Ahora entiendo que fue el destino el que me impulsó a comprar el six pack de Club que me ayudó a atravesar este domingo. Salí de casa para buscar algo que comer, sin segundas intenciones, lo juro. Entré a un delicatesen y cuando las vi no pude resistirme: el sudor frío resbalando por el cuello de las botellas, desde la etiqueta hasta la corona en alto relieve. Fue un impulso y, quizás, una señal del universo. El trago de cerveza que llevaré a mi boca después de esta frase podría ser el último en mucho tiempo. Salud.
Hace un rato empezaron a llegarme las voces de alerta. Mensajes desesperados por el chat. Hay un estado de pánico y paranoia colectiva, por lo menos entre los que encontramos en la cerveza un estilo de vida y un rasgo de identidad ecuatoriana. La noticia apareció en El Comercio bajo el titular “La Cervecería Nacional suspendió la producción de cerveza”. Entre otras cosas, dice, “Los directivos de la empresa acataron la resolución de la jueza Novena de Niñez y Adolescencia de Guayas, Manuela Calva, que dispuso el 26 de noviembre pasado que se prohíba la venta de las cervezas (Pilsener y Club) en el mercado local, retener USD 90,9 millones en las cuentas bancarias, prohibir la enajenación o transferencias de las acciones, y la orden de arraigo a cinco funcionarios de la empresa”. El lío está relacionado con un reclamo de los empleados que, al parecer, no han recibido utilidades en una buena cantidad de años. El reclamo, en caso de ser cierto, es totalmente justo. La medida, por otro lado, es radical, egoísta, inhumana. Y tendrá efectos colaterales.
¿Qué se supone que vamos a hacer, cambiarnos a Brahma? Jamás. Sería como cambiar de nombre, de casa, de piel, de país, de idioma, de bandera, de sistema operativo y de ideas. Este es un tema de dignidad, de moral, de tener una postura en la vida y sostenerla contra viento, marea y legislaciones.
Veo la botella verde sobre mi escritorio, al lado de la laptop, y me pongo triste. Me da miedo tocarla. Esa botella que he sostenido tantas veces y en tantas lugares y que también me ha sostenido a mí, podría convertirse en una pieza de museo. Saber que en cada sorbo desaparece me hace sentir que quien se está vaciando soy yo.
El último trago. Burbujas en la lengua y en el paladar, como un beso. Cierro los ojos y siento cómo se abre camino entre mis cuerdas vocales, cómo baja cual espíritu santo y hace una parada en el corazón antes de acostarse en el estómago. Hemos recorrido un largo camino juntos. Nunca me pediste que te lleve conmigo, pero siempre te encontré, siempre nos encontramos. Tú sólo me pediste dinero, nada más, ni amor incondicional ni un futuro mejor ni nada de esas cosas que se expenden irresponsablemente y caducan apenas salen de la boca y se transforman en silencio. Tú me hiciste sentir ecuatoriano cuando estuve lejos, cuando te extrañé como un desquiciado, cuando le hablé a otra gente de ti y les mostré tu retrato en la web y le dije que eras la mejor, la insuperable, la nuestra, que estabas a la altura de cualquiera, que no le pedías favores a nadie. Te vi como los soldados ven los retratos del amor iluminados bajo el fuego de la guerra.
Hace un rato empezaron a llegarme las voces de alerta. Mensajes desesperados por el chat. Hay un estado de pánico y paranoia colectiva, por lo menos entre los que encontramos en la cerveza un estilo de vida y un rasgo de identidad ecuatoriana. La noticia apareció en El Comercio bajo el titular “La Cervecería Nacional suspendió la producción de cerveza”. Entre otras cosas, dice, “Los directivos de la empresa acataron la resolución de la jueza Novena de Niñez y Adolescencia de Guayas, Manuela Calva, que dispuso el 26 de noviembre pasado que se prohíba la venta de las cervezas (Pilsener y Club) en el mercado local, retener USD 90,9 millones en las cuentas bancarias, prohibir la enajenación o transferencias de las acciones, y la orden de arraigo a cinco funcionarios de la empresa”. El lío está relacionado con un reclamo de los empleados que, al parecer, no han recibido utilidades en una buena cantidad de años. El reclamo, en caso de ser cierto, es totalmente justo. La medida, por otro lado, es radical, egoísta, inhumana. Y tendrá efectos colaterales.
