El director Martin Scorsese (Taxi Driver / Raging Bull / Goodfellas y un montón de las películas de nuestra vida) ha dicho varias veces que la música de los Rolling Stones ha sido clave en su carrera. En Mean Streets, su primera película, estrenada en 1973, no sólo usó música de los Stones, sino que se propuso hacer una cinta que se sintiera como una de esas canciones, en la atmósfera, en el feeling, como un cover que inspirado en el rock and roll se pasó al cine. Scorsese, dice, le debe mucho a los Stones, tanto, que ahora les hizo una película que, según él, tenía en la cabeza, plano por plano, desde hace más de treinta años.
Se llama Shine a Light y técnicamente hablando es un documental. Pero sobre todo son los Stones tocando en vivo, haciendo lo que mejor saben hacer, su show, y Scorsese dirigiendo las cámaras desde una cabina, sentado frente a mil monitores, sus cejas pobladas dos arcos tensos sobre sus ojos. Aunque la peli recién se estrena (y ya se consigue en Ecuador), el show es de 2006, cuando los Stones hicieron un concierto de caridad para la fundación de Bill Clinton, en el pequeño pero emblemático y precioso teatro Beacon de Nueva York. Al principio aparece Mick Jagger viendo la maqueta del escenario, preocupado porque todas esas cámaras pueden molestar al público. Según el director, las cosas se hicieron tal cual las exigencias del cantante. Según Jagger, nada de lo que ve fue lo que pidió. Todo es tensión. Jagger lidiando con el catálogo de la banda, tratando de armar un repertorio que complazca y desafíe (debe ser complicado teniendo tanto y tan bueno). Scorsese paseando nervioso por el escenario, encuadrando con las manos. El director de fotografía, Robert Richardosn (Natural Born Killers / Casino / Kill Bill I y II) probando luces, diciendo que si Jagger se para bajo ciertas lámparas por veinte segundos podría estallar en llamas. Mientras tanto, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, los otros Stones, parecen relajados, como si la cosa no fuera con ellos, juegan billar, fuman cigarrillos, toman algo, esperando el momento de salir. La lista de canciones llega a manos de Scorsese segundos antes de que empiece el show. El resto es magia.
En 1970, Scorsese editó la cinta del primer Woodstock. Ocho años después dirigió “The Last Waltz”, su primer largo rock, un documental sobre el último concierto de los legendarios The Band. Esa película es indispensable, y en estilo muy parecida a Shine a Light: un poco de backstage, un par de entrevistas antiguas, uno que otro testimonio actual, cositas pequeñas, precisas, y la música por encima de todo, la música como espacio único. Esperé meses y meses para ver a los Stones y Scorsese juntos, al enterarme que la cosa iba más por el lado concierto que documental propiamente dicho, no lo niego, se me rompió un poco el corazón, después de todo, en 2005 Scorsese lanzó No Direction Home, esa joya de cuatro horas de duración sobre Bob Dylan. Esperaba algo similar y lo que encontré fue un concierto magistral, tratado con altura, con estilo, con elegancia y con conocimiento de causa. Sólo para que tengan una idea, sepan que entre los operadores de cámara están, entre otros grandes, los directores de fotografía John Toll (The Thin Red Line / Almost Famous / Gone Baby Gone) y Robert Elswit (Good Night, and Good Luck / Syriana / There Will Be Blood). O sea, gente que ha ganado el Oscar a mejor cinematografía siguiendo al culo de Jagger.
Tal vez sea porque lo vi ayer antes de dormir, después de una semana larga, eterna, de mucho trabajo, mucho abuso y poco sueño, pero aun lo tengo en la compu y, cuando no lo estoy viendo, lo estoy escuchando (lo mejor es Connection, un tema viejo y poco rodado que canta Richards). Cada cuadro una pintura. Cada momento un evento. Se nota que Scrosese es fan de verdad, de esos que sienten cariño genuino. Se nota que el tipo quería hacer esto desde hace rato y no se permitiría nada menos que lo mejor. Al final todo es una lección de cine, de música y de arte: sin sabes dónde, cómo y cuándo mirar, puedes contar la historia de la banda más grande del rock and roll sin que los chicos tengan que responder preguntas.
