10.14.2008

Apuntes para el camino.


Cuando me acuerdo de un libro mío, no sólo me acuerdo de la trama, de los personajes, sino de cómo estaba, qué estaba haciendo, cuál era mi ánimo o mi fortaleza cuando estuve sumergido en ese libro. Escribe Fuguet en la nota que abre, a manera de prólogo, letras sobre fondo negro, “Apuntes Autistas”, que mañana jueves se presenta Live in Ecuador. Si bien todos los libros de Fuguet saben a autobiografía (sobre todo, y con razón, Tinta roja y Las películas de mi vida), “AA” llega donde ningún otro ha llegado antes, como un Enterprise miniatura que viaja por los glóbulos rojos y blancos del autor, en busca de la verdad.

En rigor, “AA” es no-ficción, un libro recopilatorio y nuevo, como un B-Sides con tracks jamás antes publicados. Está dividido en cuatro partes: viajar, mirar, leer y narrar. O sea: países, cine, literatura y producción. Algunos de los textos incluidos en el libro, han aparecido, en versiones anteriores, en revistas y diarios de varias patrias. Así que además de B-Sides, la cosa es remix y redux y director’s cut y writer’s cut, como corresponde. Hay una frase, casi a mitad del libro, que reza: Yo creo que un hombre se hace yendo al cine y leyendo. Esa es la frase para definir “AA”. ¿Qué es uno, sino lo que consume? Así como las vitaminas dan fuerzas y los carbohidratos masa, las pelis, los libros, los discos y los pasos que uno va dejando en el camino son, a la larga, el pasado, es decir, todo lo que nos queda y nos define.



Cosas que subrayé:

Quizás uno escribe las novelas para otros; o, lo que puede ser más exacto, para que el personaje que inventaste tenga una casa y deje de estar dentro tuyo.

El mundo es de
(Rodrigo) Fresán, nosotros sólo vivimos en él.

Ya se sabe: sólo a un chileno se le ocurre comparar Times Square con la Plaza Italia.

Casi todos creen que bailar tango en Argentina es algo clave; yo creo que ir a bailar tango en Argentina, sobre todo en Buenos Aires, es algo que no hay que hacer, que hay que evitar a toda costa. En cambio, estar justo un viernes en Buenos Aires en que estrenan un filme de Woody Allen es –creo- una de las cosas buenas que te pueden suceder en la vida.

Conozco a alguien que asegura haber tomado cuatro buses para ir al valle de San Fernando, en Los Angeles, para ver Magnolia cerca de la calle Magnolia. Yo la vi al norte de Miami, en un cine cerca del Aventura Mall, y justo cuando salí, en la radio empezó a sonar Aimee Mann. Si esa bi es razón para viajar, no se me ocurren muchas otras.

El montar una obra puede ser devastador en el sentido que, al estar rodeado de tanta gente, de estar tan expuesto, de no tener tiempo para aquellos placeres autistas que te alimentan, uno termina por echarse de menos.

Rechazo el mito que los críticos de cine no son más que unos directores de cine frustrados. Para nada. Lo que sí es irrefutable es que muchos de ellos acarrean una gran frustración.
La historia de la
(Harry) pottermanía es la del grupo guerrillero que ahora tiene la mayoría del electorado y, aún así, no presenta candidato a la elección. Lo de ellos es individualismo colectivo.

Yo antes no hablaba español. Tampoco lo entendía, jamás hubiera imaginado que algún día lo iba a terminar escribiendo. Pero las cosas suceden por algo y lo que me sucedió fue esto: terminé mirando el mundo, y a mí mismo, en español. Thank, God.




Como en los cines que nos acogieron de niños, en los que vimos, varias veces, a Stallone y Schwarzenegger en una misma tarde, lo de este jueves 16 por la noche será una doble función. “Apuntes Autistas” y la novela gráfica “Road Story”, jam session. “RS” apareció por primera vez hace doce años, se llamaba “La verdad o las consecuencias” y era el track de Fuguet en esa antología llamada McOndo. “RS” apareció por segunda vez hace cuatro años, con el mismo nombre, en el libro Cortos. “RS” apareció por tercera vez el año pasado, como una novela gráfica del dibujante Gonzalo Martínez.




Es la historia de Simón y tiene uno de los mejores comienzos que he leído: Simón siente que todo esto es un paréntesis. Los paréntesis son como boomerangs, cree. Incluso se parecen. Entran a tu vida de improviso y seccionan tu pasado de tu presente con un golpe seco y certero. Simón es un chileno vagando por USA, un Jack Kerouac post-grunge con carro y algo de plata. Simón quiere borrarse, desaparecer, dejar de ser Simón, al menos por un tiempo. Simón se dio cuenta de que su vida, tal como la conocía, no le gustaba, es más, la detestaba, tanto, que en USA ni siquiera se llama Simón. “RS”, la novela gráfica, es según Fuguet, muchas cosas, pero sobre todo dos: un story board publicado y una adaptación de Fuguet a Fuguet. Aunque, según él, insistió en que “RS” tuviera “la menor cantidad de texto posible”, estuvo cerca durante todo el proceso, como un director. Tal vez la mejor manera de pensar en “RS” es: una película de Alberto Fuguet, fotografiada por Gonzalo Martínez. Let me introduce you to Simón.


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