1.05.2010

New Orleans 3


Despacho desde el cuarto 227 del hotel Place d’ Armes, diagonal a la hermosa Plaza de Armas, en pleno French Quarter. El edificio es antiguo, o sea, es viejo, pero bien mantenido. Tres de las cuatro paredes de la habitación están cubiertas con papel tapiz, verde, a rayas, como si aquí adentro durmieran muñecas cuya dueña es una niña de seis años que vive en 1927. La otra pared es un muro de ladrillo visto, puro y duro, algunos bloques más oscuros que otros, unos cuantos rojos-rojos. Ayer estaba en otro hotel, pero ese barco ya zarpó y me cambié al Place que está dentro de mi presupuesto de viajero indie. El otro hotel era moderno y ofrecía servicio de buffet en el desayuno. Pero acá, donde Stephen King podría hacer de las suyas, siento que he vuelto a llegar a NOLA.


La ciudad es otra. La temperatura bajó, mucho, y el frío te corta la cara cuando se junta con el viento que viene desde el río. A veces sale el sol y miro al cielo para calentarme unos segundos y agradecer. Las calles no están vacías, pero parecen solitarias cuando las comparo con esa locura que se tomó la ciudad hace unos días. Está claro que los turistas también trabajan o, más bien, tienen que trabajar. Ayer fue el primer día laborable del 2010 y los mismos fanáticos de los Catbears de Cincinnati que andaban por aquí aullando y tomando hand grenades (ron, gin, vodka, aguardiente y licor de melón sobre hielo raspado) deben estar detrás de un escritorio respondiendo llamadas o tratando de vender un KIA cero kilómetros. Los fanáticos de los Saints de New Orleans, por su parte, han vuelto al mostrador Walgreens y a los locales del Riverside Walk.


Supongo que esta es la resaca después de la fiesta de fin de año. Gente muy abrigada que camina con las manos guardadas en los bolsillos y la mirada en el piso. Un trombonista que mira hacia todos lados y no ve a nadie pero sigue tocando igual porque, tarde o temprano, alguien llegará al Café Du Monde y pedirá french roast coffee y una orden de biegnets (donas a la francesa, digamos; no creo que a Homero le gustarían mucho, la verdad). Yo tengo ropa sucia que lavar y acabo de descubrir que al final de la calle Decateur, que dicho sea de paso es una de las más agradables de la ciudad, hay un lugar llamado Check Point Charlie’s (en honor al paso fronterizo del Muro de Berlín) que, además de bar, tiene servicio de lavandería (lo que hace posible que alguien, de verdad, quiera acompañarte mientras tus trapos sucios se enjuagan). La combinación perfecta: llevas tu ropa sucia en una funda, pones dos dólares en la máquina y mientras tu mugre empieza a desprenderse de la fibra tu caminas hacia el bar, te sientas y pides lo que te dé la gana. Luego te levantas, cambias la ropa de la lavadora a la secadora, otros dos dólares mediante, y continúas con lo importante. El tiempo seguro da para ponerse medio happy. Hace un rato estuve ahí y me recibieron con Lick It Up, de KISS. Este lugar no puede ser tan malo, pensé.


Empieza otro tipo de verdad. Una verdad más behind the scenes y con menos volumen y menos dinero que la de la semana pasada. La NOLA de este momento es más discreta y tal vez por eso estoy escribiendo ahora mismo, porque quiero hablarle al oído. En el patio del Place hay una pequeña piscina que debe estar helada. Las hojas de los árboles flotan en la superficie, junto a los insectos. Mientras tanto, empiezo a escuchar Wilco (the album) y noto, algo sorprendido, que el iTunes lo cataloga automáticamente como country. Wilco usa muchas guitarras acústicas, sí, pero, ¿country?, no creo. Las cosas tienen diferentes nombres para todos y, al parecer, también para las máquinas. Quizás otra compu reciba este disco y lo ponga en alternative o algo así.


6 comentarios:

LadyV dijo...

OH!! New Orleans!! Me encantó ésa ciudad. Por puro romanticismo vampírico fui a parar ahí, a la ciudad de Lestat y Louis y varios otros y también de las brujas Mayfair. Cuando todavía los vampiros no se ponían de moda y Anne Rice era la dura de las Crónicas vampíricas. Antes que salieran porquerías como Crepúsculo y otras tantas.
Después volví como voluntaria a raíz de lo del Katrina y me senté a llorar en la vereda o lo que quedaba de vereda.
Me da muchísimo gusto que describas a esta bella ciudad como la conocí la primera vez. Que hermoso que estés allá y si tienes ganas de ver algo interesante date una vuelta por los cementerios tradicionales de la ciudad, porque parece que ya viste las bastante de la ciudad y el me imagino que el barrio francés.

Un abrazo muy grande!!

Por cierto me gustó mucho tu libro, aunque un par de cosas no tanto, pero eso será para otrao ocasión.

Anónimo dijo...

Man, ya basta. en quito son las 1.29 horas, esperando el alba, escuchando phil collins en radio sucesos y pensando que deberiamos conocernos. Yo he escuchado hablar demasiado de ti. Hablar.Me gustan mucho tus cronicas(no soy socia de diners pero encontre un mercado de revistas usadas en la galapagos que me introdujeron a tus escritos). Soy periodista (?), sobre todo lectora (y que pena que eso todavia no es profesion), morena de 25 anios... y no se porque paso a la descripcion fisica, pero... soy pequena (no llego al metro sesenta), morena, flaca, de ojos almendrados y nariz respingada (que todos dicen herede de mi abuela materna). Y eso es todo. porque no se que escribo despues de una media de tequila El Charro y mujeres hermosas. Conclusion: llamame cuando estes de regreso en "la capital" 081467072

Elías Urdánigo dijo...

Veeee esa movida!!

Anónimo dijo...

cometela!!!!

Paul dijo...

Jajaja... un ligue made in blog...

Juan Fernando Andrade dijo...

LV,

gracias x tus palabras y tus recomendaciones. no pude ver todos los cementerios, pero algo vi y quede muy impresionado.

NOLA es una ciudad a la q me gustaria volver.


AnonimA,

el mejor comentario hasta la fecha. copiada la info. ya veremos.


para el resto:

los comentarios en este blog estan abiertos xq si yo puedo publicar cualquier cosa, la gente tb puede comentar cualquier cosa. sin embargo, esta vez c les fue la mano. pilas