8.10.2010

Libros de supermercado


Mi madre y yo esperábamos un avión que nos llevaría de Quito a Portoviejo. Actualmente, dicha ruta la cubre Aerogal y nadie más que Aerogal. La misma aerolínea que tanto tiempo me ha hecho perder en Guayaquil, Manta y el resto de ciudades donde he tenido que aguantar sus demoras. Esta vez, el “ligero” retraso que anunció el alta voz sería de veinte o cuarenta minutos. Súper bien. Mi madre aprovechó para llamar a una amiga que estaba de cumpleaños y yo me puse a leer el periódico. Cuando volvió a la mesa, una de las personas que esperaba cerca de nosotros le preguntó, ¿ya fue al Supermaxi?

Portoviejo ha estado siempre lleno de mitos y uno de los más populares era el de Supermaxi, ¿tendría nuestro pueblo, alguna vez, un Supermaxi? Durante años enteros este rumor nos tuvo en vilo. Hubo debates televisivos, teorías de conspiración, se rezaron rosarios enteros dedicados a la causa. La palabra de la calle decía que ya habían comprado un terreno y que era sólo cuestión de tiempo. Pero nada. No pasaba nada. El terreno en cuestión permanecía amurallado, en silencio, alimentando matorrales y bichos. Algunos llegaron a pensar que la muerte los sorprendería sin haber paseado distraídos por el pasillo de un supermercado. Hasta que hace unos meses, de un día para el otro, los tractores empezaron a remover la tierra.

La Multiplaza de Portoviejo fue inaugurada el martes dos de agosto del presente año. Como era de esperarse, tal cual sucedió con el Paseo Shopping (mejor conocido como El Chopin) hace una década, la multitud perdió la cabeza y lo invadió. Tal vez pensaron que estaría abierto solo un día o algo así. Nada como ese momento en el que se compran cosas que no se necesitan y que seguramente terminarán podridas en el olvido, caducadas en el anaquel de la novelería.

Desobedeciendo a mamá, fui al Supermaxi un día después de haber aterrizado (por cierto, aquella vez aterrizamos en Manta, minutos antes la azafata nos dijo que por “motivos operacionales” no podríamos descender en Portoviejo, así, sin más, mientras se miraba las uñas) Mi misión era clara, ¿vendrían a mi pueblo los mismos libros que van a todos los Supermaxi? No sé si lo han notado, pero uno puede salir muy bien dotado de ese lugar. Truman Capote, Haruki Murakami, Vladimir Nabokov, Milán Kundera, Marguerite Duras, Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Roberto Bolaño y Ryszard Kapuscinski, entre otros, están en la sección libros de Supermaxi, en buenas ediciones y más baratos que en las librerías. Ok, yo sé, no es el Ateneo de Buenos Aires ni el Strand de Nueva York, pero créanme, después de nacer-crecer en un lugar sin librerías, esos pocos centímetros son el cielo. Durante casi un año sufrí porque al parecer sería imposible que mi novela tuviese circuito comercial en Portoviejo, con su gente, donde le corresponde estar. Pero ya no. Pueden encontrar HD cerca de los enlatados.

Esa tarde compré Sin querer queriendo, las memorias de Roberto Gómez Bolaños, y Payasos en la lavadora, la autobiografía post-moderna-junky-pop-violenta-sabia del poeta Juan Carlos Satrústegi, rescatada del anonimato por Álex de la Iglesia. Como Aerogal volvió a retrasarse en el vuelo de regreso a Quito, tuve tiempo para dar vueltas en la lavadora.


La gente me da ascopena. Todas esas caras distintas… ¿No es obsceno? ¿No es repugnante pensar que todas las caras que llenan las calles, esas hordas de rostros confusos, nunca se repiten? Millones de combinaciones, a cada cual más repulsiva. Cientos de millones de orejas sucias, miles de millones de pelos en la nariz, cientos de miles de millones de granos. Y nunca iguales. Todos sorprendentes en su horror, en su realidad brutal.

El teatro, por ejemplo: un grupo de gente chillando en un decorado cutre. ¿Por qué siempre chillan en el teatro? ¿Para que los oiga el de la última fila?

Estoy en la cárcel. No descarto la posibilidad de que uno de esos individuos, o más de uno, me diera por culo mientras dormía. Más que una posibilidad se trata de un hecho verificable empíricamente. Intento subirme los pantalones con disimulo. Espero que no tengan sida. No lo parece, son fuertes y robustos. Al menos tengo que reconocerles la delicadeza de no despertarme. Soy incapaz de sentarme; me han roto el recto. Adopto una postura tipo maja desnuda. Puede que lleve aquí dentro días, o semanas. Lo que resulta obvio es que mis compañeros de celda han tenido el tiempo necesario para satisfacer plenamente sus más bajos instintos. Si lo tuviera, llamaría a mi abogado. Ahora lo importante es que no adviertan que estoy llorando.

…Me gustaría abrirme la cabeza y con una cuchara raspar las paredes del cráneo y sacar todos los desperdicios acumulados, toda la roña de ideas podridas, de sueños frustrados, proyectos fracasados, conceptos equívocos; no hay manera de despegar algunos, adheridos como la grasa quemada de un horno que nunca se ha limpiado, esa costra negra y brillante; necesitaría un cepillo de púas de acero para arrancar algunos miedos, el asco y el odio que no ha salido fuera, que se ha quemado en mi cabeza recalentada.

