Estoy en Galápagos. Exactamente en Santa Cruz. Bueno, ni tanto, el hotel está alejado del pueblo como tal, una isla dentro de la isla, digamos. Viaje de trabajo, pero viaje al fin y al cabo. Salir siempre es bueno, a veces es mejor y hasta mucho mejor que entrar. Acá la gente dice afuera para referirse al continente. Por ejemplo: si alguien tiene una casa en su ciudad natal (en Galápagos nadie es de Galápagos), dice “tengo mi casa afuera, allá en mi tierra, aquí adentro sólo alquilo un cuarto” Adentro. Afuera. Afuera no te cuido, sólo adentro. Ayer tocaron los Jaguares en Quito, me hubiese gustado estar. Pero no pude porque estaba aquí adentro y Quito es allá, afuera, lejos. En los cuartos del hotel no hay televisión. No sé nada del Ecuador continental. Se siente bien. Ni siquiera me interesa preguntar. Me gusta no saber, sobre todo ahora, tan cerca de este domingo definitivo y definitorio. Ayer durante la cena empezaron las bromas. ¿Qué tal si al volver Correa está preso y León Febres Cordero sentado en Carondelet? Pero no, no he estado aquí adentro lo suficiente como para eso.
Aquí adentro la gente dice que el síndrome de la isla te agarra tarde o temprano. Te desesperas, te pones como loco, te sientes encerrado y lo único que quieres es salir corriendo, serías capaz de nadar hasta tierra firme. Las islas no son tierra firme, se están hundiendo y se están acercando al continente. Pasarán años, quizás millones de años, pero eventualmente Galápagos estará debajo del Ecuador y ya no existirá la región insular. Por lo pronto, disfruto el aislamiento. Aunque me queden pocas horas en las islas, me siento a salvo. Desconectar es casi tan importante como conectar. Uno tiene que poder darse el lujo de decir “y a mí qué me importa” y largarse, física, mental y hasta espiritualmente. El miércoles por la noche estuve en el centro, downtown, y pasé por la “fiesta” de fin de campaña del partido de gobierno. Todo muy gracioso y ridículo, medio Macondo medio show cómico onda Vivos. El alcalde hablaba de las virtudes de la nueva constitución, y cada vez que pronunciaba las palabras “partidocracia” o “pelucones”, un grupo que no pasaba de diez, todos uniformados con la verde-azul, aplaudían y gritaban emocionados. Parecía una broma, lo juro, el resto de gente, poca, menos de lo que me esperaba, estaba sentada en las veredas o en los comedores populares aledaños, me dio la impresión de que simplemente no tenían nada mejor que hacer. Si les preguntas, casi todos dicen que decidirán el voto allí, en el momento, con el papel de frente. Parecería que no les importa mucho porque, después de todo, están aquí adentro.
En Annie Hall, esa joya que Woody Allen estrenó en 1977, Diane Keaton le dice al mejor neoyorquino que Manhattan le gusta tanto porque es una isla, como él, que también es una isla. ¿Somos todos una isla?, ¿somos juntos un archipiélago? No sé, pero creo, firmemente, que dentro de cada uno de nosotros existe una isla y que en gran parte, vivir se trata de poblar esa isla. Hay que hacerlo con mucho cuidado. Las especies introducidas pueden exterminar la vida existente.
5 comentarios:
"dentro de cada uno de nosotros existe una isla y que en gran parte, vivir se trata de poblar esa isla. Hay que hacerlo con mucho cuidado. Las especies introducidas pueden exterminar la vida existente"
Asi mismo es, demasiado argumento pescado...
Abrazos!
Chévere, muy chévere este texto... no sé, a veces dan ganas de estar "adentro" como dices y desconectado. De la política, de todo.
Contarás tu experiencia y tus impresiones del Quito Fest...
¡Chao, Pescado!
-JAD-
De vez en cuando es necesario desenchufarse un poco de todo lo que nos rodea, hacer un parèntesis y aislarnos de TODO.
Me gustò mucho lo que escribiste.
Saludos
Natyco, JAD y Flo...
d regreso en la capital d los ecuatorianos, intento seguir en la isla, x lo menos en la mía.
abrazos
jfa
Generalmente no opino de blogs ajenos pero el tuyo está muy bueno... Acabo de leer el post de Newman y este y he quedado satisfecho.
Buen estilo...
El Ave
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