Alcoholic, una novela gráfica escrita por Jonathan Ames e ilustrada por Dean Haspiel. ¿Cómo resistirse a esas palabras? No hay chance, sería imposible, sería no tener corazón o tener uno muy pero muy tibio.
Es fácil saber si se tiene o no un problema con el alcohol. Si no puedes tomarte un solo trago e irte a la casa y seguir con tu vida tranquilo, es decir, si estás siempre a media biela de tomártelas todas, que no te quepa la menor duda, colega: tienes un problema con el alcohol. Lo de problema es un decir, porque aunque el alcohol te haga mierda es un estilo de vida y cada uno puede ir marchando hacia el más allá como mejor le parezca.
Jonathan A. no es un borracho cualquiera ni es el borrachito de la fiesta que nos hace reír y en algún punto nos causa vergüenza ajena. Es un alcohólico. Un tipo que no puede tomarse unas copas sin que aquello se convierta en una jornada maratónica donde se mesclen las drogas y las mujeres desconocidas. A menudo se despierta, no sabe dónde está ni mucho menos cómo llegó hasta allí, le falta un zapato y probablemente esté huyendo de la policía. Se siente mal, quemado, partido. La resaca del trago y el bajón de la coca lo superan. Entonces, como todos, dice, promete, que no volverá a beber nunca más y se mete a un sauna para desintoxicarse y piensa en lo que ha hecho y se arrepiente y cree que puede cambiar y una vez recuperado, limpio, recae en el primer bar que encuentra, sobre todo si es la hora feliz.
No hay que ser alcohólico para poder conectar con The Alcoholic y disfrutarlo. Hay que ser persona, gente, y saber, más que leer, escuchar. La historia de Jonathan A. empieza en su adolescencia, exactamente en su primera borrachera. Una vida doble si es que las hay, de éxito académico, padres orgullosos y vómito en la ropa y en las sábanas. Luego vamos con él por sus años universitarios, su decisión de transformarse en escritor, su trabajo en la librería de Yale, su trabajo al volante de un taxi, su repentino éxito como autor de novelas policiales, sus fracasos con ambos sexos, el 11 de septiembre del 2001, su conversación casual con Clinton, su conversación casual con Monica Lewinsky, sus días en una clínica de rehabilitación en los que se enamora de su psicóloga y, por supuesto, la noche en que con el corazón roto llega a un bar después de haber permanecido sobrio durante años y empieza the long way down.
La voz de Jonathan A. no es, gracias a Dios, la de un autor consumado que vive agarrado a la vanguardia de la estética, sumergido en la búsqueda artística y obsesionado con la forma literaria. Esta es la voz de un tipo que la tiene clara, cero lámpara, que te cuenta su historia de frente, como si fueses su amigo, que se caga de la risa y hace que te cagues de risa porque a veces no hay de otra, que te necesita para recordar todo lo que ha hecho y no quiere volver a hacer pero seguramente terminará haciendo de nuevo.
Salud.
My name is Jonathan A. I’m an alcoholic.
I got drunk for the first time when I was fifteen. At first I didn’t like the taste. But by the fifth beer, I didn’t care about the taste. I loved the way it made me feel. For the first time in my life, I felt cool. I had always thought I was ugly, but not that night.
The bed would spin when I got home. It was terrible and yet I would still get drunk every Friday and Saturday night.
I was trying, except for the drinking, to be perfect. It was my mom’s dream that I get into a really good school, maybe in the Ivy League, and I was trying to make her dream come true. I didn’t really have my own dream. Not yet, anyway.
But then I read FEAR AND LOATHING IN LAS VEGAS by Hunter Thompson and something started waking up in my mind—the fantasy of being a writer.
Then I read Jack Kerouac, and he finished what Hunter Thompson had started. Now I had my own dream. Or, rather, I had Kerouac’s dream, which probably wasn’t much better than living out my mom’s dream.
I don’t fault them, but my parents were blind to what I was up to, and I wasn’t able to stop on my own.
All my life, I’ve never really been a part of groups. What I do is have one-on-one friendships.
I was really out of it and he tried to have sex with me, but because of the coke, he couldn’t do it. I woke up in a garbage can. He had put me in there because at some point I had started vomiting. Arthur wasn’t a bad guy—he had tried to help me when I was throwing up—but waking up naked in that garbage can was a terrible thing.