Se llama Shine a Light y técnicamente hablando es un documental. Pero sobre todo son los Stones tocando en vivo, haciendo lo que mejor saben hacer, su show, y Scorsese dirigiendo las cámaras desde una cabina, sentado frente a mil monitores, sus cejas pobladas dos arcos tensos sobre sus ojos. Aunque la peli recién se estrena (y ya se consigue en Ecuador), el show es de 2006, cuando los Stones hicieron un concierto de caridad para la fundación de Bill Clinton, en el pequeño pero emblemático y precioso teatro Beacon de Nueva York. Al principio aparece Mick Jagger viendo la maqueta del escenario, preocupado porque todas esas cámaras pueden molestar al público. Según el director, las cosas se hicieron tal cual las exigencias del cantante. Según Jagger, nada de lo que ve fue lo que pidió. Todo es tensión. Jagger lidiando con el catálogo de la banda, tratando de armar un repertorio que complazca y desafíe (debe ser complicado teniendo tanto y tan bueno). Scorsese paseando nervioso por el escenario, encuadrando con las manos. El director de fotografía, Robert Richardosn (Natural Born Killers / Casino / Kill Bill I y II) probando luces, diciendo que si Jagger se para bajo ciertas lámparas por veinte segundos podría estallar en llamas. Mientras tanto, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, los otros Stones, parecen relajados, como si la cosa no fuera con ellos, juegan billar, fuman cigarrillos, toman algo, esperando el momento de salir. La lista de canciones llega a manos de Scorsese segundos antes de que empiece el show. El resto es magia.
En 1970, Scorsese editó la cinta del primer Woodstock. Ocho años después dirigió “The Last Waltz”, su primer largo rock, un documental sobre el último concierto de los legendarios The Band. Esa película es indispensable, y en estilo muy parecida a Shine a Light: un poco de backstage, un par de entrevistas antiguas, uno que otro testimonio actual, cositas pequeñas, precisas, y la música por encima de todo, la música como espacio único. Esperé meses y meses para ver a los Stones y Scorsese juntos, al enterarme que la cosa iba más por el lado concierto que documental propiamente dicho, no lo niego, se me rompió un poco el corazón, después de todo, en 2005 Scorsese lanzó No Direction Home, esa joya de cuatro horas de duración sobre Bob Dylan. Esperaba algo similar y lo que encontré fue un concierto magistral, tratado con altura, con estilo, con elegancia y con conocimiento de causa. Sólo para que tengan una idea, sepan que entre los operadores de cámara están, entre otros grandes, los directores de fotografía John Toll (The Thin Red Line / Almost Famous / Gone Baby Gone) y Robert Elswit (Good Night, and Good Luck / Syriana / There Will Be Blood). O sea, gente que ha ganado el Oscar a mejor cinematografía siguiendo al culo de Jagger.
Tal vez sea porque lo vi ayer antes de dormir, después de una semana larga, eterna, de mucho trabajo, mucho abuso y poco sueño, pero aun lo tengo en la compu y, cuando no lo estoy viendo, lo estoy escuchando (lo mejor es Connection, un tema viejo y poco rodado que canta Richards). Cada cuadro una pintura. Cada momento un evento. Se nota que Scrosese es fan de verdad, de esos que sienten cariño genuino. Se nota que el tipo quería hacer esto desde hace rato y no se permitiría nada menos que lo mejor. Al final todo es una lección de cine, de música y de arte: sin sabes dónde, cómo y cuándo mirar, puedes contar la historia de la banda más grande del rock and roll sin que los chicos tengan que responder preguntas.
6 comentarios:
loco y se viene un documental sobre HArrison del mismo Scorcese...
Ya había escuchado buenos comentarios de esta mezcla, finalmente tendré que hacerles caso, y verla.
Una escfena de infarto. Cuando toca con la Aguilera, y Jagger, como una cobra, hipnotiza a la diva pop adolescente, que, como tantas otras, cae rendida, y mira con una cara de lujuria única al ídolo.
The rock and roll dream, Live and Loud
ojala se la pueda ver en cine..
brutal el concierto del jueves!
dejaron discos? ese dia andaba chiro
javier
magnifico aporte malditopayaso.blogspot.com
Mis momentos favoritos de Shine a Light: La gozadera de la corista Lisa Fischer en "She Was Hot"; Albert Maysles conversando con Keith Richards; el cigarrillo siendo expulsado de la boca de Richards; Rockin' Ronnie Wood; MIck Jagger vacilando a la periodista japonesa que le preguna cuantos años tiene...Gran filme.
Rafael Barriga
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