7.18.2008

Todos somos Dylan


Meses atrás, que en rigor son años, cuando se anunció que Todd Haynes había terminado una película sobre Bob Dylan, cundió el pánico. Nadie puede hacer una película en tono de ficción sobre Dylan porque la vida de Dylab es, en sí misma, una obra de ficción. Dylan es un invento de todos nosotros, de los que lo seguimos como si fuese Dios y de quienes hablan de él sin conocerlo y, sin saberlo, le dan con cada palabra un gramo de cuerpo al mito, a la leyenda, a la verdad. Sí, a la verdad, porque lo que se dice sobre Dylan es tan mentira que tiene que ser verdad.

El gran escritor británico Nick Hornby (si no han leído High Fidelity, traducido al español como Alta Fidelidad y disponible en librerías ecuatorianas, se están perdiendo del existencialismo rock pop), en su libro Songbook (traducido como 31 canciones), escribió un ensayo maravilloso sobre la canción Can You Please Crawl Out Your Window?, de Bob Dylan. En el texto, Hornby dice que no es fan de Dylan, pero que tiene casi todos sus discos porque en cada uno de ellos hay un tema esencial, no en la carrera de Dylan sino esencial en la historia del mundo. No podría estar más de acuerdo. Cuando la gente me pregunta qué disco de Dylan hay que tener, yo respondo, orgulloso, que en cada disco de Dylan hay una de las mejores canciones de Dylan.

No existe tal cosa como Bob Dylan. O sea, existe, pero no es uno sólo, es padre, hijo, espíritu santo, virgen, pastor y rebaño. Es el chico flaco que llegó a Nueva York a comienzos de los sesentas, guitarra en mano, a conquistar el mundo o morir en el intento. Es el profeta del folk que luchaba por los desposeídos, Bono antes de que existiera Bono. Es el rockero agresivo, gritón, chillón y escandaloso que callaba los abucheos del público subiéndole el volumen a los amplificadores y diciéndole a su banda Play fucking loud (my frase favorita de Dylan) Es la súper estrella que tocó fondo y buscó la redención en Cristo, a pesar de ser judío, y hasta le dedicó un disco. Es el tipo que a punta de ego destruyó su matrimonio y perdió a Sara, el gran amor de su vida, la mamá de Jacob Dylan-cantante de The Wallflowers, y trizó su corazón con un disco dedicado a la separación que es, hasta hoy, el mejor disco sobre rompimientos amorosos no del rock sino de la música en general. Es el tipo que para olvidarse del sufrimiento se inventó una cosa que se llama never ending tour y que consiste en tocar en todas partes todos los años hasta que la muerte lo reclame. Es el tipo que se estrelló en su moto y se recluyó durante años en el fondo del bosque sin que nadie o casi nadie supiera de él. Es el que hace relativamente poco lanzó un álbum llamado Modern Times y logró, de nuevo, hacer el mejor disco de rock entre los discos de rock de su generación, una generación que, dicho sea de paso, estaba colmada de bandas indie que crecieron, en el mejor de los casos, escuchando a Bob Dylan.



Esto lo sabemos quienes, cuando se trata de Dylan, somos apasionados nerds, pero sólo Todd Haynes pudo ponerlo en práctica.

En I’m Not There (el nombre viene de una canción que Dylan grabó en los setentas, junto a The Band, y que estuvo guardada en el cajón décadas enteras), hay seis Dylan. El cantante folk (Christian Bale). La estrella de rock adicta a las pastillas (la mejor Cate Blanchett hasta la fecha). El actor ego maniático que acaba con su matrimonio (Heath Ledger). El niño que vaga por el país con su guitarra, su máquina para matar fascistas (Marcus Carl Franklin, toda una promesa del cine) El héroe místico que vive en soledad (un Richard Gere que es Billy The Kid y también Bob Dylan cuando salió en la película Patt Garret & Billy The Kid, del maestro Sam Peckinpah). Y el poeta contra cultural perseguido (un Ben Whishaw que sale como Arthur Rimbaud, de quien Dylan es/fue/¿será? fan).