I feel like I’ve never been comfortable in my skin in my whole life.
…I’m Jewish, but it’s like I hace the blood chemistry of someone who’s half-Irish, half Native American.
It’s always the same with me-- I poison myself and then I desperately want the poison out of me. I try to kill myself and then I try to save myself.
When I did coke, I would rub it all over my gums to numb then. That was one thing, perversely, that I liked about coke-- losing all feeling in my face.
El mejor texto de contratapa que he leído en mucho tiempo lo encontré al reverso de The Alcoholic, una novela gráfica escrita por Jonathan Ames e ilustrada por Dean Haspiel. ¿Cómo resistirse a esas palabras? No hay chance, sería imposible, sería no tener corazón o tener uno muy pero muy tibio.
Es fácil saber si se tiene o no un problema con el alcohol. Si no puedes tomarte un solo trago e irte a la casa y seguir con tu vida tranquilo, es decir, si estás siempre a media biela de tomártelas todas, que no te quepa la menor duda, colega: tienes un problema con el alcohol. Lo de problema es un decir, porque aunque el alcohol te haga mierda es un estilo de vida y cada uno puede ir marchando hacia el más allá como mejor le parezca.
Jonathan A. no es un borracho cualquiera ni es el borrachito de la fiesta que nos hace reír y en algún punto nos causa vergüenza ajena. Es un alcohólico. Un tipo que no puede tomarse unas copas sin que aquello se convierta en una jornada maratónica donde se mesclen las drogas y las mujeres desconocidas. A menudo se despierta, no sabe dónde está ni mucho menos cómo llegó hasta allí, le falta un zapato y probablemente esté huyendo de la policía. Se siente mal, quemado, partido. La resaca del trago y el bajón de la coca lo superan. Entonces, como todos, dice, promete, que no volverá a beber nunca más y se mete a un sauna para desintoxicarse y piensa en lo que ha hecho y se arrepiente y cree que puede cambiar y una vez recuperado, limpio, recae en el primer bar que encuentra, sobre todo si es la hora feliz.
No hay que ser alcohólico para poder conectar con The Alcoholic y disfrutarlo. Hay que ser persona, gente, y saber, más que leer, escuchar. La historia de Jonathan A. empieza en su adolescencia, exactamente en su primera borrachera. Una vida doble si es que las hay, de éxito académico, padres orgullosos y vómito en la ropa y en las sábanas. Luego vamos con él por sus años universitarios, su decisión de transformarse en escritor, su trabajo en la librería de Yale, su trabajo al volante de un taxi, su repentino éxito como autor de novelas policiales, sus fracasos con ambos sexos, el 11 de septiembre del 2001, su conversación casual con Clinton, su conversación casual con Monica Lewinsky, sus días en una clínica de rehabilitación en los que se enamora de su psicóloga y, por supuesto, la noche en que con el corazón roto llega a un bar después de haber permanecido sobrio durante años y empieza the long way down.
La voz de Jonathan A. no es, gracias a Dios, la de un autor consumado que vive agarrado a la vanguardia de la estética, sumergido en la búsqueda artística y obsesionado con la forma literaria. Esta es la voz de un tipo que la tiene clara, cero lámpara, que te cuenta su historia de frente, como si fueses su amigo, que se caga de la risa y hace que te cagues de risa porque a veces no hay de otra, que te necesita para recordar todo lo que ha hecho y no quiere volver a hacer pero seguramente terminará haciendo de nuevo.
Salud.
My name is Jonathan A. I’m an alcoholic.
I got drunk for the first time when I was fifteen. At first I didn’t like the taste. But by the fifth beer, I didn’t care about the taste. I loved the way it made me feel. For the first time in my life, I felt cool. I had always thought I was ugly, but not that night.
The bed would spin when I got home. It was terrible and yet I would still get drunk every Friday and Saturday night.
I was trying, except for the drinking, to be perfect. It was my mom’s dream that I get into a really good school, maybe in the Ivy League, and I was trying to make her dream come true. I didn’t really have my own dream. Not yet, anyway.
But then I read FEAR AND LOATHING IN LAS VEGAS by Hunter Thompson and something started waking up in my mind—the fantasy of being a writer.
