Porque cuando era pequeño los grandes aguaban
todas las fiestas hablando de política. Porque cuando estaba en el colegio
decidí que político es sinónimo de delincuente.
Porque cuando estaba en la universidad conocí Cuba y me quedó claro que
ningún sistema funciona. Porque uno de mis mejores amigos, un abogado que juró
defendernos, se metió en la política, se compró un Mercedes y se olvidó. Porque
la gente le falta el respeto al presidente y el presidente le falta el respeto
a la gente. Porque voté por Correa la primera vez y ahora estoy decepcionado.
Porque los correístas están dispuestos a dar la vida por él y yo nunca he
sentido ni sentiré ese amor incondicional por un político. Porque los
anticorreístas ya me tienen harto con Pedro Delgado y Duzac. Porque los correístas
ya me tienen harto con las carreteras y los hospitales y las escuelas del
milenio: ese es el trabajo del gobierno, no son milagros. Porque yo también he
hablado mal del presidente por darme el gusto de hablar mal del presidente.
Porque lo más divertido del correísmo es llevar la contra, hablar bien del
hombre frente a sus enemigos y decir cualquier garabato frente a sus fanáticos;
ver cómo se excitan, como se cierran, me lleva a concluir que la política no es
algo serio. Porque el gobierno persigue a los periodistas. Porque los
periodistas nos hacemos las víctimas. Porque hay periodistas que son mascotas
del gobierno y periodistas heridos que sólo quieren verlo caer. Porque hay
manipulación pública y desinformación privada. Porque no creo que el presidente
sea un asesino pero sí que pudo haber evitado las muertes del 30S. Porque la
oposición no ha hecho nada para merecer mi apoyo. Porque somos muchos los que
no reconocemos los méritos del gobierno pero son muchos más los que no
reconocen sus fallas. Porque nunca he investigado un caso de corrupción a
fondo, hasta que la máquina de propaganda estatal sea inútil. Porque nunca he
llamado por teléfono a nadie para contarle que un servicio público ha mejorado.
Porque la gente me dice que debería estar agradecido, que sin este gobierno no
hubiese recibido un fondo para escritura del Concejo Nacional de Cine, ni
hubiese viajado a ferias del libro invitado por el Ministerio de Cultura, asumiendo
que las instituciones culturales no buscan reconocer ni el esfuerzo ni el
trabajo sino comprar amistades y silencios. Porque tengo amigos cuyos parientes
están en el gobierno y he tenido que dejar de confiar en ellos en cuanto a
política se refiere. Porque no confío en mí en cuanto a política se refiere y
no quiero tener que ver todos los noticieros y leer todos los periódicos para
estar al día. Porque he visto cómo la ciudad en la que crecí ha sido destruida
por los políticos y ahora me dicen que la única forma de que eso cambie es
votar por un candidato del partido de gobierno. Porque es sospechoso que tanta
gente esté de acuerdo. Porque me dijeron que para ser asambleísta uno tenía que
firmar su renuncia antes. Porque no tengo pruebas. Porque no necesito pruebas.
Porque las autoridades que son invitadas a eventos culturales mandan a otras
autoridades de menor rango para que las representen a menos que el presidente
también esté invitado. Porque tendría que abrir una cuenta en twitter. Porque
no entiendo la política. Porque no entiendo cómo un ser humano le puede dedicar
su vida a la política. Porque quiero vivir en un país donde nadie sepa quién es
el presidente y no me pidan el certificado de votación hasta para ir al baño. Porque
francamente me da pereza. Porque cuando la gente habla sobre política cree que
su opinión importa más que la del resto. Porque cuando hablo de política la
gente cree que hablo en serio.
(SoHo)