Se acabó el Eurocine en Quito. Fue un mes intenso. Lleno de sorpresas y esfuerzos. Me queda un buen sabor de boca. No vi todo lo que quise ver ni quise ver todo lo que vi. No pude dedicarme exclusivamente al festival, que hubiese sido lo ideal (las death lines de este negocio son implacables: si no entregas, no se imprime). Pero ese era el dato. Ver todo lo que se pudiera y mantener una vida profesional y personal on the side. Entrar a las salas casi a ciegas, con el catálogo de reseñas institucionales en mano y a veces ni eso, cerrar la boca y abrir los ojos. Bien.
Me queda claro que el Eurocine es otro canal, otra ciudad, que las cosas que son importantes ahí dentro poco importan afuera, y viceversa, que estando ahí adentro te pones la piel de otro y puedes llegar a pasarla mejor con tu esqueleto disfrazado. El festival es un lujo que deberíamos darnos todos los cinéfilos por lo menos una vez en la vida. Es como una clase, un taller, un seminario, donde lo más importante es aprender a tomarle el pulso a las películas. Ese mismo pulso tiene la gente que hace esas películas y mucha de la gente que vive en los países donde se ruedan estos rollos. Hoy siento que he vuelto de un viaje más o menos largo y me toca desempacar. Revisar los post de este ajetreado mes de junio es ver las postales del recorrido, que pudo ser más extenso, sí, pero no ha sido corto. Pasé un mes de intercambio, escuchando otros idiomas, otras músicas, otras formas de comer, dormir, pelear, fumar, beber y hacer el amor. Tengo amigos nuevos y he vuelto a tomar contacto con amigos clásicos que no veía desde mis años estudiando cine. Estoy contento. Algo ha cambiado, para bien, para mejor, para abrirme la cabeza. De pronto debieron haber sido menos películas en igual cantidad de días, para poder verlas todas y, si existe el ánimo, repetir alguna. De pronto la selección cae un poco cuando son las embajadas las encargadas de designar a sus representantes. En este sentido, la embajada significa un riesgo, un (posible) querer quedar bien con todo el mundo. No lo sé, no tengo la certeza, sólo la sospecha. Sé que el próximo año estaré pendiente a la programación del festival, y eso ya es mucho, harto.
Los europeos viven de otra forma y, en consecuencia, filman de otra forma todo lo que filman. Más diálogo, menos acrobacia. Más reflexión, menos acción. Más pensar todo lo que se dice y menos decir todo lo que se piensa. Tratándose de ciertas cintas, estoy seguro, todo lo que se dice y se piensa es exclusivamente cuestión de autor, sin ningún tipo de edición o censura. La libertad, como sabemos, es un arma de doble filo. Tratándose de cine, a ratos, uno piensa “esta nota sólo le gusta al man que la hizo”, y si bien no siempre es verdad, seguramente sucede más de lo que uno se imagina. Aquí el doble filo. Por un lado, es inspirador ver películas que de tanta personalidad se tornan incomprensibles. Uno dice “qué bacán, hizo la película que le dio la gana, esa es”. Pero aquella admiración por el libertinaje creativo, por los huevos que directores, actores, escritores, productores y personal en general ponen sobre la mesa, no siempre se traduce en placer de butaca. Se puede admirar la valentía del proceso y no necesariamente admirar el producto final. Se puede ser fan de Woody Allen, como yo, y apreciar sí, su obra, pero sobre todo su obstinación, su capricho de hacer una película por año llueve, truene o relampaguee. El cine europeo está lleno de esos caprichos. Como que su meta es verle la quinta pata al gato. Y me alegro de que un continente entero esté en eso.
Estoy muy agradecido con la gente que me invitó, sobre todo con Mariana Andrade, Christian León y Analía Beler. Y también estoy muy agradecido con la gente que fue a ver las películas, que le hizo al Eurocine lo que en argentino se denomina El Aguante. Vuelvo a mi vida. Una vida diferente, por suerte.
Esta semana descanso, creo que lo merezco y si no lo merezco igual, descanso. Nos vemos el lunes 7 de julio.
Nos veremos... en un momenTO.
