Hace un año, cuando se estrenó Pescador en Ecuador, se publicaron dos textos míos en las revistas SoHo y Diners respectivamente: el primero era el making of de la crónica que dio origen a la película, el segundo, un testimonio de mi trabajo y mi relación con Sebastián Cordero durante los años en que trabajamos juntos.
Ahora que Blanquito está en la cartelera colombiana, dando de qué hablar en su otro país, la fundación García Márquez para el nuevo periodismo ha publicado en su blog de nuevos cronistas de indias, además del relato original, las piezas post parto. Es la primera vez que todo el material relacionado a la película aparece junto.
El making of es más corto que en su versión impresa, pero fue así como lo concebí en un principio y es así como más me gusta. Lo otro, el testimonio, es algo que en su momento me dio mucha vergüenza y hasta le pedí al director de la Diners que por favor no lo publicara, pero él se emocionó y lo hizo y ahora se lo agradezco: creo que nunca volveré a ser tan honesto.
Antes de empezar a trabajar en un nuevo guión junto a un nuevo director, le envié el testimonio avisándole que la cosa se podía poner fea y que eso era normal, que no se asustara si en algún momento nos enfrentábamos o nos alejábamos sin remedio. Ahora, la verdad, me parece que no es tran grave, que quizás exageré, pero me gusta saber que la evidencia de un momento queda aquí intacta.