Todd Haynes ha hecho una película sobre Dylan como Dylan haría una canción sobre Dylan. Todd Haynes lo logró, no hay nada que hacer. I’m Not There ha cambiado, tal vez sin proponérselo, la forma de pensar el cine, ha cambiado la médula de la estructura narrativa audiovisual. Como Dylan cambió la forma de concebir la música, esta película ha cambiado la forma de concebir el cine, es decir que Dylan ha cambiado la historia del cine. Haynes pensó en la persona, en las personas dentro de la persona y en las personas que ven a esa persona y se inventan el tipo de persona que necesitan para seguir siendo personas. Como quien menos sabe de Dylan es el mismo Dylan, Todd Haynes se lo inventó basándose en cosas que pasaron, que dicen que pasaron, que pudieron haber pasado o que debieron haber pasado. ¡Dios!, qué difícil escribir esto. Digamos que, como buen adicto a Dylan, Todd Haynes construyó el Dylan que hace que él, Haynes, se sienta bien sobre sí mismo. Lo hizo con tacto, con telepatía, y consiguió que todos nos sintamos bien representados por esa vida repartida en seis rostros, esa misma vida que hace a la nuestra un camino digno de recorrer.



Acá paro. Si no, voy a escribir para siempre. Mejor que hablen los que en serio saben.

Les pongo links a un artículo que el gran escritor argentino Rodrigo Fresán, dylanólogo profesional, escribió al respecto de la película para el diario Página/12.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-4628-2008-05-28.html

Y la reseña del gran Peter Travis, crítico de cine para la Rolling Stone gringa.

http://www.rollingstone.com/reviews/movie/16155328/review/17335194/im_not_there

Y como no hay rockero que se precie de tal que no haya querido ser Bob Dylan, les pongo tracks de la banda sonora. Covers geniales y la mismísima I’m Not There.










6 comentarios:

Danielo dijo...

Charlotte Gainsbourg y Heath Ledger son para mi la mejor parte de la peli...ellos en moto mientras suena "I want you" de fondo, y Ed Lachman (el fotografo) que hace cosas increibles. Excelente peli.

Eduardo Varas C dijo...

es buena. Pero me sigo quedando con el biopic supuesto de David Bowie. En I'm not there veo un ejercicio narrativo sobre la vida de Dylan, un excelente ejercicio. Pero no me terminó de convencer. Algo que no me pasó con VElvet Goldmine.

Revisa, loco, si puedes, el asnálisis que hizo Figueras de la película; es muy bueno.

Hablamos

Anónimo dijo...

Aun no veo la pelicula, pero hablar de Dylan es redundar, el tipo es un dios!

Saludos

Juan Fernando Andrade dijo...

Danielo,

en efecto, inmensos Gainsbourg y Ledger, no c si lo mejor... xq TODO es lo mejor... ja!... y la foto insuperable... búsquemos un músico d acá y hacemos nuestra versión... o mejor, nos inventamos el personaje...

Barros,

estamos cruzados, a mi, en cambio, Velvet Goldmine me hizo poco o nada... no me movió el piso en lo absoluto... me emocionó reconocer las personajes, pero d ahí, cero parcero... con I'm Not There me pasa q no dejo d pensar en ella, q cada vez q la recuerdo sigo encontrando cosas maravillosas...leeré a tu pana Figueras...

Natyco,

estás en lo cierto.


abrazos

Danielo dijo...

Me van a caer durisimo, pero creo que el que da la talla,como personaje, seria Julio Jaramillo. Se ha intentado...pero hasta ahora no hay una peli buena del ruiseñor.
...Aunque, una version tipo Sweet and Lowdown de uno inventado...quien sabe y resulta

-José Antónimo- dijo...

Qué chévere leer este post, justo llega en un momento en que estoy escuchando Bob Dylan de nuevo. Y sí, da ganas de verla.