10.12.2009

Sangre blanca


Nocturna es la primera novela de Guillermo del Toro y es una novela sobre vampiros. La escribió con Chuck Hogan, autor norteamericano especializado en crimen y misterio del tipo realista. En un principio, Nocturna debía ser una serie de televisión que se transmitiría en tres temporadas, ni una más, ni una menos, pero las cosas no sucedieron de esa manera y ahora tenemos el Libro I de la Trilogía de la Oscuridad. La puerta está abierta. Entremos.

Imposible leer Nocturna y tratar, al mismo tiempo, de olvidarse de quién es Guillermo del Toro. Sí, estamos frente a la incursión literaria del director del Laberinto del fauno y Hellboy (acaso el antihéroe más noble y entrañable), el cineasta latino con más peso e influencia en el mundo. Todo eso tiene que ver, cuenta, nos atrae y nos lleva corriendo al libro aunque bien puede distorsionar la lectura y entorpecer el proceso en el que nos sumergimos en la historia. Pero las cosas no empiezan sino hasta la primera página: a condición de que se tome toda la sopa y se coma todas las remolachas hervidas, una abuela le cuenta a su nieto la historia de un gigante triste y solitario. Desde ahí, del Toro y Hogan empiezan a cambiar la mitología del vampiro y le dan otra vuelta de tuerca a una estirpe que seguirá, por siempre, evolucionando (para bien y para mal o muy mal) en el inconsciente colectivo. La novela mantiene los principios básicos: los vampiros necesitan sangre para vivir y mueren perforados por los rayos del sol. Mantiene también el plan de conquistar el mundo y erradicar la raza humana (¿qué pasa cuando acaban con los humanos?, ¿qué sangre beben entonces?), pero esta vez, en un Manhattan post 9/11 que vive paranoica de la guerra química, los trata como un virus, una enfermedad contagiosa y mortal de la que brota sangre blanca y que sólo se cura eliminando a los pacientes. There will be blood.


Nocturna, está claro, es el comienzo, el Episodio I, y llena muchas de sus 550 páginas explicando cómo son, cómo se mueven, cómo actúan y qué es lo que pretenden los vampiros. O sea, este libro sienta las reglas del juego y nos invita (¿o nos condena?) a jugarlo, queramos o no. La leyenda crece acompañada de tramas paralelas que les conciernen a los humanos, capítulos afortunados que nos acercan a personajes que conocemos, que hemos visto, gente con la que podríamos conversar y con la que tenemos algo, o mucho, en común. Ese es, quizá, el punto más alto en el libro de del Toro y Hogan, alejarse de los héroes inmaculados y reemplazarlos por carne, hueso, defectos y desaciertos. Nocturna no sólo se mete con los vampiros, se mete, como de alguna u otra forma lo hacen las películas de del Toro, con la política, con el afán de poder, con la vanidad humana que tantas muertes ha causado a lo largo del tiempo, con el racismo, la marginación y el genocidio. Estamos en la ciudad de Nueva York, la capital del mundo, y las cosas van desde los nazis hasta los mexicanos radicados en USA, que a los ojos de las autoridades no pueden ser otra cosa que peligrosos delincuentes. La batalla no sólo es vampiros contra humanos, es, también, como siempre: todos contra todos.

Ayer por la noche terminé de leer Nocturna y me sentí satisfecho. A ratos, lo confieso, sentí también que está escrito como un bestseller, que se preocupa más por avanzar (a ritmo cinematográfico, por cierto) que por explorar dentro de sí mismo, pero aquello, a la final, funciona y funciona bien. Los cabos están sueltos, meciéndose a voluntad de una corriente helada. Los vampiros están ahí, allí, aquí. El peligro está cerca.




…Su profesión era básicamente la de un partero, pues ayudaba a los pilotos a sacar sus aviones llenos de almas fuera del útero del vacío y los conducía a tierra, sanos y salvos. Sintió punzadas de temor, al igual que un médico al recibir su primer nacido muerto.

En cierto modo, él y Nora trabajaban muy de cerca: si hubieran tenido trabajos remotamente normales o convencionales, el resultado habría sido diferente; todo habría sido más fácil y casual, pero aquello era un amor en la trinchera…

Hay momentos como éstos, que se dan sin previo aviso, generalmente en tiempos de crisis, cuando miras a alguien y comprendes que te dolerá estar sin esa persona.

Se sentía bien con Eph, especialmente cuando estaban en silencio. Su mamá era demasiado perfecta, observadora y amable, sus expectativas implícitas (supuestamente para el bien de él) eran imposibles de cumplir, y él sabía, de un modo extraño, que la había decepcionado desde el momento en que nació, por ser barón, y por parecerse tanto a su papá.

En ese momento, acostado y sin poderse dormir, Zack pensó en el futuro. Estaba seguro de que nunca más volverían a estar unidos como una familia. Eso no era posible. Pero se preguntó cuánto podrían empeorar las cosas. Ése era zack en una sola frase, preguntándose siempre: ¿cuánto pueden empeorar las cosas?
Y la respuesta, siempre inevitable, era: podrían empeorar mucho.

