8.18.2008

Divina: la persona más asquerosa del mundo.


Harris Glenn Milstead y su familia llegaron a Lutherville, un suburbio cerca de Baltimore, estado de Maryland, en 1957. Harris tenía doce años. Además de verse obligado a enfrentar la llegada de la adolescencia en un sitio que no era el suyo, era gordo y afeminado. Por supuesto, sus nuevos compañeros de colegio le hicieron la vida imposible, burlándose de él a diario, golpeándolo y, sobre todo, marginándolo, haciéndolo a un lado. Su único amigo era un niño más bien flaco, flaco como un sorbete, afeminado como Harris, apenas un año menor, que vivía a seis casas de la suya y respondía al nombre de John Samuel Waters, Jr. Inseparablemente juntos, Harris y John sobrevivieron la adolescencia. Crearon un mundo donde nadie los maltrataba, un lugar donde ellos eran las estrellas. Años después, ese mundo se convirtió en el mundo real.

Para 1972, John Waters era la cara de la contra cultura norteamericana. Había escrito, producido y dirigido cinco películas dedicadas a mostrar la peor cara de la tierra de la libertad: los freaks, los maniáticos, los pervertidos, los adictos, los homosexuales, en fin, la basura americana. No era exactamente famoso, pero estaba en camino, era conocido en los círculos under y odiado entre la gente de bien. Sus películas se rodaban bajo las más estrictas leyes del bajo presupuesto, entre amigos técnicos y amigos actores y amigos poli funcionales. A veces, no tenían dinero ni para comer durante la filmación, pues tocaba gastarlo todo en película y en alquiler de equipos. Harris estaba siempre ahí. Él y John eran la médula de un grupo de artistas conocidos como Dreamlanders (los de la tierra de los sueños), una familia como todas, acaso menos disfuncional, armada con lo que las otras familias, sus parientes sanguíneos, habían desechado. El siguiente proyecto de John ya tenía nombre, y uno muy bueno: Pink Flamingos. Sería la historia de Divine, un drag queen inmenso, nombrado por los medios de comunicación como “la persona más asquerosa del mundo”. Harris, que había aparecido ya como Divine en los films anteriores de John, era el protagonista.


En Pink Flamingos, Divine vive apartada de Baltimore, bajo el nombre Babs Johnson, en un remolque que comparte con su familia inmediata. Su madre es increíblemente obesa, come huevos todo el día y duerme en un corral de madera, como un bebé. Su hijo es fanático de prácticas sexuales algo particulares, que involucran animales y mutilación. La que llama “mi compañía de viajes” es una rubia que está enamorada de ella y de su hijo. Son una familia feliz, que se acepta tal cual, que se quiere de todas las formas imaginables y no le hace daño a nadie. Hasta que alguien se mete con ellos. Connie y Raymond Marble son una pareja envidiosa que pretende destronar a Divine, y convertirse en las nuevas personas más asquerosas del mundo. No lo hacen mal, secuestran mujeres jóvenes, las meten en un calabozo subterráneo, hacen que su mayordomo las embarace y luego venden los bebes a parejas de lesbianas. Además, a Raymond le gusta exponerse frente a mujeres atractivas y aprovechar el shock que les produce para robarles la cartera. O sea que se esfuerzan, pero nadie como la única e inigualable Divine, que entrará al combate y aplastará a sus enemigos.



La amistad de John y Harris creció junto a la fama de ambos. Waters se transformó en un director de culto, que de a poco fue haciendo mejores películas, con celebridades, con dinero y sin claudicar a sus asquerosos principios. Por su parte, Harris le dio la vuelta al mundo con Divine, apareció en otras cintas, montó shows de comedia y hasta grabó un disco de electro-dance-pop que la llevó de gira. John y Harris lo lograron, pudieron vivir bien, ser famosos y exitosos en un mundo que pretendía deshacerse de ellos. Ayer vi Pink Flamingos por primera vez en mi vida, y lo entendí todo o por lo menos algo importante: Harris y John cambiaron al mundo por su mundo.

A los cuarenta y dos, Harris Glenn Milstead recibió una oferta para aparecer en una serie de televisión. Era la primera vez que alguien le ofrecía trabajo sin obligarlo a presentarse como Divine y él aceptó sin vacilar. Sería el tío Otto en Married with Children (matrimonio con hijos), la popular familia de Al Bundy que tanto le debía al cine de John Waters y Divine. El 7 de marzo de 1988, Harris debía aparecer en los estudios de la cadena Fox para grabar su primer episodio, pero nunca llegó. Esa mañana, amaneció muerto en la cama de su hotel de Los Ángeles, víctima de una apnea que le cortó la respiración como consecuencia de su sobrepeso.

Harris y Divine siguen teniendo miles, tal vez millones de fanáticos alrededor del planeta. Son un símbolo para muchos, la prueba de que lo normal es subjetivo y lo anormal nada más que un estado mental de los normales.


Divine en acción, cantando su versión de You Think You're a Man, original de The Vaselines.




Pink Flamingos está en La Liebre Video Club.

4 comentarios:

Elías Urdánigo dijo...

Yo conocí a Waters gracias al cable, hace unos años atrás.
Sus películas, de un humor salvaje y grotesco, son mucho más saludables que las de lidnsay lohan y cia.
Todo cinéfilo, se respete o no, debe ver por lo menos un par de Waters y de Harmonie Korine y de Richard Linklater, etc, etc. Cuál es la relación entre ellos, que hacen un cine con personalidad, nay mas.

Abrazo broder

Eduardo Varas C dijo...

Loco, ¿en esta es la que al final sale Divine comiendo excremento? Hace siglos, cuando era niño, conseguñi una copia de una película de Waters y me tocó verla a escondidas...

Así se empieza, ¿no?

Saludos

Juan Fernando Andrade dijo...

Urdánigo y Barros,

en efecto, grande Waters, yo lo conocí con Cecil B. Demented y luego A Dirty Shame y d ahí para atrás, con las viejas, las clásicas como Pink Flamingos, q Barros tuvo q ver escondido en su casa.

hagamos una retrospectiva d Waters, itinerante, q vaya d pueblo en pueblo... y nosotros administramos el freak show.

abrazos broderes


jfa

Anónimo dijo...

el cine , creo, ha sido mas perjudicial que beneficioso para la humanidad, ojala las nuevas generaciones lo aborrezcan y lo olviden.
Ojala las nuevas generaciones piensen en ser agricultores o ganaderos, oficios mucho mas buenos y nobles que ser actores o directores de peliculas.