Los europeos viven de otra forma y, en consecuencia, filman de otra forma todo lo que filman. Más diálogo, menos acrobacia. Más reflexión, menos acción. Más pensar todo lo que se dice y menos decir todo lo que se piensa. Tratándose de ciertas cintas, estoy seguro, todo lo que se dice y se piensa es exclusivamente cuestión de autor, sin ningún tipo de edición o censura. La libertad, como sabemos, es un arma de doble filo. Tratándose de cine, a ratos, uno piensa “esta nota sólo le gusta al man que la hizo”, y si bien no siempre es verdad, seguramente sucede más de lo que uno se imagina. Aquí el doble filo. Por un lado, es inspirador ver películas que de tanta personalidad se tornan incomprensibles. Uno dice “qué bacán, hizo la película que le dio la gana, esa es”. Pero aquella admiración por el libertinaje creativo, por los huevos que directores, actores, escritores, productores y personal en general ponen sobre la mesa, no siempre se traduce en placer de butaca. Se puede admirar la valentía del proceso y no necesariamente admirar el producto final. Se puede ser fan de Woody Allen, como yo, y apreciar sí, su obra, pero sobre todo su obstinación, su capricho de hacer una película por año llueve, truene o relampaguee. El cine europeo está lleno de esos caprichos. Como que su meta es verle la quinta pata al gato. Y me alegro de que un continente entero esté en eso.
Estoy muy agradecido con la gente que me invitó, sobre todo con Mariana Andrade, Christian León y Analía Beler. Y también estoy muy agradecido con la gente que fue a ver las películas, que le hizo al Eurocine lo que en argentino se denomina El Aguante. Vuelvo a mi vida. Una vida diferente, por suerte.
Esta semana descanso, creo que lo merezco y si no lo merezco igual, descanso. Nos vemos el lunes 7 de julio.
Nos veremos... en un momenTO.
2 comentarios:
Pues buen trabajo broder. Tengo ganas de ver hasta las películas que recibieron menor puntaje. Y esa que no recibió ninguno. Pero por acá, casi siempre, todo es ganas, aunque ya le hice un par de pedidos al pirata de confianza.
Saludos y a aprovechar esas vacaciones.
UNA HUIDA ANUNCIADA, UN RETORNO ESPERADO Y
UN PÚBLICO QUE SABE LO QUE QUIERE
Por: Elías Hidalgo Samán
Publicar como noticia la “renuncia” de los programadores del Maac Cine de Guayaquil, sería publicar un vox populi y sería una afirmación, una reiteración de lo que todos esperábamos y sabíamos (o deseábamos). Lo más correcto para mi, en estos casos, es dejar de informar y opinar
Entrar por la ventana es un acto poco honorable, y de esto no se puede esperar una salida por la puerta grande.
Hace apenas unos tres meses atrás, un grupo de personas en Guayaquil, estaba al pie del Maac Cine, protestando por una “injusta y escabrosa” salida de OchoyMedio como programadores de dicho cine, y la entrada de estos seudoprogramadores a través de la Espol -que termina siendo una víctima incidental en este juego de acciones siniestras- mediante una licitación tan pública como sus resultados, conocidos antes de la convocatoria per sé.
Este asunto llegó a ser algo muy complejo, se estableció una campaña mediática que favorecía totalmente la actividad de cuatro años, ejecutada por el equipo de OchoyMedio en el auditorio del Maac Cine, y que logró convertir ese espacio en el lugar preferido del cinéfilo más exigente. Al César lo que es del César. OchoyMedio tenía como luchar mediaticamente, tiene amigos fieles y lo polémico del acto era una garantía en medios.
Banco Central, se basó en algo… razonable, si cabe el término: la licitación pública. Después de todo era lógico. Tres años renovando contrato directamente y sin convocatoria pública parecía una ventaja para OchoyMedio. Pero algo no estaba bien.
Aún antes del concurso público, todos sabíamos quien ganaría, quienes entraban así sea por la ventana, así tuvieren que jugar sucio y eso es injustificable, imperdonable, inolvidable.
Porque lo seguro era que los cuatro años de labor de OchoyMedio no valdrían ni un solo punto, y el respaldo de distribuidoras internacionales, no daría ningún valor agregado a esta empresa, que inexorablemente iba a ser reemplazada por inexpertos, por seudos. No quiero decir novatos, porque este término denota a alguien en proceso de aprendizaje, no obstante su poca experiencia. Pero estos nuevos programadores, ni saben, ni aprenderán.
Sinceramente este artículo no busca crear una imagen pura de OchoyMedio, no viene al caso, esa labor compete a otros actores culturales. Realmente estoy del lado de lo correcto. Así, en estos momentos, la salida de OchoyMedio no es objeto de debate para mi; el objeto de debate siempre yacerá en la forma. Ahí hay mucha tela que cortar.
