Dana Colley, el intenso saxofonista de Morphine, cuenta en las notas interiores del disco que la banda empezó de un día para el otro. “Mark estaba sentado en el banco del piano que tenía en su pequeño apartamento de la calle Williams, en Cambridge (Massachusetts), tocando el bajo de una cuerda que acababa de inventar, y cantando. Yo tocaba mi saxo barítono y las ideas fluían divinamente. A los diez minutos él dijo ya está, consigamos un baterista y un par de tocadas. Yo le dije, ¿estás loco?, no tenemos canciones.” El siguiente ensayo fue con Jerome Deupree, primer baterista de la banda, en el sótano de un Deli que estaba en Everett, un suburbio de la clase trabajadora de Boston. De aquel encuentro, sucedido hace veinte años, más o menos, salieron Claire y The Other Side, dos de los trece temas incluidos en Good (1992), el álbum debut. Después de tocar y sudar, el trío subió al Deli a comer algo y Mark, como si hubiese estado pensando en ello durante años, dijo: eso es, Morphine, ya tengo el nombre.
Aunque Morphine nunca fue exactamente mainstream, encontró su gente (su familia alternativa en una década en la que todo, se supone, era alternativo), editó cinco discos de estudio en ocho años y salió de gira varias veces y por varios países. Pero para Mark eso no era suficiente. El tema no era, nunca fue, buscar fama y riqueza, sino darle la talla a su desbordada ambición creativa en varios soportes y formatos. Antes de Morphine, Mark formó Treat Her Right, que de hecho tocó varias veces fuera de USA e, incluso, fue banda telonera de Bob Dylan. Además, mientras tocaba con Morphine, Sandman tocaba también con Hypnosonics, Candy Bar, Pale Brothers y otras bandas cuyos nombres y grabaciones, espero, irán apareciendo con el paso de los años. Al parecer, Mark escribía non-stop y cuando las canciones no le quedaban a Morphine inventaba otra banda para poder tocarlas en vivo. Tal vez por eso, porque lo que importaba era tocar, seguir tocando, ninguno de sus proyectos paralelos salió de un exclusivo y acaso bendito circuito de tres bares en Cambridge: Middle East, The Plough & Stars y el Lizard Lounge.
Según Billy Conway, baterista de Treat Her Right y Morphine, Mark Sandman debe ser uno de los artistas con más grabaciones en el mundo. Sandman sabía que muchos de los momentos más afortunados de una banda se dan y se pierden en los ensayos y, por si acaso, grabó todos los ensayos de Morphine en casetes 8-track. Así que At Your Service quizá sea el comienzo o, más bien, la continuación de una historia que muchos queremos seguir escuchando. Yo llevo un par de días en ello, medio perdido y medio encontrado en canciones que, digan lo que digan, son nuevas. Por ahora me quedo con Come Along, It’s Not Like That Anymore, Bye Bye Johnny, Women R Dogs, 5:09 y Lilah II (continuación del corto instrumental que abre el disco Like Swimming, de 1997, esta vez con letra y casi cinco minutos de duración) que encajan perfectamente en el repertorio de Morphine pero, también, dan cuenta del posible rumbo que hubiese tomado la banda en el siglo XXI: arreglos más elaborados y letras que llevan la ironía y la melancolía all the way. Eso en el primer disco. El segundo es casi todo en vivo y es casi perfecto. Lo único malo es no estar ahí. Pero bueno, aquí estamos.