¿Por qué quieres destruirme, niño? ¿Por qué crees que soy merecedor de tu ira, si ves más mortandad todavía cuando estoy ausente? El monstruo no soy yo, sino Dios. Tu Dios y el mío, el padre que nos abandonó hace tanto tiempo… puedo ver en tus ojos aquello que más temes, y no soy yo… sino el foso en llamas. Y ahora verás qué sucede cuando lo alimento contigo sin que Dios haga nada por impedirlo.
Y entonces, con un crujido brutal, la Cosa le trituró los huesos de las manos al joven Abraham.

Una vez que se transforman, los aparecidos buscan primero a los familiares y amigos que no estén infectados. Regresan de noche para buscar a aquellos con quienes tienen un vínculo emocional, a sus seres queridos. Supongo que es un instinto de búsqueda, el mismo impulso animal que orienta a los perros extraviados a cientos de kilómetros y los lleva de nuevo a las casas de sus amos. Sus funciones cerebrales desaparecen y sus instintos animales asumen el control. Esas criaturas están motivadas por los impulsos de alimentarse, esconderse y anidar.

Neeva miró el charco con las lágrimas de Cristo en el suelo. Cuando el poder de Jesús te falla, entonces sabes que realmente la suerte te ha abandonado.

Nora estaba completamente pálida y lívida, como una niña pequeña a la que le acaban de contar que a los muertos no les crecen alas ni se van al cielo para convertirse en ángeles, sino que en realidad permanecen bajo tierra y les crecen aguijones debajo de la lengua, después de haberse convertido en vampiros.

La glipoproteína tiene unas propiedades de enlace sorprendentes. Es asombroso, como una llave maestra. Este parásito no sólo se apodera de la célula anfitriona, sino que la engaña para que reproduzca más copias. Se fusiona con el ácido rinoribonucleico; se derrite junto a él y lo consume… y, sin embargo, no lo utiliza. Lo que realmente hace es sacar una copia de sí mismo apareado con la célula anfitriona y toma sólo la parte que necesita. No sé qué has visto en tu paciente, pero en términos teóricos esto puede replicarse indefinidamente, y muchos millones de generaciones después esta cosa puede reproducir la estructura de sus órganos en términos sistémicos, y de una forma realmente rápida. Puede transformar a su anfitrión; en qué, es algo que no sé todavía…

…Ellos obedecen a una voluntad única y operan con una mentalidad de colmena, pues son controlados por una solo inteligencia, la cual está probablemente atrincherada en algún lugar de Manhattan.

…Era el apocalipsis 11, 7-8: …La bestia que sube del abismo sin fin les declarará la guerra, los vencerá y los matará, y sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad, que en lenguaje figurado se llama Gomorra…

Créanme si les digo que cuando se presenta un cambio importante en la etología de las ratas es porque algo muy malo viene en camino. Cuando las ratas comienzan a asustarse, es hora de vender todo y marcharse…

… Estos vampiros… están en su infancia. Pronto seremos testigos de una nueva etapa de su desarrollo. Se requieren siete noches para transformarse por completo, y para que su nuevo sistema de órganos parasitarios termine de formarse. Cuando esto ocurra, cuando sus cuerpos ya no estén conformados por órganos vitales: corazón, hígado, pulmones, sino por una serie de espacios anfitriones en el cuerpo, entonces serán menos vulnerables a las armas convencionales. Seguirán madurando y aprendiendo, haciéndose más inteligentes y adaptados a su ambiente. Se agruparán y coordinarán sus ataques, y se volverán mucho más diestros y letales, lo cual hará que sea mucho más difícil encontrarlos y derrotarlos. Llegará un momento en que será imposible detenerlos… Creo que lo que vinos esta mañana en aquella terraza supone el fin de nuestra especie.

5 comentarios:

LadyV dijo...

Dónde conseguiste el libro? Se lee que es muy interesante.
Un saludo grande.

Juan Fernando Andrade dijo...

LV,

el libro ya está en Ecuador. seguro lo encuentras en Libri Mundi o Mr. Books.

otro saludo grande!

LadyV dijo...

Muchas gracias!!! Hoy me voy a Mr. Books a comprar para engrosar la numerosa colección de libros de vampiros.
Por cierto, te quería recomendar de Sandor Marai "La extraña", está fantástico y me ha gustado más que "El último encuentro" y también "La caza del carnero salvaje" y "Kafka en la orilla" de Haruki Murakami. Creo que te gustarían, ya que tenemos gustos parecidos en cuánto a libros se refiere.
Un abrazo

Juan Fernando Andrade dijo...

LV,

gracias a ti. tengo los de Murakami así q me pondré al día pronto. no he leído La Extraña, pero has logrado q me den ganas d entrarle.

abrazo

Autómata dijo...

el libro lo vi en Supermaxi (para LadyV que estaba preguntando).