Y aquí viene un corte.
Cuatro años de buen cine desaparecieron y dieron paso a la mas extraordinaria selección de títulos de Tvguía de hace unos años atrás. Ahora proyectan hasta producciones que ya me habré cansado de ver en cable, hace unos… seis… siete años atrás!? ¡Y aún no entiendo cuál es la lógica de exhibirla ahora! ¿En estos momentos? ¿Que quieren expresar?
Muchos opinan que estas personas nunca tuvieron derechos para exhibir nada; quizás su producciones particulares –que no generan ningún interés-, así que seguramente “la Bahía” tuvo un buen contrato para proveerles de lo mejor (se que prácticamente todo lo exhibido era DVD).
Lo único cierto es que esta farsa, poco duró y así como entraron, salieron: Entre escándalos. Yo en lo personal esperaba la caída de esta gente, para el último semestre del año, otros la calculaban para enero, pero lo cierto es que cayeron en el mejor momento: una semana antes del retorno de OchoyMedio a Guayaquil.
Para la gente de OchoyMedio no hay forma más digna de volver a esta ciudad, y se lo merecen… por la forma en que estos burócratas decidieron prescindir de servicios competentes como los de ellos.
Y ya que el editor de esta página, me prometió libertad de expresión y no censura - más allá de estar de acuerdo o no sobre el contenido-, además de permitirme ser el único artículo de esta quincena, me lanzó seguro al vació y digo lo que pienso.
Así, si algo han enseñado estos seudo-programadores es que siempre los verán entrar por la ventana, y nadie los verá salir por la puerta grande.
Recuerdo bien, que poco antes de empezar el problema “Maac Cine”, cartas públicas se enviaban acusando de actos de corrupción a OchoyMedio.
Estas personas han aprendido como jugársela. “Primero desprestigia todo aquel que se interponga entre tu ambición desmedida y tu persona”.
Largas cartas se veían en espacios y foros públicos, restando valor a la labor de OchoyMedio y hasta amenazas de “pedidos de rendición de cuentas”. Absurdos pedidos cuando el público guayaquileño era testigo honorable de una labor de cuatro años; pero así es el juego de esta gente: “todos son corruptos, menos ellos”.
Nuevas cartas aparecen, ahora resulta que en la Espol existen entes de corrupción y mal manejo administrativo. Lo interesante aquí es que, durante la campaña de cambio de mando en el Maac Cine, “Espol” fue lo último que escuché. Otros eran los nombres que sonaban y que siguen sonando en medio del escándalo.
Se puede desprestigiar a todo el que se cruza en el camino, pero es un hecho que aquellos que viven de escándalo en escándalo, son parte del mismo, no víctimas.
Es un poco prematuro establecer la culpa, el mañoso sabe sus mañas. Se necesita de tiempo para aclarar todo y este artículo se publica en 48 horas. Así que no puedo – además que es moralmente incorrecto- declarar públicamente quien es el corrupto aquí, si no hay pruebas, aunque muchos lo tengamos claro.
Y es que por más comunicados de prensa o cartas públicas emitan tomándose para si la calidad de honestos y grandes próceres de la cultura en el Ecuador; por más justificaciones que presente la Espol descargando denuncias (falsas o verdaderas) y gracias a la Dirección de Cultura del Banco Central del Ecuador, todos aprendimos que, en este país, los “espacios públicos culturales” finalmente implican cualquier cosa menos estas tres palabras juntas.
No obstante la llegada de OchoyMedio, de la mano de Supercines, refleja un momento positivo para Guayaquil. Además una empresa privada logró ver lo que unos cuantos burócratas estatales no.
Finalmente llevo cierto desasosiego por el Editor de este medio, y gran amigo mio, que al publicar mi opinión podría caer en mañoserías y denuncias públicas, después de todo para algunos hablar por hablar es sencillo; de pronto para estos personajes también somos parte de aquella “rosca” que debe rendir cuentas y dar explicaciones al país.
Y, aunque OchoyMedio -mas que el mejor- es hasta ahora el único altamente capacitado en estos temas, definitivamente el gran ganador es el público guayaquileño que sabe lo que quiere y que podrá apreciar -gracias a OchoyMedio- de temas como: Cocalero, El viento que acaricia el prado, Flanders, entre otras películas. Además de festivales como los EDOC, Eurocine, Cero Latitud, Animec, Cinema Latino, en lugar de… Chuta! Ya ni se que pondrán. No he ido al Maac Cine desde diciembre.
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