1.12.2010

Cumplir 200 en Seattle


El post número 200 me sorprende en una ciudad en la que nunca había estado y en la que siempre había querido estar: Seattle, la ciudad más grande del estado de Washington, al noroeste de USA. Acá pasaron cosas que marcaron mi adolescencia. Durante los noventa Seattle era como un satélite con el que nos conectábamos, desde Portoviejo (y desde muchas otras partes del mundo), los adolescentes que preferíamos Nirvana a Baldor. No entendíamos muy bien de qué se trataba toda esa ira, pero la compartíamos porque si algo sabíamos era que estábamos desubicados y perdidos.

Supongo que hay muchas formas de celebrar estos 200 post, de hecho, estar de viaje y escribir en el Starbucks de un Barnes & Noble, cual pelada de Sex and the City, es una forma de celebración. Pensaba poner algo de música, como hice cuando llegué a los primeros 100, y escribir una nota a manera de agradecimiento. Pero ayer me pasó algo que aún me ocupa y que se me sale de los poros, incontenible.

Veamos. Al llegar a Seattle descubrí que uno de los encantos de NOLA es que es un pueblo, un pueblo maravilloso en el que uno puede pasear, escribir, comer y beber y volver a pasear. Un sitio perfecto para crear. Sin embargo, y por más raro que parezca, en NOLA no hay cines. Todos los movie theatres están fuera de la ciudad, en pueblos aún más pequeños en los que solo hay outlets, fast food, buffets y carreteras. Entonces, lo primero que se me vino a la mente cuando aterricé en el Tacoma Airport fue: voy a ir al cine, quiero verlo todo. Y en eso estoy.


Ayer vi tres películas en los cines del distrito universitario. 1) Youth In Revolt, la nueva película con Michael Cera, basada en la novela-indie-de-culto de C. D. Payne, una comedia efectiva que se atreve a estirar su trama hasta el absurdo: buena. 2) An Education, basada en las memorias de la periodista británica Lynn Barber, con guión de Nick Hornby (por cierto, Juliet, Naked no me mató, así que no habrá reseña) y la magnífica, joven y encantadora Carey Mulligan en el papel principal: muy buena. 3) The Road, la adaptación cinematográfica de la novela con la cual Cormac McCarthy ganó el Pulitzer hace unos años. Dirigida por el australiano John Hillcoat, cuya cinta anterior, The Proposition (súper guión de Nick Cave, por si acaso), está entre los grandes westerns de todos los tiempos. Con Viggo Mortensen y Charlize Theron: memorable.


Algo raro me está pasando con The Road. No puedo dejar de pensar en ella y lo que menos quisiera en este preciso momento es volver a verla. Si fuese una mujer no sería tan raro, pero es una película, nada más, nada menos. Ayer salí del cine mareado, golpeado, destrozado. Jorge Izquierdo, mi anfitrión acá en Seattle, me esperaba en su auto y cuando me preguntó qué quería hacer le dije vida real, bro, cuéntame cómo estuvo tu día, vamos a tu casa a ver a tus hijos jugar y reírse, por favor. Pero no podía dejar de hablar de la película, estaba colgado, en pleno loading. Jorge no ha visto la adaptación pero me dice que la novela lo sacudió y le sacó un par de lágrimas. Su confesión no me sorprendió en lo absoluto.

De pronto el mundo empieza a quemarse. Así, de repente, como si alguien hubiese aplastado un botón después de haber esperado durante todos estos años. El mundo se vuelve gris, frío, helado, y los sobrevivientes caminan como nómadas buscando comida, gasolina, ropa, lo que sea. También se comen los unos a los otros, como caníbales, y violan a las mujeres que andan solas. Aunque existen un millón de películas sobre el fin del mundo, The Road logra verse como la primera vez. Un hombre (Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee, de trece años) caminan buscando el sur, buscando el mar, y tratando de no morir en el intento. El niño nació poco después del gran fuego y su único referente del mundo es su padre. La madre (Theron), que propuso que se suicidaran todos, desapareció hace algún tiempo. Para el niño, su padre es todo, la verdad, la vida misma. Pero el padre sabe que no estará ahí para siempre y que al parecer no hay tal cosa como la salvación y que sólo pueden aspirar a vivir más, solo un poco más para ver qué pasa, aunque lo más probable es que no pase nada.


Un padre y su hijo van por el camino y encuentran cosas y encuentran gente que quiere matarlos y comérselos. Largas secuencias de caminata, en el frío, bajo la lluvia, con la ropa desgarrada y escupiendo sangre y guardando dos balas para, llegado el momento, volarse la cabeza por mano propia. Mucho silencio y mucha neblina y muchos primeros planos que lo dicen todo. Paso a paso, el padre trata de enseñarle al hijo que tarde o temprano tendrá que defenderse por sí solo y que llegará ese momento en el que, tal vez, tenga que matar para no morir. El hijo tiene esperanza porque no conoce el mundo, porque está joven, porque lleva el fuego en su interior, un fuego acaso mayor que las llamas que lo persiguen y derriten la nieve.

24 horas después sigo pensando en The Road, en la fuerza de la soledad, en el peso de la desesperación, en la pureza del amor y en el poder del cine.



7 comentarios:

Kros dijo...

Felicidades por los 200 y ojala tengamos la oportunidad de ver pronto la peli por acá.........
Que grande que es la fuerza de la Soledad......de las mejores cosas que uno puede disfrutar en la vida..........Por suerte el peso de la desesperación no me ha llegado aún, se que agún día en alguna faceta de la vida me llegará y nos llegará........La pureza y la "nobleza" del amor sublime.... y el poder del cine.........sin comentarios.

Anónimo dijo...

a los años q oigo del amigo Zurdo.. que está haciendo por la tierra d Cobain?

Anónimo dijo...

Acabo de comprar hoy The Road a mi dealer de confianza ja........ Voy a verla (ojala pueda este fin de semana) y te comento, suena interesante.

Anónimo dijo...

Puede pasar eso. En el fondo es un mensaje. En la vida a veces parece haber solo tiburones que quieren devorar al que pasa o los que sin serlo la fuerza de las circunstancias los lleva a comportarse como tales. Repito, la peli, por lo que dices, es un mensaje. Solo los tuyos te cuidan

Anónimo dijo...

Gracias por este blog. Para mi leerlo es como llegar a montañita y encontrarme con una tribu de mis semejantes, despues de haber seguido un camino como el que te pinta The Road.

no pares loco nunca pares

Juan Fernando Andrade dijo...

Personal,

gracias x sus comentarios. ojala todo el mundo pueda ver The Road pronto y, tal vez, varias veces. yo no he vuelto a verla, no puedo, pero la tengo muy presente.

siempre a la orden.


salud!

Kros dijo...

Pana Juan Fernando:

No te preocupes, cuando pegues la vuelta seguro la encuentras yo ya la compre en los estrenos de enero del Vecino que vende las pelis cerca de mi oficina, al igual que zombieland........ Asi que si no la conseguis me la pides prestada o te compro otra

Salud

Kros