Me llega la noticia de la muerte de Richard Wright, tecladista y miembro fundador de Pink Floyd. No me pongo a llorar. Lo que hago es recordar mis momentos Floyd, momentos que no hubiesen pasado sin Wright, o tal vez sí, pero no hubiesen sido iguales, ni cerca. Creo que mi primer momento Floyd sucedió a mediados de los noventa. Por esos días compartía cuarto con mi hermano mayor (sólo los que han pasado por trauma semejante saben de lo que hablo) y yo estaba feliz, muy feliz, el man andaba de intercambio en Inglaterra y tenía toda la habitación para mí. Sus discos habían quedado ahí, al alcance de la mano, expuestos. No los tocaba porque según yo eran las armas del enemigo, de la opresión. Además, recién empezaba a tocar batería en una banda y estaba completamente metido en la onda noventera, Nirvana, Pearl Jam, Stone Temple Pilots, The Smashing Pumpkins y demás joyas de la familia. Entonces, escuchar Floyd se me hacía aburrido, una pérdida de tiempo, cosa de viejos. Pero una noche, no sé bien porqué, tal vez en busca de una experiencia “adulta”, escuché el Dark Side Of The Moon tal cual mi hermano me lo había recomendado: echado en el piso, las luces apagadas, todo de una, sin moverme. Y algo pasó. Igual que cuando escuché el The Wall, metido en una tina llena de agua, solo, a oscuras. De pronto sentía que yo vivía en otro sitio, no en Portoviejo, y había viajado hasta allí montado en Pink Floyd. Poco tiempo después llegó el Ummagumma, esa clase de cómo se toca en vivo y, también, ese momento en el que uno asume que es dañado o que quiere ser, más que nada en esta vida, dañado, y meter todo. Esta, evidentemente, es la apreciación adolescente de Floyd, pero qué bien se sentía.
El tiempo pasa y así no lo quieras, cambia las cosas y también te cambia, si te paras tieso no cambia tu esencia, cambia sólo la carcasa, no el chip. En mi caso, con respecto a Floyd, creo que el cambio fue para bien. Hoy por hoy los escucho mucho menos que antes, a decir verdad, no los escucho casi nunca, no me hacen falta, pero los respeto un montón y cuando los vi reunirse para el Live 8 lloré como un niño. Ahí estaba Richard Wright, saludable, el pelo todo blanco pero de corte rockero, respetable. Había tensión en el escenario, y la gente pensaba que el problema era Water Vs. Gilmour. No. La gran pelea fue, es y será, Waters Vs. Wright. En 1979, Waters dijo que era capaz de quemar The Wall si Wright no abandonaba el estudio. Richard se puso la camiseta, jugo por el equipo, y se fue sin armar escándalos o ponerse a insultar a Waters en la prensa. Durante los conciertos de 1980 y 1981, Wright tocó con la banda, pero no en la banda, era un asalariado, un extra. Wright fue un caballero y eso se respeta, eso vale. Ahora que ha muerto, y amigos cercanos me dicen que están tocados, casi me dan ganas de estar más triste. Igual creo que es mejor recordarlo así, como ahora, con alegría, como a un tipo que no fue tu mejor amigo pero te hizo un favor, un gran favor. Fue por el Dark Side Of The Moon, en el que Wright tuvo mucho que ver, más de lo que se sabe o se piensa, que empecé a pensar en mi hermano mayor como un tipo que, de pronto, si uno le daba la oportunidad, el chance, podía ser de verdad, incluso agradable. No prenderé velas ni escucharé Floyd en silencio. Los artistas, los creadores, qué duda cabe, no mueren, es al revés, viven cada vez que uno se acerca a ellos y a sus obras. Lo siento mucho por sus seres queridos y cercanos, que compartían una convivencia y ya no lo verán desayunar en pijama y pantuflas, o sentado al piano en el medio de la noche, tocando lo que podría o no ser una canción.
9 comentarios:
Triste lo de Wright. ¿Se suponía que venía trabajando en otro disco como solista? Algo leí. A ver que sucede con esto...
Dolorosa realidad... van desapareciendo los grandes, aunque su legado musical es eterno. Cada vez que suenen esas obras fundamentales en las que participó su arte estará vigente.
Pues asi mismo es.. qdara sus obras, su legado y su marca.. RIP
No se me quita de la mente su voz en "Mathilda Mother", acompañando a la de Syd...
Yo creo que sí lloré...
Siempre hubo una pequeña huella personal de Wright en la música de la banda, desde los temas tipo "Paint Box" de la primera época hasta el Atom, el Meddle, y claro el Dark Side. Los últimos álbumes no los he escuchado por alguna razón.
Sin Syd desde hace un par de años, quedan sólo la mitad de los que lanzaron el "piper", para mí el mejor de sus álbumes.
Nada, otro que se nos va.
brillara siempre en la luna
Realmente me acabo de quedar conmocionado por la noticia... me acabo de enterar por tu blog de la muerte de Wright, se va otro de los grandes de la música, quedarán sus notas en los discos de Pink Floyd como testimonio de su eterna vida, de mi parte voy a seguir escuchando Echoes y voy encender otro marlboro blanco, no se si pueda dormir bien hoy...
personal,
d duelo. un duelo alegre, dentro d todo, una celebración d la obra d un grande. RW c quedó entre nosotros.
da pena, pero alegra al final, el tipo ya es inmortal...
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