¿Qué se supone que vamos a hacer, cambiarnos a Brahma? Jamás. Sería como cambiar de nombre, de casa, de piel, de país, de idioma, de bandera, de sistema operativo y de ideas. Este es un tema de dignidad, de moral, de tener una postura en la vida y sostenerla contra viento, marea y legislaciones.
Veo la botella verde sobre mi escritorio, al lado de la laptop, y me pongo triste. Me da miedo tocarla. Esa botella que he sostenido tantas veces y en tantas lugares y que también me ha sostenido a mí, podría convertirse en una pieza de museo. Saber que en cada sorbo desaparece me hace sentir que quien se está vaciando soy yo.
El último trago. Burbujas en la lengua y en el paladar, como un beso. Cierro los ojos y siento cómo se abre camino entre mis cuerdas vocales, cómo baja cual espíritu santo y hace una parada en el corazón antes de acostarse en el estómago. Hemos recorrido un largo camino juntos. Nunca me pediste que te lleve conmigo, pero siempre te encontré, siempre nos encontramos. Tú sólo me pediste dinero, nada más, ni amor incondicional ni un futuro mejor ni nada de esas cosas que se expenden irresponsablemente y caducan apenas salen de la boca y se transforman en silencio. Tú me hiciste sentir ecuatoriano cuando estuve lejos, cuando te extrañé como un desquiciado, cuando le hablé a otra gente de ti y les mostré tu retrato en la web y le dije que eras la mejor, la insuperable, la nuestra, que estabas a la altura de cualquiera, que no le pedías favores a nadie. Te vi como los soldados ven los retratos del amor iluminados bajo el fuego de la guerra.
8 comentarios:
Pues está radical, sí. Veamos qué más ocurre.
Mmm medida radical si pero tras 20 años de deber utilidades se ha llegado a una manera radical para presionar el pago. Bonito todo el significado que le das a la cerveza, creo que todos vamos a sufrir por no tener la biela que prácticamente es parte de nuestra identidad, pero creo es un tema moral que paguen. Cómo verías todo si fueras una de las personas a las que se le debe? Esperemos que no se convierta en una pieza de museo pero hay crisis más grandes que no tener la biela que nos gusta. Como que te deban ese billete que te has ganado trabajando por años.
te tocará volver a la guanchaca...
@Manu, de lo que estoy enterado el reclamo no tiene razón de ser. Las personas que reclaman hoy en dñia utilidades eran empleados terciarizados de la empresa, es decir su empleador era una empresa terciarizadora.
Hasta antes del famoso Mandato 8 la subcontratación estaba amparada por la ley, en virtud de lo cual Cervecería Nacional no incumplió nada, las leyes no tienen carácter retroactivo. No estoy hablando de justicia sino de si procede o no el reclamo.
@Pescado, mucha canallada dejarnos sin Pílsener y Club... es parte de la identidad.
personal,
estamos a la espectativa, aún nos toca descubrir lo q hay detrás d este conflicto d intereses. en todo caso, es un momento interesante, xq esto tendrá consecuencias sociales.
pilas
saludes
Otra cosa curiosa, y perdón por pensar mal (pues de pronto, cotejando fechas, se vea que no podía ser de otra manera), pero...
Me parece curioso que se haya esperado a que terminen las Fiestas de Quito para tomar la decisión, como si no hubieran querido hacerlo en un momento en que hubiera sido DEMASIADO impopular... no sé, de nuevo, reconozco que estoy pensando mal desde un principio, pero razones hay a veces.
¿Quién no ha desvestido una Club Verde como si se tratase de una mujer?
Es un placer, no se lo puede negar. Pero la Pilsener (dueños de la Club), con la excusa de ser una empresa "orgullosamente nacional" (argumento falso, por cierto, el 96% de su capital es sudafricano), está evadiendo una de sus obligaciones: pagar utilidades a sus trabajadores.
Al man de arriba, que dice que este es un reclamo que "no tiene razón de ser", por tratarse de empleados tercerizadores, que me explique en qué parte de la Constitución consta eso. Justamente ahora se está respaldo a empresas de ese tipo.
Un abrazo, JF!
No debemos arrancarnos los cabellos....Todo pasa y nosotros pasaremos con todo....Ya vendrán otras "bielas" para el regocijo de los bebedores!
Franco
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