Then I read Jack Kerouac, and he finished what Hunter Thompson had started. Now I had my own dream. Or, rather, I had Kerouac’s dream, which probably wasn’t much better than living out my mom’s dream.
I don’t fault them, but my parents were blind to what I was up to, and I wasn’t able to stop on my own.
All my life, I’ve never really been a part of groups. What I do is have one-on-one friendships.
I was really out of it and he tried to have sex with me, but because of the coke, he couldn’t do it. I woke up in a garbage can. He had put me in there because at some point I had started vomiting. Arthur wasn’t a bad guy—he had tried to help me when I was throwing up—but waking up naked in that garbage can was a terrible thing.
I feel like I’ve never been comfortable in my skin in my whole life.
…I’m Jewish, but it’s like I hace the blood chemistry of someone who’s half-Irish, half Native American.
It’s always the same with me-- I poison myself and then I desperately want the poison out of me. I try to kill myself and then I try to save myself.
When I did coke, I would rub it all over my gums to numb then. That was one thing, perversely, that I liked about coke-- losing all feeling in my face.
My ego wanted me to be a hard-drinking writer, a romantic figure. But I had to see that there was nothing romantic about my drinking. And it was getting worse—I had tried heroin and liked it.
4 comentarios:
Ufffffff... y bueno antes de comentar me lei la entrada 3 veces sali de mi oficina a comprar la cena y regrese armado de valor.
"No hay que ser alcohólico para poder conectar con The Alcoholic y disfrutarlo".......
Estas historias cuando las vives con personas cercanas a ti son mas intensas y talvez si sabes comprenderlas, entenderas porque son así independietemente de que compartas o no su forma de ser. Es duro sobre todo cuando los aprecias mucho. Vamos con el Suquito mi tío drunker... Recuerdo que mi tío en una fiesta que recien comenzaba ya estaba "hebreo" y empezo a cabrearse, pero un momento se acerco donde mi me dijo "Vos sobrino eres bacán porque eres el único de la familia que no se mete que no me jode que no me dice que ya no tome y por eso te respeto"... No se, fresco le banco pero si me duele que a veces mis primas peques no tenga mas que arroz con huevo para comer porq mi tio se bebe toda la plata... Igual es buen tipo y es preferible no meterse cada uno tiene su historia de vida y solo cuando la conoces entiendes porque se van por ese camino, tampoco lo justifico.
El otro es el padre de mi esposa señor que bebe sin parar, que no aporta en su casa mas que las puteadas y el maltrato a mi suegra .... igual soy el único que le aguanta, recuerdo que el 24 de diciembre del año anterior que fuimos a pasar con ellos se escapo..volo a tomar regreso en 2 horas completamente borracho y me quiso llevar a la famosa misa de gallo jajaja.. Antes logre convencerle de que fuera a descansar, soy el único que le paro bola que le aguanto que le escucho que pasa tiempo con él...en la casa mi familia política con "cariño" le tratan de fantasma.....Igual lo que duele es ver las lágrimas de mi flaca que se escapan sin que las pueda controlar.....
Tal vez para mi estas relaciones han sido mas llevaderas porque no estoy en el día día con ellos igual son gente que necesitam mucha comprensión. Es mi opnión espero no ofender a nadie
"porque a veces no hay de otra, que te necesita para recordar todo lo que ha hecho y no quiere volver a hacer pero seguramente terminará haciendo de nuevo." Esto describiría perfectamente lo que hacen mi tío y mi suegro
Buen Post
Un abrazo y Salud
We chase misprinted lies
We face the path of time
And yet I fight
This battle all alone
No one to cry to
No place to call home
My gift of self is raped
My privacy is raked
And yet I find
Repeating in my head
If I can't be my own
I'd feel better dead
AIC
Ay marmota.
Bro, dónde consigues estos libros en inglés? Mr Books?
Kros,
wow, hermano, las cosas q t han pasado. no debe ser nada fácil. creo q tienes material para mucho y deberías ponerte a escribir. siempre funciona como terapia, sin querer publicar ni mucho menos vender. para ti.
gracias x seguir viniendo.
Dr. Lou,
t debo uno d esos mails q no tienen fin. y ya está en proceso. espéralo... próximamente.
a,
este me lo regalaron. lo puedes pedir x amazon y también, creo, q lo puedes pedir vía libri mundi o mr. books, los manes traen libros.
abrazo para todos
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