…Es obvio que me detendrán. Me declararé culpable, explicando detenidamente al jurado las razones por las que decidí asesinarle. Y lo entenderán. No he hecho más que cumplir un impulso interior irrefrenable que se halla en el alma de todo ser humano.

En cambio los culpables, por lo general, recibimos un trato más explícito. Sales a la calle y un tipo que no has visto en tu vida te suelta una hostia en los morros que te tumba. Sin razón. Porque sí. Esa es la lógica de la realidad. Mis propósitos son exclusivamente pedagógicos. Solo pretendo impartir unas sencillas nociones de ontología práctica. ¿Qué es el Ser?
El Ser es una hostia que te arranca los dientes.

El tiempo es una mentira, una trampa de las amas de casa para que desayunemos a la misma hora, para que cuando comamos o cenemos lo hagamos todos juntos. Si no llegan a inventar el tiempo, las amas de casa se pasarían fregando, y eso no puede ser… Una noche inolvidable es un pastel; se te deshace en la boca. Un debate en la televisión es una corteza de cerdo rabiosa; por más que la retuerces no hay manera de hincarle el diente.

Lo primero que te defrauda de una mujer cuando la ves desnuda es que carece del delicioso filtro evanescente de que cubre a las mujeres del Penthouse. No. No ocurre nunca. En el mundo real, las mujeres tienen el culo lleno de granos, bigote y, por lo general, pocas ganas.



8 comentarios:

Autómata dijo...

Yo compré tu libro en "el súper" de Manta, y vino con errores de imprenta (capítulos repetidos, creo que uno faltante, hojas en desorden), pero lo atesoro como rareza jaja.. .solo faltaría la firma y ya.

Y sí, es verdad, es un placer ver un libro nuevo cada quincena o fin de mes al lado de la carne y los pañales.

De esas incursiones supermaxísticas me quedo con "Kafka en la orilla", ¿lo has leido?

Anónimo dijo...

desde hace tiempo en este blog se hablan solo de cómo se compró un libro, antes era interesant pero ahora solo se ponen anécdotas de consumo y ninguna apreciacion personal

Anónimo dijo...

que buen discurso de Alex de la Iglesia! Gracias por colgarlo ahi!

Juan Fernando Andrade dijo...

Automan,

en efecto, la primera edición d HD tuvo esos ejemplares twilight zone. si quieres, es posible cambiarlo donde lo compraste. pero claro, el dato rarity quedará la posterirdad.

en todo caso, espero q lo hayas pasado bien leyendo-ordenando la vida d Miguel Morales.


Anónimos,

este blog es, quizás sobre todo, un estado d ánimo, y eso no siempre c puede planear ni repetir en secuencia.

x lo demás, grande Álex de la Iglesia!!!

Carlos F. Intriago dijo...

hay mi Portoviejo querido, ciudad que pasa de todo y no pasa nada, lugar de las paradojas más paradójicas que este paradójico mundo pueda tener. Lo amas mientras lo puteas pasando un (mil) baches...en fin.

Al fin voy a comprar HD y aqui! .. aún no he ido al Supermaxi... estoy ahorrando.

Autómata dijo...

a Anónimo number one: mucho se ha dicho ya del libro de JF, y el post básicamente trata de esa dinámica de consumo, por dios! a los libros se los compra, pero debido a múltiples razones... si alejas el dato-dinero del asunto, hay mucha tela en tener un libro -uno bueno- en medio de la leche y pañales...y en Manta donde no hay una sola librería...

Pescado: HD es un gran libro, uno que me hizo levantar a terminarlo a las 7am antes de ir al trabajo, una historia que parece expulsada por los poros y que hasta me hizo pensar que muchos de esos capítulos fueron reales (el tipo en boardshort, la banda de guayacos rockstars a destiempo...), contrastado entre un gran detalle y una levedad buen trip (o debo decir "exquisita"), en donde al prota lo sentí muy cercano y simpático, el tipo está a medio camino entre Holden Caulfield y Hans Schnier, vaya que sí lo disfruté!, man hasta gracias tengo ganas de decirte meses despúes de leerlo

Gabriela Portaluppi dijo...

En Esmeraldas sucedió lo mismo: "por fin tenemos Multiplaza, pero lastimosamente solo tienen un AKI" dice mi mejor amiga que decidió irse a trabajar allá y tratar de olvidar varias cosas.

Se fue hace unos meses y por supuesto solo vive arrepentida de su decisión.

Pero justamente ha encontrado su salida en la sección de libros del AKI, donde ha comprado por lo menos 20 libros de autoayuda. Cada semana llega uno nuevo que pasa a ser parte de su biblioteca, obviamente no puede faltar EL SECRETO que se ha convertido en su nueva biblia.

Su vida cambió, ahora cada mañana está convencida de que un taxi pasará justo cuando ella salga para llevarla al trabajo y sucede!

Ella es más feliz ahora gracias a los libros de autoayuda que encuentra en el AKI, no será la gran librería como dijiste, pero existen personas como mi amiga que encontró una salida a su depresión, no sé a lo mejor si no era EL SECRETO, era una novela de Jane Austen o algún libro de Kundera, pero Esmeraldas por fin tiene su Multiplaza y la verdad no me molesta mucho que solo hayan puesto un AKI

Kros dijo...

La variedad de los libros del SuperMaxi y Aki se debe a que forma parte de el grupo La favorita que también es dueño de Mr. Books,asi que por ahi va la onda de los buenos libros........ De algo sirve trabajar en el sector privado jajaja

Saludos
Kros